MÉXICO EN EL MUNDO

Ciencia, tecnología e innovación

 

 

Alejandro Tello Cristerna

La afirmación es contundente: país que no impulsa la innovación, está condenado a no crecer. Las economías nacionales dependen como nunca del impulso y apoyo de su aparato científico. Diversos estudios han evidenciado el valor de la innovación como impulsor en la transformación social y económica de las naciones, como medio para el progreso y el desarrollo sustentable.

La experiencia internacional demuestra que las economías que apuestan por la ciencia, la tecnología y la innovación como base para su desarrollo son más productivas, competitivas y prósperas, ya que logran mayor bienestar social y desarrollos científicos para ofrecer servicios y bienes que elevan la calidad de vida de la población. Asimismo, estos países logran enfrentar de mejor manera problemas sociales relacionados a la energía, el medio ambiente, alimentación, agua, entre otros.

Un aspecto importante, aunque no el único, es el relacionado con la inversión pública que realizan los gobiernos en el sector ciencia, tecnología e innovación. Los países de la OCDE invierten en promedio el 2.5 % de su Producto Interno Bruto (PIB), destacándose el caso de Israel, país que llega a invertir hasta el 4.5 % de su PIB.

Otros países que también tienen un alto compromiso con la inversión pública para el desarrollo de sus actividades científicas, tecnológicas y de innovación son Corea (3.8 %); Japón (3.5 %); Finlandia (3.2 %); y Suecia (3.1 %). En una línea intermedia encontramos a Estados Unidos (3.0 %); Francia (2.5 %); Noruega (2.0 %); Reino Unido (1.8 %); y Canadá (1.5 %). Los países que menos invierten son Chile (0.3 %), Argentina (0.35 %); y México (0.4 %).

Lamentablemente nuestro país aún se encuentra en las últimas posiciones de muchos de los indicadores de innovación de la OCDE. Existe una enorme brecha de inversión con respecto a otras naciones, en promedio nuestro país ha invertido el 0.4% del PIB en los últimos años, situación que nos coloca a la mitad de nivel de países como Rusia o Turquía, que tienen un PÍB per cápita comparable. Por otra parte, existe una deficiente producción de patentes y publicaciones destacadas, y una muy baja inversión en este sector de las empresas e iniciativa privada.

El presidente Enrique Peña Nieto ha reiterado su compromiso para elevar la inversión nacional a por lo menos el 1 % del PIB. Este esfuerzo está reflejado en las iniciativas de Presupuesto de Egresos que el mandatario ha puesto a consideración de la Cámara de Diputados desde el inicio de su administración. Gracias al compromiso y claridad del gobierno de la República, hemos pasado de un 0.4 % del PIB en 2012 a casi 0.6 % en menos de 3 años.

Este esfuerzo de inversión pública requiere ser acompañado de inversiones privadas, es decir, es urgente convencer e incentivar a las empresas y a los industriales de nuestro país para que inviertan más en innovación en sus industrias.

A finales del periodo de sesiones, que concluyó el 30 de abril, el Senado de la República aprobó reformas a la Ley de Ciencia y Tecnología, y a la Ley de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, con el propósito de fomentar el establecimiento de instancias de gestión para la transferencia tecnológica y vinculación con la industria en todas las instituciones de educación, centros públicos de investigación y en las entidades de la Administración Pública Federal que desarrollan ciencia y tecnología. Además, se eliminó el impedimento legal que tienen los investigadores al considerarse “servidores públicos” para vincularse con el sector privado mediante la conformación de alianzas estratégicas.

Con estas acciones, el Congreso de la Unión reitera su compromiso para hacer de la ciencia, la tecnología y la innovación, verdaderas palancas para el desarrollo económico y social de México.

 

@ATelloC

Presidente de la Comisión de Ciencia y

Tecnología del Senado de la República.