Tras los resultados oficiales, Muhammadu Buhari, ex militar quien gobernó el país de 1983 a 1985, es el candidato vencedor por un promedio de 5% de diferencia. En 30 de 36 estados del país africano se vio favorecido por una mínima cantidad de votos.

Buhari había sido candidato presidencial en tres ocasiones anteriores con el partido APC (All Progressives Congress, por su nombre en inglés).

El otro candidato era el pasado presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, postulado por el partido “de casa”, el Partido Democrático Popular (PDP, por sus siglas en inglés) quien buscaba su segundo mandato.

Unas elecciones extraordinarias

Las elecciones presidenciales en Nigeria se viven cada 4 años y desde la revuelta civil que culminó con la transición democrática de 1999, no habían tenido cambio en el poder sino hasta ahora.

Debido a la guerrilla Boko Haram (BH) y enfrentamientos con el ejército, las elecciones fueron pospuestas hasta el pasado 28 marzo. El ejército nigeriano estaba en combate con BH por lo que no podían garantizar un clima de seguridad para la contienda electoral.

Entre manifestaciones y disturbios por la contienda, las elecciones son consideradas históricas por el clamor de la gente para ambos partidos así como los niveles de transparencia registrados.

A pesar del diluvio, algunos analistas opinan que “han sido las elecciones más extraordinarias en toda la historia del país, porque registraron un padrón electoral de 68 millones de ciudadanos, el mayor en la historia”, señaló Malik Dechambenoit para SABC News en Nigeria. Actualmente el país cuenta con casi 170 millones de personas, es decir, cerca del 40% de la población salió a votar.

Los retos de la nueva administración

La crítica más pesada al gobierno de Jonathan, es decir, la administración pasada de 2011 al 2015, fue la falta de capacidad para enfrentar y controlar a la guerrilla de Boko Haram, la cual se unió al Estado Islámico (ISIS) el 7 de marzo de 2015. Boko Haram ha desplazado a más de 3 millones de personas del norte de Nigeria a cinco años de su instauración.

Desde la transición de 1999, Nigeria ahora es un país diferente que exige más transparencia y combate a la corrupción. Señala Dechambenoit “Tenemos que aclarar los 20 billones de dólares de la administración pasada. Dar más insumos a los empresarios garantizando un clima de estabilidad además de permitir la ayuda internacional de nuestros vecinos en el combate a BH”.

El profesor de ciencias políticas de la Universidad de Sudáfrica, Kealeboga Maphunga enfatizó que a pesar de que Nigeria es la economía más grande de África Central y el mayor productor de petróleo en todo el continente africano, sigue teniendo mucha pobreza. “A pesar de eso, estas elecciones son históricas por el uso de la tecnología, las PVCs, permanent voters cards, las TVCs, temporary voters cards, las urnas para votar con el dedo pulgar, y las tarjetas electrónicas de votación. Por primera vez en la historia, se registra una reducción significativa del fraude electoral”, puntualizó Maphunga.

Como los nuevos retos de la administración, Maphunga señaló que “el gobierno necesita empezar limpiando a casa”. Además de la importancia de seguir combatiendo a BH porque “es una vergüenza nacional e internacional, un factor que puede desestabilizar al nuevo gobierno tal como lo hizo con el anterior” así como de aclarar el robo cotidiano de 400 mil barriles de petróleo de los oleoductos nigerianos.

Las elecciones presidenciales en Nigeria se llevaron a cabo en un clima político áspero pero que no ha influido en la estabilidad económica del país. Observadores internacionales de Estados Unidos y del Reino Unido estuvieron presentes el pasado 28 de marzo en la contienda y cuando los resultados se hicieron oficiales el pasado 31 de marzo a través del Instituto Nacional Electoral (INEC), la instancia autónoma encargada del proceso electoral en Nigeria.