Entrevista a Fermín Bouza Álvarez/Sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid

Ofelia Alemán García

En las calles se repite insistentemente “sí se puede”.

Nosotras y nosotros decimos: “Podemos”.

Manifiesto Mover ficha

Primero surgieron las palabras anarquistas pero espirituales del Manifiesto Mover ficha. Luego el discurso se expandió hacia las elecciones al Parlamento europeo en donde fue la cuarta fuerza más votada. No era un espejismo político; el partido político de ciudadanos reales llamado Podemos era una realidad. El auge masivo en redes sociales de Pablo Iglesias Turrión —la cabeza del movimiento— pasó de cien mil a seiscientos mil seguidores en Facebook de mayo a julio de 2014 según el periódico Público. Y con él, las expectativas de los más inconformes se amalgamaron.

La gente pedía un cambio

A un año de su constitución en enero de 2014, Podemos convocó en redes a la Marcha del Cambio desde la Plaza de la Cibeles hacia la Puerta del Sol en Madrid. Más de cien mil esperanzas caminaron ese día. Luego vinieron las elecciones en Andalucía en donde los españoles comprobaron que sí podían influir en el resultado. Podemos fue la tercera fuerza más votada entonces.

Estaba claro que la gente pedía un cambio. La fuerza con la que España se levantó del franquismo, el vigor que deslumbró al mundo en 1986 cuando dijo “sí” a la Comunidad Económica Europea, precursora de la Unión Europea, la España que nos regaló los mejores juegos olímpicos de la historia, en palabras del barcelonés Marqués de Samaranch, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, la España con su capital, reconocida como cuna de la cultura universal, Madrid, esa España se había dormido. El estatus estaba perdido. ¿Quién puede levantarse en medio de la marejada de malestar para intentar salir adelante? Los ciudadanos. Si Podemos nace del caos, probablemente logre la estabilidad que deberá ser duradera. Podemos despertó a la gente y los animó a cambiar.

Así las urnas de la inconformidad y el hartazgo se fueron llenando de millones de votos para las elecciones municipales del 24 de mayo pasado. Manuela Carmena quedó segunda, no en los suburbios, sino en la capital de España: Madrid. Y Ada Colau pasará a la historia como la primera alcaldesa ciudadana —no política— en Barcelona, la segunda circunscripción más importante después de la capital. Lo que está pasando en España lo veremos en esta ocasión a través de la óptica de Fermín Bouza Álvarez, doctor en sociología de la Universidad Complutense de Madrid en España, destacado académico y prolífico escritor.

El desempleo más alto de Europa lo tiene España. En las marchas ciudadanas no se distinguen ya las clases sociales. Tanto padece el pobre de ayer como el ahora empobrecido. Esta crisis ha alimentado el hartazgo de la gente con frustraciones y desasosiego. Con lo que traían puesto, algunos zarparon a altamar. No sabemos hacia dónde los lleve esta nueva barcaza, pero cada vez más ciudadanos suman votos hacia su puerto más próximo: las elecciones generales en noviembre.

¿Cómo se ve en España el triunfo de Podemos?

Hay un porcentaje grande de la población que lo ve con cierta alegría porque supone un camino nuevo y hay que intentar caminos nuevos. Hay otro porcentaje que lo ve con sorpresa pero no lo rechaza. Y un otro porcentaje que lo ve con prevención. Digamos que es un tercio, un tercio y un tercio de la población.

Está muy dividido el panorama…

Efectivamente, está muy dividido. Ésa sería una contestación rápida.

