Malasia ordenó este jueves a su Armada y al servicio de guardacostas que rastreen y rescaten a inmigrantes bangladesíes y rohinyás abandonados en barcos, convirtiéndose en el primer país que anuncia que se acercará a los refugiados en lugar de esperar a que lleguen a las costas del sudeste asiático, informó el primer ministro del país, Najib Razak.

Razak, explicó en su cuenta de Facebook, que la orden van en el sentido primordial de evitar más muertes. La decisión surge después de que Indonesia y Malasia acordasen este miércoles acoger temporalmente a todos los inmigrantes, siempre que la comunidad internacional se comprometa a reubicarlos en terceros países o repatriarlos en el plazo de un año.

Como una señal positiva, Mianmar — el país del que parten la mayoría de los refugiados, de etnia rohingya — anunció que asistirá a una reunión regional en Bangkok el próximo viernes, una ocasión para que las naciones más afectadas por la crisis migratoria puedan discutir soluciones a largo plazo. Anteriormente el país había dado pistas de que no asistiría a la cumbre, que reunirá a más de una docena de gobiernos de la región y fuera de ella, según destaca el diario ABC España.

La decisión se produce cuando se tenía prevista una visita del canciller de Malasia a Mianmar. El ministerio emitió un comunicado muy cuidado diciendo que las dos partes “intercambiarán sus opiniones sobre los movimientos irregulares de personas en el sudeste asiático”, empleando un lenguaje políticamente correcto para no ofender a Mianmar, que se niega a asumir culpa alguna en el asunto, si se menciona la palabra “rohingya”— minoría musulmana y que son considerados extranjeros en Birmania y Bangladesh, sus países de residencia— .

Por otra parte, desde el 10 de mayo, unos 3 mil miembros de la etnia rohinyá, han desembarcado en Indonesia y Malasia, países que tuvieron como primera reacción evitar el desembarco en su territorio; varias embarcaciones fueron escoltadas a aguas internacionales, algunas a punta de cañón, según relatos de inmigrantes.

Sin embargo, el Gobierno de Tailandia ha insistido este jueves en que no ha expulsado a barcos con inmigrantes y negó que la semana pasada amenazara a uno de los navíos con disparar.