Geopolítica
“Declaro que mi amor a Centroamérica muere conmigo.”
Francisco Morazán
Juan Pablo Aguirre Quezada
El proyecto del “Canal Seco de Honduras” (también denominado corredor logístico) consiste en la construcción de una autopista de cuatro carriles que permita unir los océanos Atlántico y Pacífico mediante la conexión del norte y sur del país centroamericano. El proyecto puede estar concluido en 2018 a fin de competir en el comercio internacional contra el líder regional que por el paso interoceánico es Panamá, y Costa Rica, que también ha destacado en los últimos años. Cabe señalar que para que este proyecto sea viable se requiere unir por medio de la vía proyectada el Puerto de la Unión, situado en El Salvador y puertos del pacífico nicaragüense con Puerto Cortés, Honduras, con una longitud total de 487 kilómetros de extensión. Esta obra de ingeniería plantea ser una alternativa a la saturación que presenta el Canal de Panamá, y debido a que el plan considera la participación de otras naciones también es denominado “Corredor Logístico Centroamericano”, y que sus beneficios no sólo impactará en la población hondureña, sino en todos los centroamericanos, empleos y empresas. En el caso particular de la República de El Salvador el canal seco ofrece la posibilidad de que las manufacturas de este país tengan una salida a los puertos del Caribe, lo cual puede beneficiar su relación comercial con las naciones antillanas.
Adicionalmente, el proyecto permitirá para Honduras dotar de comunicaciones terrestres más efectivas para unir la capital Tegucigalpa con el eje norte-sur del Canal Seco, además de generar dinamismo económico a ciudades del interior del país, en especial San Pedro Sula e incrementar el turismo regional. Esta magna construcción es el proyecto más ambicioso del país posterior al golpe de Estado ocurrido a finales de junio de 2009 y que impidió al entonces mandatario Manuel Zelaya terminar su mandato, y que propició que la Organización de Estados Americanos (OEA) suspendiera a Honduras de dicha agrupación, hasta su regreso en 2011. Así, los gobiernos de los presidentes Porfirio Lobo Sosa (2010-2014) y de Juan Orlando Hernández (2014-2018) han puesto su esfuerzo para concretar una nueva ruta comercial entre sus dos costas oceánicas. El proyecto permitirá diversificar el comercio hondureño, ya que en los últimos años sus importaciones fueron adquiridas principalmente a Estados Unidos, México, China y a sus vecinos centroamericanos como Guatemala, El Salvador y Costa Rica, y sus socios exportadores más importantes fueron, además de las naciones citadas, Alemania y Bélgica.
El proyecto de infraestructura programado puede cambiar la situación socioeconómica de la población hondureña, que en 2013 registró un Indice de Desarrollo Humano (IDH) de .613, es decir, medio; inferior al de otros países de la región como Panamá, Costa Rica, Belice, Guatemala, El Salvador o Nicaragua. Este indicador es reflejo de una situación difícil en la sociedad, ya que Honduras es un expulsor de migrantes que van hacia Estados Unidos de América o México, por lo que las remesas son un ingreso importante para las familias de ese país. Además posee una de las tasas de homicidios más altas del mundo y el ingreso per cápita más bajo de la región. Esta situación se agrava aún más si se considera una deficiente calidad educativa en la instrucción que reciben las niñas y niños y jóvenes (56% de la población es menor de 24 años), un desempleo juvenil de 8% y de 4.5% en los adultos, una expectativa de esperanza de vida menor que otros países del continente (70 años) y que los indicadores de pobreza son mayores en las zonas rurales, situación preocupante ya que cuatro de cada diez trabajadores hondureños laboran en el sector primario.
Así, el proyecto del Canal Seco de Honduras representa una esperanza para el desarrollo de una población que necesita mejorar sus condiciones de vida y, que de acuerdo a organismos internacionales, puede ser el segundo país más pobre de Centroamérica. Uno de los retos para llevar a cabo la autopista es el tema de expropiación forzada de tierras, así como el endeudamiento del gobierno para financiar la obra. Asimismo puede existir una sobreoferta de pasos interoceánicos o carreteras usadas para tal fin, ya que por las características del continente y la infraestructura existente de carreteras, vías de ferrocarril y puertos es posible el tránsito de contenedores por tierra de un océano a otro, por lo que existe el riesgo de que el proyecto hondureño no sea tan redituable o en su caso genere una falsa expectativa de beneficios a la población y la economía nacional. Asimismo, otras naciones como Colombia o Guatemala han planteado proyectos similares, además de la competencia de la ampliación del paso por Panamá.
Pese a esta situación las obras de modernización carretera en Honduras están en marcha en diferentes tramos de lo que será el Canal Seco, por lo que pese a las oportunidades y desafíos del proyecto se puede convertir en una autopista muy emblemática a escala centroamericana. Este proyecto es atracción de inversión para empresarios chinos y españoles, lo cual puede traer beneficios a la sociedad hondureña. Aún desconocemos el alcance de la asociación público-privada en los veinte años en que durará la concesión, pero sin duda es la apuesta más fuerte en infraestructura de este país centroamericano en el lapso transcurrido del siglo XX.