 

Crisis tremenda

Podemos llega con la confianza de la gente que votó por ellos. ¿Podrán con la ingeniería del Estado español? ¿Podrán con las encomiendas políticas? ¿Es suficiente con eso? Porque no tienen experiencia política…

Hay una cuestión al margen de eso que la gente pide: que se intente. Estamos viviendo una crisis tremenda cuya salida es todavía peor que la crisis, es decir, se hace constar de una reducción de los salarios, del consumo, de un empobrecimiento y del pago en general. Esto se supone que es el camino de la “recuperación económica”. Hay muchas dudas sobre si esto lleve efectivamente a algún lugar nada agradable. Por lo tanto, a lo que primero responden estos movimientos es al malestar, que es muy intenso. No se queda sólo en las fronteras de Podemos sino que se extiende en general a toda la izquierda, y a una parte de la derecha porque uno de los fenómenos más importantes que están ocurriendo en esta crisis es un cambio en la estructura social del país. Es decir, la crisis ha empobrecido a las clases medias, ha arruinado a clases medias altas, dueñas de negocios, de comercios. Toda esta gente que apoyaba normalmente una política más bien conservadora está pasando a una política más bien progresista que es la de Podemos, el intento de hacer una política nueva, eso es lo que seduce a la gente.

Todos en el mundo tenemos los ojos puestos en España. No se había visto un triunfo de la izquierda así de contundente. La llegada al poder de Alexis Tsipras en Grecia. ¿Es un punto de referencia del triunfo masivo de la izquierda en Europa?

Sí y no. Como en toda la política europea, el eje izquierda/derecha —aunque Podemos no lo quiere usar mucho— es importante en Grecia, España, Francia, incluso en Alemania aunque no lo parezca. Ese eje está presente en todas partes. La política se hace con ese eje bien claro. Grecia también tiene ese eje puesto. Y es que con el paso del tiempo y la crisis, ese eje se va difuminando, va desapareciendo. En España empieza un poco a desaparecer con el cambio de estructura social. Llega un momento en el que ya no sabes si votas por la izquierda porque eres de derecha, si votas a la derecha y eres de izquierda, no sabes realmente muy bien lo que estás haciendo. Pero lo que pides es que las cosas cambien, y alguien que se atreva a intentar cambiarlas. Esto es uno de los secretos del éxito de Podemos.

Podemos son perfiles de ciudadanos casi comunes y corrientes. Pablo Iglesias tiene toda la facha de un estudiante universitario, un académico estudioso, no de político. El punto es que ciudadanos comunes se colaron a las dos circunscripciones más grandes de España. En Madrid, Manuela Carmena se quedó a un concejal de diferencia de la alcaldesa, y en Barcelona arrasó Ada Colau, una prominente activista social. ¿Cuál es su opinión de ambas?

Manuela Carmena fue una abogada laboralista, hoy es una excelente juez jubilada. Es una persona muy seria, muy sensata, con muy buena empatía con la gente. Es una persona muy agradable, incapaz de hacer alguna insensatez. Es una persona muy seria, que no se meterá en aventuras de ninguna clase. Ella hará lo que tenga que hacer y lo que han dicho que van a hacer. A su paso como juez en la primera Navidad bloqueó los mecanismos de desahucio.

En el caso de Ada Colau en Barcelona, se hizo líder precisamente con el tema de los desahucios, un tema muy importante en España. Ella es muy parecida a Manuela pero es mucho más activa, es más joven y habla mucho más. ¡Es una gran activista! También muy sensata y muy acostumbrada a lidiar con situaciones complicadas.

Ya no se trata del político clásico, que hacía una carrera para ser político, aprendía tres idiomas, y luego ya era político. Se trata de gente salida del pueblo directamente con muy buena preparación pero no son políticos profesionales. Son políticos que llegan a ese cargo a través de luchas y pesquisas de cada uno de ellos. Es el caso de Ada Colau sobre todo. Un modelo nuevo de políticos.

Hay muchas Europas

Ampliando el tema, ¿cuál es el contexto de los desahucios en España? Porque Ada Colau es activista en este cometido.

