Todo está listo para que los premios PEN American Center entreguen el galardón de este año. Sin embargo, seis novelistas residentes en Estados Unidos, han anunciado que no asistirán a la gala anual del PEN American Center, en Nueva York del próximo 5 de mayo, como protesta contra el premio que la institución concederá a la revista francesa “Charlie Hebdo”.

El australiano Peter Carey, uno de los miembros del PEN American Center junto con Michael Ondaatje, Francine Prose, Teju Cole, Rachel Kushner y Taiye Selasi, además de ser el portavoz de los detractores, en una entrevista en The New York Times, explicó que “el crimen es terrible”, pero que no tiene nada que ver con el tipo de actos que ha denunciado el Pen a lo largo de la historia. Según Carey, el PEN siempre ha actuado contra “la censura de los gobiernos” y éste no es el caso.

Carey expresó su irritación con el caso “Charlie Hebdo”, que, en su opinión, expresa la “arrogancia cultural de Francia”. Aseguró que la República “no es capaz de respetar las creencias de gran parte de sus ciudadanos”.

Por otro lado, el diario ABC.es explicó que los responsables de la sociedad literaria respondieron que el premio a “Charlie Hebdo” no busca “insultar a los musulmanes, sino tan solo rechazar el intento de una pequeña minoría de extremistas de establecer límites a la libertad de expresión”.

El semanario satírico francés que fue atacado a través de un tiroteo el 7 de enero de 2015 y que se esfuerza a duras penas por sobrevivir en los kioskos, protagonizó desde su fundación en 1992 numerosas polémicas no solo con las autoridades musulmanes francesas, sino también con las judías y con la jerarquía católica, por su sistemática y grosera burla de cualquier tipo de sentimiento religioso.

El 11 de enero, unos 2 millones de personas, entre ellas más de 40 líderes mundiales, se reunieron en París para marchas de unidad nacional, y 3.7 millones de personas se unieron a las manifestaciones en toda Francia. La frase Je suis Charlie “Yo soy Charlie” fue un lema común de apoyo a las manifestaciones y en los medios sociales. El resto del personal de Charlie Hebdo continuó con la publicación, y la siguiente edición vendió 7 millones de copias en seis idiomas, en contraste con su típica impresión francesa de sólo 60 mil copias.