Entrevista a María Hernández/Curadora de la muestra

Jacquelin Ramos

Se cuenta que la primera vestimenta fue confeccionada con pieles y cueros de animales o con hojas y grandes plantas amarradas al cuerpo. Con el tiempo, comenzaron a utilizarse distintos tipos de fibras y tejidos naturales (como el algodón o la seda) y sintéticos (como el poliéster).

Actualmente existen prendas denominadas inteligentes, capaces de cambiar su color o de generar energía; todas ellas para cumplir dos funciones básicas: proteger y cubrir partes del cuerpo.

No obstante, vestirse implica más que una necesidad. Es también un medio de expresión personal y cultural, una forma de mostrarse a la vida y a la sociedad. De allí que el vestir sea un elemento más que, con el paso del tiempo, documenta las maneras de ser y hacer de los conjuntos humanos.

Por ello, un significado más amplio y profundo se puede encontrar en piezas que dan cuenta historias importantes de México, como el traje de Benito Juárez, las casacas de Vicente Guerrero y José María Morelos, el chaleco de Manuel Tolsá, el vestido y los zapatos de la emperatriz Carlota, vestimentas que son parte de la colección de indumentaria que resguarda el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec.

Motivos

En entrevista a Siempre!, la curadora María Hernández explica que la exposición Hilos de Historia. Colección de Indumentaria del Museo Nacional de Historia reflexiona, a través de tres ejes temáticos, sobre el inicio de la colección en el año 1900 cuando Isabel Pesado viuda de Mier donó cuatro vestidos que fueron exhibidos por el entonces director Francisco del Paso y Troncoso, comenzando así la recopilación de indumentaria que ahora cuenta con un acervo de más de 10 mil piezas, reunido a lo largo de 114 años.

Asegura que no se trata de una exposición de modas porque su motivo no es el nombre de un diseñador, sin embargo, historiadores o estudiosos de la moda encontrarán razones suficientes para hacer de su visita algo interesante, además de ser pensada para mostrar la historia de las piezas, de por qué son importantes y por qué están exhibidas. Pero sobre todo, para que el publico encuentre seguramente la pieza de su agrado, de su elección.

¿Por qué el Museo Nacional de Historia decide por primera vez mostrar su colección de indumentaria?

El museo decide sacar esta muestra porque quiere difundir sus colecciones, quiere que el público conozca el patrimonio que conserva y en este caso lo hemos delimitado a la colección de indumentaria del Museo Nacional de Historia mostrándole objetos que tienen que ver con el vestir, sean vestidos para cubrir el cuerpo o para lucirlos, así como algunos accesorios.

Tiene 70 años el Museo Nacional de Historia de habitar el Castillo de Chapultepec. Nunca en ese tiempo se había dado el caso de tener una exposición temporal dedicada a la indumentaria. Si bien hay salas en la exposición permanente en las que siempre ha habido ejemplares del vestir, pero no habían estado inmersos en un guión, en un discurso.

Las colecciones del Museo Nacional de Historia tienen una historia muy larga que llega hasta el Antiguo Museo Nacional que se ubicaba en la calle de Moneda. En el Antiguo Museo Nacional estuvo ahí con colecciones arqueológicas naturales, pero las que se refieren a las de historia pasaron a Chapultepec en 1944, que es cuando abre sus puertas, y de esas colecciones de historia vienen muchas prendas de vestir y accesorios. Por lo que nos damos cuenta que estamos en condiciones de hacer una cuidadosa selección. De hecho este museo es el único del país que tiene cuatro ejemplares de vestidos —tres de seda y uno de terciopelo— novohispanos o virreinales, que se usaron en estas tierras, donados por Isabel Pesado viuda de Mier, y exhibidos por el entonces director Francisco del Paso y Troncoso.

Tuvimos muchos motivos para pensar en una selección de este universo tan grande. Cada una de las piezas están por algo. Quisimos mostrarlas al público porque son patrimonio que el museo conserva y que ahora podemos exhibirlas de esta manera.

Este museo, como el Antiguo, han hecho crecer este acervo gracias a las compras con base en su presupuesto y en las donaciones que se han recibido gracias a la generosidad de muchas personas, deseamos mostrar desde que comienza la colección en 1900 hasta nuestros días.

¿De qué trata la muestra?

