Ante el tsunami propagandístico

 

Mireille Roccatti

Estamos a cuarenta días de la celebración de los comicios de medio sexenio que en buena medida decidirán el futuro del régimen en el ámbito federal y presenciaremos nuevos episodios de alternancia en algunas entidades federativas, lo cual, a querer o no, evidenciarán la fortaleza de nuestra incipiente democracia.

El mayor peligro que se vislumbra es la amenaza real de algunos mentores disidentes en alianza con “fuerzas progresistas” que han manifestado que impedirán los comicios recurriendo incluso a la fuerza —y han venido demostrando en los hechos que están dispuestos a hacerlo— y a sus acciones vandálicas, que violentan gravemente la ley y la paz pública. Las instituciones del Estado no reaccionan, ni discursivamente. En especial en Guerrero, Michoacán y Oaxaca, los tres órdenes de gobierno se perciben en estado catatónico.

Este periodo en que la ley electoral prohíbe una serie de conductas y la ciudadanía en su conjunto sufrimos un verdadero tsunami de capsulas propagandísticas de los diez partidos, más las educativas del INE, es lo más parecido a una cuarentena por riesgo sanitario. A grado tal que cuando escuchamos o miramos un comercial de jabón, nos resulta placentero. Afortunadamente sólo faltan 40 días para la elección.

Lo más desafortunado de este periodo, aunque existe un sector del “respetable” que se divierte con ello, es que desde hace algunos ayeres se imponen las campañas negativas, los insultos, las descalificaciones. Se privilegia la calumnia y la infamia sobre las propuestas o las promesas.

Al margen y en paralelo comienza a observarse cómo las principales fuerzas políticas dedican sus afanes a ciertas regiones o zonas específicas de la geografía nacional. El PRD sin duda se ocupa básicamente de la ciudad de México, Guerrero y Michoacán. El PAN cuida el norte, más el bajío y el centro del país. El PRI actúa un tanto cuanto confiado en su fortaleza territorio, pero se esfuerza en Nuevo León, Querétaro y Sonora.

Y los estrategas político electorales saben perfectamente que el corazón de la disputa y el triunfo está en la zona conurbada de la capital. En concreto, las elecciones se ganarán con los votos de Ciudad Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, Los Reyes-La Paz, Coacalco, Ecatepec en el estado de México, y con los de las delegaciones de Iztacalco, Gustavo Madero y Venustiano Carranza del Distrito Federal. A lo que habrá de sumar los votos de Jalisco y Veracruz.

A todas las fuerzas políticas sin excepción beneficia el abstencionismo que todo indica será histórico, así como la anulación del voto, porque reduce el umbral en algunos casos para mantener el registro, pero fundamentalmente para construir mayorías parlamentarias. En concreto abona a la consolidación de la partidocracia. Se equivoca la izquierda utópica que está llamando a los ciudadanos a acudir a las urnas y anular el voto. Al tiempo.