Uno de los autores del cine español durante las últimas cuatro décadas, Vicente Aranda, muere hoy a los 88 años. Su desaparición llega seis años después de su última película, “Luna caliente”, la cinta con la que cerró 45 años de trabajo en primera línea. Así lo informo la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas a través de twitter.

Padre de dos hijas, Aranda veía hasta hace poco dos o tres películas diarias y decía que le gustaba sobre todo trabajar, aunque también disfrutaba comer, y le divertía mucho la amistad.

Según información de elpais.com, la historia de Aranda –Barcelona, 9 de noviembre de 1926- empezó en los años 60, en aquel momento de impulso llamado la Escuela de Barcelona, una especie de réplica española de nueva ola francesa de los años 50. De esos años iniciales queda el recuerdo nítido de “Fata Morgana” y “Brillante porvenir”, dos películas pioneras en el propósito de retratar una burguesía culta y encantadora que se dejaba llevar por el “dolce far niente”. Un tema que hoy resulta muy moderno.

Por el camino, se fueron dibujando los temas clásicos en la obra de Aranda: el sexo, la dependencia, la crueldad, la violencia y la literatura. “Las salvajes” fue otro alto en su carrera; fue la película que culminó los años brutales del cineasta barcelonés con un thriller” -cuando no se hacían “thrillers” en España- sobre un policía y una prostituta que entablaban una relación de amor-odio, definida por un escenario claustrofóbico. Fue también la película que condujo a Aranda a un nuevo momento en su carrera: el del éxito.

Inspirado con frecuencia en novelas, de Juan Marsé especialmente, y también de Vázquez Montalbán, Antonio Gala o Fernando Delgado y en clásicos como Carmen (2003) o Tirante el blanco (2006), Aranda conseguía traducir los textos ajenos en obras propias. En ellas nunca estuvo ausente el humor a pesar de su carácter aparentemente huraño, de perenne cascarrabias. A lo que él respondía: “Es algo que da la edad”. Ante su fama de obseso sexual por sus obras, decía con sorna en las entrevistas: “El sexo me interesa; eso por descontado”. De sus películas señalaba que eran “como el vino: mejoran con los años”.

Entrevistado por el diario elmundo.es, el director y escritor Manuel Gutiérrez Aragón explica que Vicente Aranda era “un director todo terreno”. Hizo muchas clases de cine, muy variado. Empezó haciendo películas muy modernas, como Fanny Pelopaja o La novia ensangrentada, unos títulos en los que retrató la Barcelona más moderna, para luego realizar Amantes o Libertarias. Como director admiró mucho la variedad de temas que tocó, películas de fuerte sentido erótico o históricas. Fue un realizador muy riguroso en la puesta en escena y en la dirección de actores.