Tres de los principales líderes del golpe de Estado lanzado en Burundi el miércoles pasado fueron detenidos, informaron fuentes oficiales del país africano.

Entre los arrestados se encuentra el general Cyrille Ndayirukiye, quien advirtió horas antes que el levantamiento militar había resultado fallido; por su parte, se desconoce el paradero del iniciador de la desobediencia civil, el general Godefroid Niyombare.

La orden de detenciones avanza a la par del anuncio del presidente burundés, Pierre Nkurunziza, de su regreso al país desde Tanzania, a donde había viajado antes del levantamiento militar.

Ante este vacío de poder, en las últimas horas, se intensificaba la violencia en la capital de Burundi, Bujumbura, los combates entre las tropas leales al todavía mandatario y los militares golpistas.

La primera causa del conflicto fue el control de la radio y televisión estatales, en manos aún del Gobierno; sobre todo, para que las zonas rurales más alejadas tuvieran conocimiento de lo sucedido tras los conflictos y pudieran unirse.

A las pocas horas del golpe de Estado, Vital Nshimirimana, líder opositor sobre quien se dictó a comienzos de mes una orden de detención, recordaba en este diario que el levantamiento militar todavía debía ganar el apoyo popular; los enfrentamientos eran percibidos como un asunto interno.

Devenir de las elecciones

La figura del general golpista Niyombare es ampliamente respetada, quien fue sancionado tras recomendar en febrero a Nkurunziza que entregara el poder; a pesar de ello, el levantamiento no fue dirigido desde las fuerzas opositoras clásicas, sino desde sectores del Ejército disidentes con el Ejecutivo.

Al margen de apoyos políticos, en los últimos días, resultaba evidente el pronunciamiento político contra la decisión del presidente de Burundi de presentar su candidatura a las elecciones del próximo mes de junio para un tercer mandato.

En abril pasado, Nkurunziza fue elegido candidato a las presidenciales por su partido, a pesar de haber cumplido ya dos periodos de cinco años que marcaba la Constitución; una decisión que los partidos opositores consideran que amenaza la estabilidad del país, tras doce años de guerra civil.

Después de los intensos combates este jueves entre los golpistas y las fuerzas de seguridad del país, las calles de Burundi, que apenas hace una década salió de una guerra civil (1993-2005), estaban este viernes tranquilas.

El Gobierno ha recuperado el control de la capital y el presidente Nkurunziza se dirigirá al país en un discurso en las próximas horas.

Información de El País, España/ABC, España