Entrevista a Irma Méndez de Hoyos/Profesora-investigadora de la Flacso-México
Nora Rodríguez Aceves
Conforme pasan los días aumentan las especulaciones, los rumores, los trascendidos, así como se intensifica el debate en la opinión pública sobre que el presidente Enrique Peña Nieto relanzará su gobierno con un cambio de gabinete en cuanto pasen las elecciones federales y locales del 7 de junio.
Claro, dice Irma Méndez de Hoyos, profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México, “esperando a que las elecciones salgan bien, a que finalmente me beneficie mi estructura, la estructura del PRI, que finalmente su campaña ha sido exitosa, honestamente la campaña publicitaria del PRI en estas elecciones ha sido buena y los partidos de oposición que en este momento ocupan el segundo y el tercer lugar están en la lona, es decir, están peleados adentro, entre ellos mismos, también con escándalos de corrupción como el PAN y totalmente desechos como el PRD, entonces le ha beneficiado el contexto pero tendría que…, después de las elecciones de 2015 y pese a que si el gobierno como dicen las encuestas gana el mayor número de votos y por tanto de diputados, aunque no la mayoría, tendría la necesidad de demostrar una voluntad absoluta de limpiar su gobierno, su nombre, su familia y de darle a México un Sistema Nacional Anticorrupción que es imprescindible”.
Para que no haya confusión en los términos utilizados en este tipo de acciones o medidas que pretende tomar el Ejecutivo federal, la doctora en gobierno por la Universidad de Essex, del Reino Unido, precisa que no es un cambio de gobierno, ya que esta figura se usa “más bien cuando uno está frente a unas elecciones en donde la Presidencia está en juego y en este caso no lo está, es más bien un cambio de gabinete o se entiende mejor relanzamiento de gobierno, con medidas de transparencia y anticorrupción”.
Imagen desfavorable
Los escándalos políticos y personales de transparencia, de mentiras, de opacidad, en los que se ha visto envuelto Enrique Peña Nieto, su familia y algunos miembros de su gabinete han desgastado la imagen del primer mandatario y bajado sus índices de popularidad y aceptación entre la población, y mantienen en una crisis de credibilidad y confianza a su gobierno.
Aunque en este contexto también hay que agregar el desempeño de gobierno, los resultados en lo que va de su administración, más de dos años, y sobre el que Irma Méndez de Hoyos tiene una opinión “muy desfavorable de lo que están haciendo en ciertas áreas, en términos de seguridad, por ejemplo, prácticamente no se ha visto el gran salto que se esperaba y que se había prometido como parte de su gobierno, las estrategias no han cambiado radicalmente; el problema de violencia se mantiene pese a que han agarrado capos y eso sin duda es importante. En el caso de la educación, que es otro de los ámbitos más críticos, si bien aprobaron una reforma muy importante no han podido implementarla al 100 por ciento porque han seguido consintiendo la existencia de un sindicato que decide contenidos, que decide el tamaño de los cambios, planes de estudios, que se resiste a ampliar materias, a modificar contenidos, cuando sabemos que la calidad de la educación en México es terrible”.
Sobre el gabinete presidencial, la politóloga comenta que éste está formado “por cuadros de muy reconocida trayectoria en el PRI pero no necesariamente dando los resultados esperados, y uno de los grandes problemas que tiene es que pese a que ha habido escándalos de corrupción terribles, prácticamente no ha querido cambiar a aquéllos a los que se ha señalado y seguir manteniendo esta idea de que la corrupción es cultural; entonces, para qué hacemos un sistema anticorrupción si es cultural, es decir, hay inconsistencias que dejan mucho qué desear”.
Sin embargo, por supuesto “que ha habido algunos programas que le han dado y siguen manteniendo un gran apoyo, el hecho de que mantengan los apoyos a adultos mayores, que en algunos casos —no en todos— las tarifas de la luz han bajado, en otros no; eso efectivamente le ha dado un apoyo. Además no podemos olvidar que el PRI tuvo por muchas décadas un apoyo inmenso, que después se fue debilitando hasta llegar a 2000 en donde se da la alternancia, pero tenemos un país en donde todavía una gran parte del electorado es priista, todavía tiene un voto muy importante y hasta hoy las encuestas le dan incluso la mayoría. Muy en concordancia con algunas encuestas, los expertos hemos sido más críticos que el resto de la población y al parecer tiene todavía un apoyo importante aunque, y vale la pena recalcar, el presidente ha sido muy mal evaluado incluso por la población, tiene un nivel de popularidad muy muy bajo y una calificación de desempeño muy baja de acuerdo con las encuestas”.
De ahí que posiblemente el presidente Peña Nieto hará un relanzamiento de gobierno, no obstante que si hace un cambio de gabinete muy fuerte “tendría que presentarnos muy claramente las razones por las cuáles lo hace. Los pocos cambios que ha habido desafortunadamente han sido por cansancio, el de la PGR — Procuraduría General de la República—, o porque se van de candidatos, y eso no es positivo; hacer cambios porque te vas de candidato a otro espacio político es un poco tirar este trabajo tan duro que es gobernar, y un cambio a la Michelle Bachelet —como sucedió en Chile— será difícil porque no es el estilo de los mexicanos hacer cambios tan radicales, pero sí tendría que pasar por un examen mínimo de desempeño a su propio gabinete, y pensar en hacer cambios sustantivos en aquellas materias en las que no ha habido resultados buenos, en ese sentido a lo mejor sí hay que hacer cambios importantes”.
