Ínfimo crecimiento económico
Félix Fuentes
México decepciona al Nobel de Economía, Paul Krugman, por su bajo crecimiento, y el gobierno de Peña Nieto adelanta que reducirá el gasto público en 135 mil millones de pesos en 2015.
O sea, el futuro del país refleja un panorama de gris a oscuro, y en ello influye la disminución de ingresos del gobierno en 1.9 por ciento durante el primer bimestre del año.
Autoridades hacendarias culpan de cuanto sucede en las finanzas públicas al desplome del petróleo en 46.3%.
La situación podrá ser peor el año próximo porque el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, afirmó que el crudo carece de cobertura (seguros) y proseguirá el descenso.
La administración pública no podrá ser eficiente a causa del caos energético. Del petróleo dependió en por lo menos 70 años. La economía petrolizada de tantas décadas se acaba.
Los últimos intentos por elevar la producción del petróleo e incrementar su refinación fueron hechos por Jesús Reyes Heroles, director de Pemex con López Portillo.
Después de ese sexenio quedaron en el olvido las refinerías. Y los tecnócratas De la Madrid, Salinas y Zedillo eliminaron las plantas petroquímicas, con lo cual México dejó de producir materias primas para fármacos, fertilizantes, herbicidas, fibras sintéticas, plásticos, pinturas y otros elementos base que son importados.
Hemos visto y soportado a los tecnócratas proclives al entreguismo y a acatar decisiones de consorcios internacionales.
A causa de ellos, México está en franco retroceso. En poco tiempo destruyeron la principal industria nacional, la energética.
López Portillo gritaba a los cuatro vientos su deseo de vender Pemex. No pudo hacerlo, pero socavó la paraestatal en beneficio de intereses extranjeros.
A su vez, las “siete hermanas” de Estados Unidos, las petroleras yanquis, intensifican extracciones de crudo y gas, con lo cual derrumban los precios de ambos elementos y apabullan a países productores como México, Venezuela y Brasil.
Sin las cuantiosas sumas que año tras año obtenía el gobierno federal de Pemex —un gigantesco despojo— y sin empresas que aporten grandes sumas a Hacienda por vía de impuestos, nuestra economía va en franca caída.
El Nobel Krugman se quedó corto al declarar su decepción por el débil crecimiento de México, menor de 2%. Con una agricultura exigua y una industria dominada por las trasnacionales, el gobierno no puede esperar importantes ingresos.
A ello se debe que Hacienda apriete tuercas a los contribuyentes cautivos y con su reforma fiscal asfixiante haya logrado un incremento de 16.3% entre enero y febrero pasados. Sin embargo, la caída del petróleo pone a México contra la pared.
Si Hacienda proyecta recortar 135 mil 100 millones de pesos en 2016 y cancelará programas, incluso los sociales, es inexplicable el anuncio de crecimiento para este año de entre 3.3 y 4.3 por ciento. Es otra fantasía oficial.