Lo que ustedes pueden ver en la exposición, que no necesariamente tiene que ser recorrida en un orden cronológico y tampoco es una “exposición de modas” porque su motivo no es el nombre de un diseñador, sin embargo, los historiadores y estudiosos de la moda van a encontrar aquí razones suficientes para hacer de esta visita —la que pueden hacer ellos— algo interesante. Esta exposición está pensada de esta manera para que quien venga aprecie, admire y a lo mejor estudie ciertos objetos que le llamaron la atención. Aquí van a encontrar la historia de la colección, de las piezas, de por qué son importantes y por qué están exhibidas.

Hay una sala donde se destacan los materiales y las técnicas que en otra época se usaron. Después tenemos un espacio dedicado a las prendas sobresalientes con las que empezó la colección y, en otro más, mostramos los ejemplares recientemente adquiridos, donados hace un par de años.

Por ejemplo, de los hombres hay exhibida una casaca que llegó en 1894 al Antiguo Museo Nacional y que perteneció a Vicente Guerrero; esa casaca fue donada por su nieto Vicente Riva Palacio, junto con un lote más amplio de piezas, pero que para esta exposición quisimos exhibir sólo la casaca. Poco después los descendientes de Benito Juárez entregaron piezas del expresidente de México, de cual estamos exhibiendo un traje. Relacionado con este tipo de personajes también tenemos una importante pieza para el museo que es la casaca de Morelos, con una larga historia porque a Morelos le recogen su equipaje en una de las batallas cuando los soldados realistas le están dando alcance —esas prendas son muchas más de lo que estamos mostrando—, las recoge el virrey y las manda a España y ahí permanecen muchos años exhibidas, hasta que en 1910 con las fiestas del Centenario, Porfirio Díaz recibe estas prendas de regreso como un gesto de amistad de España a México. En este mismo espacio también tenemos un chaleco que perteneció al escultor español Manuel Tolsá, también donado por un descendiente de él, y una banda que perteneció a Francisco I. Madero.

Presencia de la mujer

Se habla de que esta exposición muestra de algún modo el ingreso de la mujer como sujeto histórico en el espacio de los museos. ¿A qué se refieren con esto?

Es una muestra donde se nota que la presencia de la mujer es notable desde 1900, porque antes de esa fecha, las piezas de indumentaria que llegaron al museo eran de los hombres, de los hombres que tienen un lugar destacado en la historia de México y que, por ello, tenemos un espacio dedicado a estos personajes.

Pero también vimos que con respecto a los niños —al igual que las mujeres— estaban ausentes prácticamente en las colecciones del museo; sí había uno que otro ropón, pero ahora se ha preocupado el museo por comprar una colección donde haya ejemplares variados en cuanto época, materiales y diseños, porque es importante que el museo cuente con esa clase de objetos para sus propias exposiciones temporales y permanentes.

En la exposición tenemos indumentaria que usaron los señores, aunque con un número menor, pero también representativo. Aquí vamos a tener representados a hombres, mujeres y niños invariablemente, unos más, a otros menos, pero sí están.

¿Cuáles son los criterios que movieron el trabajo curatorial de la exposición?

Los criterios son muy sencillos, destacar la colección de indumentaria en cuanto a las prendas excepcionales, que en este caso estamos exhibiendo 152 de las que originalmente habíamos propuesto, sin embargo, aquí delimita mucho el espacio, las prendas de indumentarias se deben de exhibir así como se usaron, con esas faldas tan amplias, esos vuelos, las caudas, es un espacio amplio el que requiere, especialmente la colección de indumentaria. Por lo que la curaduría se basó principalmente en cuanto a la antigüedad de la prenda, porque si ustedes se dan cuenta, al visitar la exposición se encuentran con diferentes prendas que se usaron en la época novohispana en el siglo XVIII y que las tengamos en un museo de historia es aún más importante, porque nos habla de ciertos segmentos de la sociedad, de ciertas personas que pudieron usar estas prendas.

Las prendas de vestir no siempre las podemos identificar por su creador, por su autor, porque no se acostumbraba. Las prendas que sí las tuvieron antes fueron, por ejemplo, los zapatos. Tenemos datos de que algunos fueron hechos en la casa Meyer, que fue una casa inglesa que se estableció en París y que confeccionó los zapatos de la reina Isabel, y así se ostentaban en su marca.

¿Cuál es el valor histórico que guardan estas piezas?

Primero hay que pensar en todas las organizaciones gremiales que se dedicaron a confeccionar cualquier prenda, cualquier pieza de vestir desde los bordadores, los calceteros, los jugueteros, etc. Las mismas mujeres que establecían en su casa un tallercito, la costurera, la modista que antes y después de la máquina se dedicó a esto, hasta a los grandes diseñadores que hoy podemos tener objetos hechos por ellos, por ejemplo, piezas de Chanel.

