Encuestas, debates y redes sociales
José Luis Camacho Acevedo
Durante estos meses de campañas políticas se han construido castillos de arena, ahora en la recta final y a una semana de las elecciones seremos testigos de la realidad.
Son varias las herramientas y estrategias que se han tratado de explotar para tratar de dar una imagen más provechosa, lo cual ha dependido del candidato y el partido, las más representativas las enlistamos a continuación.
Encuestas a modo
Al igual que en 2012, las encuestas han fungido un papel protagonista en este proceso electoral, sin embargo, una gran parte carece de seriedad y, por consecuencia, de credibilidad entre la ciudadanía. Durante todas estas semanas nos atiborraron de encuesta tras encuesta, algunas de ellas presentaron grandes disparidades en sus resultados.
Las provenientes de las casas encuestadoras con mayor “prestigio” nos dejaron un mal sabor de boca en 2012, pues sus previsiones estuvieron muy lejos de la realidad, por lo mismo es difícil que para estas elecciones se pueda confiar en sus resultados.
Asimismo también hay encuestas que supuestamente realizaron empresas prácticamente desconocidas, que pronostican resultados muy inverosímiles porque la percepción en las calles es muy distinta.
Estos factores están provocando que los mexicanos ya no confíen en las encuestas y que aumente la percepción de que están hechas a modo de los candidatos, como dice el aspirante a la gubernatura de Guerrero, Jorge Camacho Peñaloza: “las encuestas son de quien las paga”, ¿será?
Al respecto, vale la pena mencionar las encuestas que el diario neoleonés El Norte ha publicado en las últimas dos semanas, en las cuales de manera sospechosa y muy amañada Jaime Rodríguez, el Bronco, es el gran ganador por una amplia diferencia.
Lo cierto es que no podemos confiar en las encuestas que lo presentan como el ganador a la gubernatura de Nuevo León, ya que el apoyo que manifiesta gozar solamente es visible a través de las redes sociales.
Por cierto, en caso de que el Bronco llegará a ganar las elecciones se enfrentaría a un largo mandato en soledad, pues al no ser parte de un partido político le harían falta los aliados políticos, pues no los tendría ni en territorio con los alcaldes, ni en el Congreso estatal.
Muy sospechosa resultó la solvencia económica de el Bronco, aunque ya salió el presidente de Femsa, José Antonio Fernández Carbajal, el Diablo, a asegurar que no patrocina al candidato, ¿entonces quién?
Seguidores falsos en redes sociales
Cada vez hay más empresas dedicadas a conseguirte un mejor estatus en tus redes sociales, sobre todo en Twitter, la estrategia se basa en el aumento descarado de seguidores, empero, la gran mayoría son falsos, ¿así cómo?
He revisado dos casos que resultan la evidencia monumental de la perversión, pues aparentemente hay fenómeno de seguidores en redes sociales, sea Twitter o Facebook.
Un tipo que es aspirante a la alcaldía de Naucalpan por el PAN, Edgar Olvera, en un solo día pasó de tener de un poco más de mil seguidores a más de 30 mil. Ese ritmo de fans no lo consigue ni el prestigiado señor Obama. Sinceramente, candidato naucalpense Edgar Olvera, aquí hay gato encerrado.
Y es que después de dar un breve recorrido en las redes sociales, podemos observar fácilmente que hay cuentas de Twitter con un número de seguidores increíble. Por ejemplo, el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, después del incidente del niño muerto por la Ley Bala, aumentó sus seguidores en Twitter de forma exponencial, ahora tiene 185 mil. Y en el colmo de los colmos, el raterazo de Fidel Herrera Beltrán tiene ¡394 mil seguidores!
Comprobar que los seguidores de estos “famosos” políticos son falsos es muy sencillo, existen herramientas digitales como Twitteraudit que hacen el trabajo por ti. Y es que la vanidad que se infla al obtener miles y miles de seguidores en un solo día tienta a cualquiera; un informe colombiano llamado Twiplomacy reveló que incluso las cuentas de los presidentes latinoamericanos presentan un alto porcentaje de seguidores apócrifos. Digo, está bien que se metan al lodo, pero no se atasquen tanto.
Debates entre los candidatos
Los debates deberían ser la herramienta idónea para que los candidatos enfrentaran de forma inteligente sus propuestas para mejorar México, en uno más justo, con un gobierno más honesto. Sin embargo, el formato de la gran mayoría de los debates solamente abonó a la descalificación mutua de los candidatos. Lo cual dificulta saber a ciencia cierta saber quién es el ganador de la contienda.
Resumo en tres puntos lo que he visto en los debates que he presenciado.
1.- El formato de la mayoría de los debates es tan irregular que desde su inicio se ve que no tienen ni origen y mucho menos destino. Pues al principio los candidatos comenzaban muy tranquilitos y hasta con mesura, sin embargo en el transcurso del debate daban a conocer su verdadera personalidad, atropellando las intervenciones de los otros, y tocando los temas de una forma desordenada y sin lógica.
2.- Ocurre lo mismo que en las encuestas, el ganador del debate según el “estratega” que así lo afirma es el candidato cliente. En sus resultados donde dan a conocer al ganador no presentan ni la metodología, ni las estadísticas en las cuales basan sus resultados. Es decir debemos creer su resultado sólo porque así ellos lo dicen.
3.- Entonces, ante tanto desorden y la falta de estadísticas y metodologías serias por parte de los especialistas que califican quiénes son los ganadores, surge la duda: ¿cómo se puede calificar el caos? A menos de que se trate de una teoría del caos relativa a la física pudiera hacerse un esfuerzo. Pero los debates son una ensalada de locos, igualita a la que tenían en su tiempo el loco Valdés y sus compañeros Alejandro Suárez y Héctor Lechuga en su gustado programa.