Romario Dos Santos Alves, un joven de 25 años obsesionado por aumentar su musculatura y aspirante a fisicoculturista, se inyectó en sus bíceps una mezcla de aceite y alcohol para aumentarlos a tal grado que estuvo a punto de que se le amputaran los brazos, debido a las piedras de líquido que se formaron y que hubo que extirparle.
En una entrevista para el diario Daily Mail, el joven explicó que hace tres años cuando trabajaba como guardaespaldas, ya tenía la obsesión de ser un fisicoculturista profesional de la manera más rápida posible por lo que se inyectaba en los bíceps una sustancia llamada Synthol — un aceite considerado como peligroso pero que aumenta la masa muscular—.
El método le funcionó y sus bíceps llegaron a medir alrededor de 64 centímetros, sin embargo su adicción llegó a tal grado que continuamente se inyectaba hasta que se dio cuenta de que sus brazos comenzaron a solidificarse, además de que empezó a sufrir desvaríos ya que intentó suicidarse cuando su esposa tenía 6 meses de embarazo.
En un principio los médicos le dijeron que tendrían que amputarle los brazos pero posteriormenyte encontraron una manera alternativa y lograron extirparle los cristales de Synthol, que le habían crecido en los brazos.
Hoy, Romario habla a los medios de comunicación de su problema e intenta prevenir a los jóvenes que se obsesionan con el fisicoculturismo para evitar el uso de sustancias que pueden costarles la vida.
Información de El País, España
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