Se requiere credibilidad
La doctora Méndez de Hoyos explica a Siempre! que para que un gobierno funcione bien, para hacer su trabajo —que es resolver los problemas públicos— requiere de credibilidad de parte de los ciudadanos, “requiere que le crean. Los gobiernos en el mundo ya no pueden gobernar solos, no solucionan los problemas solos, requieren que la ciudadanía los apoye, que considere que fueron legítimamente electos a través de elecciones que fueron limpias, que se contaron los votos y que ganó el que obtuvo más votos; requieren de una cosa que se llama legitimidad. Cuando los gobiernos por alguna razón ya sea por un desempeño mediano o mediocre o por abajo de las expectativas de los ciudadanos o por escándalos como en este caso —en México ahora se dan los dos, es decir, un desempeño mediano de parte del gobierno y de su gabinete y, al mismo tiempo, fuertes escándalos de corrupción—, cuando esto pasa los gobiernos en todo el mundo recurren a anuncios de programas o a la posibilidad de cambiar el gabinete como lo hizo recientemente la presidenta Bachelet, enfrentando un problema de corrupción”.
Los gobiernos “lo hacen con el objetivo de ganar legitimidad, que significa que la gente, que los ciudadanos le otorguen al gobierno ciertas capacidades, que diga si será capaz de solucionar los problemas públicos, pero además de que llevará a cabo su trabajo de dar servicios públicos de buena calidad, de generar bienestar público; ésa es la legitimidad, es esta creencia. Por lo tanto los gobiernos tienden a hacer cosas como cambiar gabinete. Yo creo que uno de los cambios que se pueden estar pensando es precisamente algunos miembros del gabinete o relanzar o lanzar algunos nuevos programas; hay que recordar además que estamos en periodo electoral y éste es el momento tal vez más importante para un gobierno para mantener en algún sentido la idea de cambios, porque es un intento de recuperar la confianza y la credibilidad de la población”.
La profesora e investigadora de la Flacso-México y coordinadora nacional de la red de Investigación de la Calidad de la Democracia en México agrega que para algunos expertos, sobre todo norteamericanos teóricos, “las elecciones las ganan o las pierden los gobiernos porque lo primero que hace un ciudadano, cuando va a votar, es pensar si premia al gobierno votando por ese mismo partido —en el poder— o lo castiga votando por algún otro partido de oposición; ésa es la primera decisión de un votante, por eso para muchos las elecciones las ganan o las pierden los gobiernos. Los gobiernos —y en este momento el de Peña Nieto— están haciendo todo para poder ganar el mayor porcentaje de votos posibles, eso es lo que hace cualquier gobierno en el mundo y el gobierno de Peña Nieto lo está haciendo y como vemos también los gobiernos estatales; habrá elecciones de gobernador en varias entidades y en esas entidades los gobernadores locales están haciendo todo lo posible para que su partido obtenga la mayoría”.
¿Sirven los cambios?
La siguiente pregunta es: “¿sirven estos cambios? En este caso tenemos que recordar que la confianza en el gobierno tiene que ver con desempeño, es decir, cuando se le pregunta a los ciudadanos en las encuestas: ¿qué tanta confianza tiene en una institución como el gobierno?, el referente del ciudadano para responder es qué tan bien o qué tan mal ha hecho su trabajo, si esos cambios efectivamente tienen un impacto positivo en el bienestar, en el desempeño, se recuperará un poco la confianza, pero si son cambios para no cambiar, si son cambios que no tienen realmente un impacto en el bienestar de los ciudadanos y son en algún sentido una simulación, no se recupera la confianza”.
Además hay que decir que, “todos los cambios generan expectativas, los gobiernos anuncian un cambio y generan expectativas de mejoría muy grandes y es muy peligroso no cumplir con esas expectativas, siempre anunciar cambios es una buena medida pero yo lo podría así, es una navaja de doble filo, si sale bien y puedes efectivamente mejorar un poco puedes generar confianza, pero si no logras cubrir al menos las mínimas expectativas que esos cambios generaron, tal vez sea peor”.
Pero relanzar el gobierno de Peña Nieto, desde el análisis de la politóloga, no es suficiente ya que “el presidente tiene que aceptar que la corrupción ha manchado su gobierno y es imprescindible establecer el sistema anticorrupción, realmente implementarlo al 100 por ciento y además ser capaz de aplicar las sanciones que se están contemplando, dar un paso gigantesco en materia anticorrupción, de transparencia en términos de los bienes patrimoniales con los cuales entran y salen los gobernantes, y eso es algo que requiere cambios importantes no solamente en el gabinete sino en la implementación de reformas que si bien ya se aprobaron nadie sabe cuándo empezarán a aplicar. Ésa sería una de las medidas más importantes junto con una nueva estrategia para enfrentar la violencia, el crimen organizado, que es terrible, azota prácticamente en el ánimo a todos los mexicanos, aunque sea mucho más fuerte en algunos estados y en algunos municipios que en otros”.
“Tiene que limpiar su nombre honestamente y para eso tiene que, a lo mejor, renunciar a muchos de los privilegios de los que ha abusado, ésa sería una medida extrema, pero necesaria porque la verdad es que limpiar esta mancha dramática que ha recorrido el mundo —el caso Ayotzinapa no es fácil, tiene que tomar medidas, así como lo hizo Bachelet con el gabinete, así tendría que hacerlo, pero en medidas anticorrupción aplicadas a su propia familia.”