“Es absurdo pedir a un viejo de 84 años que se disfrace. Y puestos a disfrazarme me pondría una chilaba”, así que de “vestimenta normal” Juan Goytisolo recibirá mañana, en una ceremonia, el Premio Cervantes de Literatura 2014. Así lo señalo en la Biblioteca Nacional, durante un encuentro con periodistas y antes de depositar en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes dos manuscritos inéditos que no podrán ser leídos hasta dentro de un par de décadas.
Juan Goytisolo Gay, nacido en Barcelona, España, el 5 de enero de 1931, es uno de esos escritores que han levantado su obra desde los márgenes. Una escritura exigente, de pensamiento y de lenguaje, donde el presente tiene sitio y donde la tradición es reinventada en favor de aquellos “que fueron expulsados del canon nacionalcatólico”.
Pertenece -según texto del diario El Mundo.es- al linaje lector de Fernando de Rojas, de Cervantes, de Larra, de Blanco White, de Azaña, de Cernuda… Y sus libros transitan los espacios incómodos de aquellos que tienen algo que decir (a la contra) y lo dicen, desde “Campos de Níjar” a “Cuaderno de Sarajevo”, de ‘Señas de identidad’ a ‘De la ceca a la Meca’ o ‘Coto vedado’. Todo lo que ha ido sucediendo de relevancia en política, en literatura, en la realidad tal cual del mundo ha sido metabolizado por Goytisolo.
En 1956 comenzó a trabajar como asesor de la editorial Gallimard, que lo acercó más a las letras y lo alejó de sus estudios hechos en derecho.
El autor de El circo, Señas de identidad y Juegos de manos, que son consideradas sus más importantes obras, ha impartido clases de literatura; entre 1969 y 1975 estuvo en la universidades de California, Boston y Nueva York. Es un autor polifacético, cultiva la novela, el cuento, la poesía y el ensayo, pero también la literatura de viajes, las memorias, así como el reportaje; es colaborador habitual de EL País, diario para el que ha sido corresponsal en las guerras de Chechenia y Bosnia.
Es sin duda uno de los intelectuales españoles más influyentes en el extranjero; un escritor a la vieja usanza. Cuando en 2009, durante la conversación digital le preguntaron su parecer sobre el daño de las nuevas tecnologías, el intelectual respondió: “Vivo al margen de toda la tecnología moderna, sigo escribiendo a mano. Si me dicen que me quedé colgado en el siglo XX digo que me quedé colgado en el siglo XIX, porque en el siglo XX la mayoría de la gente ya tenía máquina de escribir… Yo siempre a mano. Siempre ha habido alguien que me escribía a máquina lo que escribía y ahora que me escanea lo que escribo. Es por mi incapacidad innata para las cosas prácticas, no un elogio”.