Todos éstos son elementos que a una prenda la convierten en histórica porque hay modo de indagar quien confeccionó, realizó, creó, usó y vistió. Todas éstas son vertientes que los historiadores pueden seguir para hacer más amplia la historia de una pieza.

Definitivamente es una ventana al pasado. Todas estas prendas tienen que ver con la historia de México. No porque se hayan hecho aquí, porque muchos de estos ejemplares no se hicieron en estas tierras. Vienen de otros países, pero se usaron aquí. Es muy importante que el Museo Nacional de Historia los exhiba porque es patrimonio. Finalmente este museo se maneja con un presupuesto de la federación, entonces se ejerce al adquirir objetos que nos van a permitir conocer la historia de nuestro país, además de la misión que tiene el INAH de conservar, estudiar, difundir. Creemos que estamos cumpliendo todo eso con esta exposición. Creo que a raíz de esta exposición a mucha gente le va a interesar acercarse al museo.

 

Criterios para la selección

¿Cómo se llevó a cabo el proceso de selección de las piezas, sobre todo porque se exponen 180 piezas de una colección de diez mil?

Efectivamente, la curaduría de indumentaria tiene aproximadamente 10 mil piezas, si tenemos en cuenta que un botón es una pieza; hay aplicaciones que a veces son piezas pequeñas pero son piezas, si sumamos todas éstas, son cerca de diez mil. Ahora, planteamos la selección en dos situaciones: uno, la historia de la pieza y las personas que los usaron. Dos, los materiales que se han utilizado para la confección de estas piezas. En cada una de ellas se encuentran materiales y técnicas que ya no se usan o ya no existen y el diseño es diferente. Además las condiciones de la prenda tienen que ser las adecuadas para exhibirse.

En cuanto al depósito de las colecciones, los restauradores recomiendan que haya una rotación de lo que se exhibe en las salas, hay que cambiar en cada determinado tiempo esa pieza por dos motivos: mandarla a reposo y que no se dañe, y sacar de lo que se guarde en el depósito piezas para que tengan la oportunidad de que se difunda, que se conozca.

Como estudiosa de indumentaria del Museo Nacional de Historia, aspiro a que haya otras exposiciones temporales como ésta dedicada a la indumentaria; pero, ¿qué pasa?, el acervo del Museo Nacional de Historia es muy amplio, rebasa las cien mil piezas que están divididas para su estudio en curadurías.

Tenemos la curaduría numismática, que reúne entre 25 y 30 mil piezas troqueladas en plata y cobre, también las hay de latón, níquel, cuproníquel, plomo, acero, bronce, oro y papel, en diferentes formas.

Tenemos la curaduría de tecnología y armas, la de mobiliario y enseres domésticos, la de pintura, escultura, dibujo, grabado, y estampa; y la mas recientemente creada que es la curaduría de arqueología, porque Chapultepec es un sitio arqueológico de estudio. Creo que lo justo sería que las curadurías que le acabo de mencionar también proyectaran exposiciones como ésta, y serían igualmente atractivas, ya sea colección de armas, de relojes o de muebles, sería igualmente interesante.

¿Qué tan aceptada es la exposición por el público, aun cuando se habla de indumentaria y no de una obra de arte?

Hasta ahora podemos decir que la exposición ha sido aceptada, del agrado de nuestros visitantes; al jueves de la semana pasada nos comentaron que llevamos cerca de 72 mil visitantes, la cifra es muy alta, pero queremos que venga mucha más gente.

Esta exposición se anunció desde antes de que se empezara a montar la muestra, se dispuso de alguna forma para hacerle ver al público que se estaba trabajando en una exposición temporal de indumentaria. El personal encargado de esto vio el modo de hacer el contacto y nos siguieron antes y durante el montaje, y en la inauguración. Hubo gente que nos lo dijo: “yo los he estado siguiendo, estoy muy emocionado, me gustó mucho la exposición”.

Nos gustaría por supuesto la segunda parte de esta exposición, pero el museo tiene otras colecciones tan importantes como ésta. Creo que lo que el museo podría hacer es planear exhibiciones de su colección como de este tipo. A mí me gustaría que a partir de esta exposición pudiéramos mostrar esos otros ejemplares que están en los depósitos esperando su turno, para ser conocidos por el público y difundirlos para que el museo cumpla la misión que tiene, pero sobre todo, para que el público encuentre seguramente la pieza de su agrado, de su elección.