En la ciudad de Donetsk, en el centro de los territorios controlados por separatistas rusos e intervenida por la negada invasión del ejército ruso, concluye este martes una conferencia internacional.
“Personalidades de toda Europa” se han reunido para “buscar soluciones pacíficas” a la crisis frente a “la devastadora situación de Ucrania”, como han considerado los participantes.
Estos son casi todos habituales “interesados” en el conflicto, con enorme “comprensión” hacia el Kremlin; la mayoría son occidentales, unos de extrema derecha, otros comunistas, otros políticos jubilados, pero todos tienen en común el tiempo y las ganas para acudir.
Preside este Foro de Donetsk Jean Luc Schaffhausen, europarlamentario cercano al Frente Nacional de Le Pen, conocido por sus infinitas iniciativas y publicaciones en contra de cualquier ayuda europea a los países en conflicto con la Rusia de Putin. Todo lo que conviene a Putin le conviene a Schaffhausen, por eso ha conseguido, según Le Monde, créditos para el partido de LePen de un banco de obediencia rusa del que también ha obtenido suculentos beneficios.
Cierto es que estas operaciones de políticos vendidos, organizaciones ficticias y multiplicación de opiniones ya las inventó Willi Münzenberg para Stalin, pero Putin no ha disminuido los medios destinados a estas redes de cómplices y mercenarios del Kremlin.
En Ucrania, un pequeño pero aguerrido grupo de periodistas en la Universidad de Mohyla en Kiev hacen frente a esta encuentro de falsificación de Putin; lo dirige Yevhen Redchenko, un joven profesor de periodismo a cargo del singular invento de StopFake.org.
Han conseguido crear una inmensa red de voluntarios que desde todo el mundo, Rusia incluida, les suministran indicios o pruebas de falsedades de las historias y tesis del aparato de Putin.
Fedchenko acudirá este año al Foro de Seguridad de Bratislava Globsec con una denuncia del entramado de agitación y propaganda del Kremlin, además de una propuesta para que Occidente deje de tratar como periodistas a quienes en realidad son órganos oficiales de un Estado en trabajos de espionaje, anotación y guerra psicológica.
Ese Foro de Donetsk este martes es sólo una mínima muestra del ejército sin armas que Putin ha lanzado a controlar puntos estratégicos del debate en las sociedades libres, que oculta sus obediencias y objetivos, y funciona bajo el manto de la financiación rusa extendida por toda Europa.
Régimen propagandístico
El régimen de Putin ha ejecutado lo que actualmente es sin duda el mayor aparato de propaganda del mundo, su sección periodística es solo una rama más de sus departamentos de operaciones especiales.
Todo el mundo conoce ya Russia Today (RT) que con sus canales internacionales promueve la causa de Putin y hace supuesto “periodismo de denuncia” sobre los males del capitalismo.
Su mensaje es al mismo tiempo de extrema derecha y extrema izquierda y tiene una capacidad casi ilimitada para encontrar “expertos” que defiendan tesis absurdas en contra de verdades manifiestas; esa versión absurda logra convertirse en una “verdad alternativa” que cuestiona los hechos.
En la anexión de Crimea, en el derribo del avión de Malasia Airlines, en los combates del ejército ruso en Ucrania siempre han logrado entrar en los circuitos periodísticos “serios” y cuestionar realidades hostiles al Kremlin.
Más allá de RT está Sputnik, con sus televisiones y radios locales en todo el mundo, en sus lenguas nativas, con profesionales captados allí y expertos en Rusia; volcadas a la generación de odio, y sospecha, mensajes ultras de derecha e izquierda.
Al mando está Dimitri Kiselov, mano derecha de Putin en propaganda e información, jefe de Rossiya Segodnya. Kiselov, que tiene prohibida la entrada en la UE, con la misma facilidad asegura que “Ucrania no existe, es un estado fracasado y virtual” como recuerda a Washington que “Rusia puede convertir EU en polvo radiactivo”.
Información de ABC, España