Hay que limpiar México de inmundicias
Félix Fuentes
Bajo el gobierno del Partido Popular encabezado por Mariano Rajoy, España es el país más corrupto de la Unión Europea y en el ámbito de 175 países se ubica en el lugar 38.
Analistas y encuestadores creen que en las próximas elecciones el Partido Popular perderá Madrid, la capital española, y otras provincias.
Culpan, entre otros personajes, a dos vicepresidentes, a una infanta y su marido, al jefe de patrones sindicalistas, así como a exministros, parlamentarios, consejeros y alcaldes, por sus sórdidos ilícitos.
El reciente escándalo de Rodrigo Rato, exvicepresidente del Fondo Monetario Internacional y acusado de lavado de dinero, fraude y “alzamiento” de bienes obliga a dirigentes del Partido Popular a cambiar su estrategia electoral para los próximos comicios.
Pues México navega en un mar de mayores turbulencias debido a la corrupción. De acuerdo con el índice de percepción de 2014, elaborado por Transparencia Internacional, nuestro país ocupa el lugar 103 de 175 naciones, y en el ranking donde 0 representa el máximo nivel y 100 el menor, la nación nuestra se localiza en el casillero 35.
Es imposible saber qué tanto se va a ganar con las nuevas leyes de anticorrupción y transparencia. En torno a las mismas fue elaborada una excesiva promoción, como si con tantos bodrios reformistas se pudiera poner orden en México y limpiarlo de inmundicias.
Legisladores de oposición advirtieron que el PRI y el PVEM impidieron la reforma al artículo 108 de la Constitución y mediante ella se retiraría la inmunidad al presidente de la república.
También conservaron el fuero para altos funcionarios, gobernadores, alcaldes y legisladores, por lo cual deberá recurrirse a juicios de desafuero para proceder contra figuras corruptas, ejecutivas y de los congresos.
Ese precepto proteccionista permite a funcionarios incurrir en ilícitos y auspiciar corruptelas entre sus subordinados. Es común escuchar a policías cuando dicen: “Si el jefe roba ¿por qué no lo voy a hacer yo?”
El presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, José Luis Beato, dijo de los empresarios: “todos en algún momento, todos, han tenido que dar una mordida para que el documento salga más temprano y, pues, eso es corrupción”.
También: “En este país, si no conoces a nadie, no te atienden ni en el Seguro Social”. Agregó lo sabido en exceso: “Para nosotros no es un problema de leyes, sino de ejecución de leyes”.
En efecto ¿para que tantas leyes, si autoridades de los diferentes niveles hacen caso omiso de ellas?
Arquitectos e ingenieros constructores se obligan a pagar “mordidas” en todas las dependencias del Gobierno de la ciudad de México.
Desde el arribo del PRD a la Jefatura del DF, los trámites para licencias de construcción se multiplicaron, así se trate de obras o casas de bajo costo.
Cada trámite tiene un precio y es mejor pagarlo a la brevedad porque, si es pretendida la ruta legal, cada requisito tardará tres meses en ser aprobado y se corre el riesgo de que la licencia respectiva no sea aprobada.
Sugieren los constructores que Miguel Ángel Mancera envíe a alguien de su confianza a obtener una licencia y sabrá entonces cuánto cuesta y el tiempo perdido en ese infernal laberinto.
¿Ignora el señor Mancera que los taxistas y microbuseros, ¡todos¡ pagan cuotas para violar todos los reglamentos y nadie los detenga?