Es un tema jurídico que no es de mi especialidad pero en general se han dado pasos de que todas las familias que no hayan pagado, que no pueden pagar en este momento, vayan a la calle directamente. Y hay pasos intermedios, largos, que los jueces tratan de ampliar, que van dando oportunidades a estas familias al borde del desahucio para que se capitalicen de alguna manera, para que intenten ir pagando eso de otras dos o tres formas, etc. Es decir, ya hay facilidades. Ahora se va a intentar hacer algo más fuerte, más radical y Ada Colau es la que lleva esta batuta principalmente.

El desahucio es un tema cívico moral, es un tema de grandes multitudes. Éste no es el tema que se dice nada más en las elecciones para Ada Colau ni para Manuela Carmena. ¡Es el fondo cívico de los nuevos políticos! El espectáculo de ver todos los días a cientos de familias apaleadas por la policía en la calle, que no tenían ni dónde caerse muertas. Un espectáculo insoportable.

Esta situación es terrible. Gente desempleada, con una hipoteca encima, ¿de dónde saldrá el dinero para pagarla? ¡El banco te come!

Hay que buscarles trabajo. Hay que movilizarlos. Movilizarse en cada caso en concreto a través de su familia, sus vecinos. Activar a una familia, ponerlos a trabajar como sea, de alguna forma. Moverse para eso y también parar los tiempos bancarios, ampliarlos.

Ya empiezan las reacciones internacionales en prensa, sobre todo en Europa. Pareciera que están espantados de lo que está sucediendo en España. Se preguntan ¡cómo es posible que haya ganado la izquierda! ¿Cuál sería el impacto de este fenómeno para Europa?

Hay muchas Europas. La idea de que Europa está escandalizada no es real. Es posible que Bruselas —la derecha europea más conservadora— esté escandalizada de que ganen los movimientos sociales las elecciones en España. Pero nada más, es decir, ésa es una Europa muy conservadora. Nunca se le dio importancia a las elecciones europeas, pero ahora la tienen realmente. Y estamos pagando no haberle dado importancia para intentar entrar en los parlamentos europeos con más poder. Intentar meter a la gente de izquierda mucho más. En este momento quien manda es el ala conservadora; entonces, para la gente de derecha es un problema que haya ganado gente de izquierda que vaya a intentar reivindicar otros caminos, otras formas. La verdad es que se soporta muy mal la crisis en estos momentos, muy mal.

 

Corta o larga duración

En México vemos el rostro de Mariano Rajoy desencajado, muchos políticos no saben cómo tomar esto. Es un fuerte revés al Partido Popular, que podría tener un gran impacto en las próximas elecciones de noviembre para renovar al primer ministro.

Es cierto, no es una hipótesis. Hay cambios fuertes en la estructura social. Lo que acaba de ocurrir no es un problema puntual que suceda hoy y mañana desaparezca, es un punto en un proceso mediante el cual nuestras clases sociales —que se han reestructurado— están ensayando un nuevo voto. Y son ayudadas por la izquierda y más. Estamos asistiendo a un cambio de vínculos entre ciertos sectores sociales y en este caso también del Partido Popular.

 

¿Podríamos resumir diciendo que España está reinventando la democracia?

La democracia la reinventamos todos, todos los días. Sería mucho decir que aquí estamos reinventando la democracia. Pero siempre que hay movimientos de esta clase, que desplazan las rutinas por algo nuevo, algo que es muy apegado a los pueblos, y si se hace bien, con sentido común, sí podemos decir que estamos mejorando la democracia. Mejorándola.

 

Ahora estamos apantallados con el triunfo, pero en un escenario futuro, después de esto, ¿ qué sigue?

Sigue comprobar hasta qué punto esos cambios que la crisis hizo en la estructura social en todas las clases y estratos en el país dan cómo resultado cambios políticos estables. Y por lo tanto los movimientos emergentes no han venido para quedarse. Queda comprobar que éste es un proceso corto o de larga duración. Mi impresión es que es de larga duración que corresponde a causas muy profundas.

@ophelyas

 

Las opiniones libres de Fermín Bouza Álvarez pueden consultarse en su blog personal http://elvotoconbotas.infolibre.es