Tanit Borja Martínez*

El tema de la transparencia está de moda en el discurso político, podríamos contar un sinfín de veces en las que el presidente y su gabinete lo mencionan, lo escriben y lo publicitan. No menos lo hacen en el poder legislativo. Diputados y senadores le dedican muchos recursos y horas a la mención de este tema en tribuna.

1.-Ya casi nadie duda de las posibilidades de la transparencia como herramienta fundamentalmente ciudadana que facilita que todos podamos conocer, cuánto y cómo gasta nuestro gobierno, entre mucha otra información relevante que ahora es accesible por ley y que le cuesta al país 893,200,824 millones de pesos, según el presupuesto de este año.

2.-Este viernes 10 de abril, en el marco de la VII Cumbre de las Américas  se llevó a cabo un  encuentro parlamentario –Parlaméricas– nada más ni nada menos que con el tema de “transparencia legislativa”.

3.-¿A qué se refieren cuándo hablan de transparencia legislativa? Sería fácil pensar que se trata de  lo mismo de siempre. Cuánto gastan y en qué los parlamentos del continente. Pues para conocimiento de todos, esta infamación si está a disposición del público en los portales de transparencia de la mayoría de los legislativos americanos.

4.-Lo novedoso del tema es que de acuerdo con  la Red Latinoamericana por la Transparencia Legislativa y otras organizaciones que valoran la transparencia en las cámaras, es que México, a pesar de contar con buena calificación en cuanto a normatividad en transparencia y en recursos tecnológicos para la difusión de su  desempeño como el canal del Congreso y las versiones estenográficas de las intervenciones en tribuna o la numeralia por diputado o diputada en su trabajo legislativo y votaciones, la mayor opacidad y falta de transparencia está en el trabajo al interior de las comisiones legislativas, el cabildeo y en los conflictos de intereses que puedan tener algunos legisladores en ciertos asuntos.

5.-Nadie sabe cómo se toman las decisiones al interior de las comisiones. Decisiones cuyo impacto es tal,  que los dictámenes que surgen de ellas condicionan el funcionamiento y el destino del país,  pues son los instrumentos que se votan en el pleno y se convierten en leyes.

6.-Aún falta mucho por hacer también, en el tema del conflicto de intereses. Los ciudadanos aún no podemos saber con certeza cuales diputados tienen intereses personales en algunas empresas o si existe algún vinculo familiar con sus directivos. De la mano de este tema,  va el cabildeo que sin duda requiere ser estrictamente regulado.

7.-A cinco meses con México presidiendo a nivel internacional la Alianza por el Gobierno Abierto, impulsando el tema del parlamento abierto y en vísperas de la aprobación del Sistema Nacional Anticorrupción, los mexicanos seguimos oyendo por todas partes acerca de la transparencia y el combate a la corrupción, deseando que dejen de ser temas trillados en el discurso para esperar lo casi imposible que la función pública  siga siendo un gran negocio y la carrera profesional a la que querríamos aspirar para tener casa, relojes, autos, edecanes y compras sin fin.

*Catedrática FCPyS, UNAM.