Autoridades electorales sonámbulas

Humberto Musacchio

Desde 1952, cuando los henriquistas fueron reprimidos a sangre y fuego, los mexicanos no habíamos presenciado una campaña electoral tan violenta y tan sucia. No son pocos los candidatos asesinados, los que han sufrido secuestro, los agredidos físicamente y los amenazados. Igualmente, abundan autoridades inescrupulosas que han intervenido directamente o mediante sus golpeadores para evitar mítines, destruir propaganda y detener propagandistas.

A lo anterior hay que agregar las escuchas telefónicas ilegales, que han afectado a varios candidatos y al mismísimo consejero presidente del Instituto Nacional Electoral. Como se sabe, la intervención de teléfonos está penada por la ley, pero nada ni nadie ha impedido que se propague esa práctica ilegal y, lo que es peor, no hay un solo detenido o acusado por esa actividad que golpea tan severamente la credibilidad en el sistema electoral y sus actores.

Un recurso muy socorrido y no siempre legal es el regalo de refrigeradores, material de construcción, lavadoras, licuadoras, despensas y dinero en efectivo. Partidos y candidatos se muestran dadivosos para ganar electores. No hacen planteamientos políticos, sino que sencillamente proceden a actuar como santacloses políticos a cambio del voto, para lo cual en muchos casos retienen credenciales de elector, lo que es del todo ilegal.

Si resultó escandalosa la llamada que se le intervino a Lorenzo Córdova, mucho más grave es la conversación telefónica intervenida entre Jorge Estefan Chidiac, exdirector de Bansefi y actual candidato del PRI a diputado federal por Puebla, y Juan José Lecanda Guillén, secretario particular de Emilio Gamboa Patrón. En la charla, desarrollada en la más pura jerga “cordovesa”, Estefan le dice a Lecanda que de llegar a la dirección de Bansefi el sucesor que él propuso, “vamos a continuar con lo de la maleta”.

Si la maleta va llena de dinero del propio Bansefi, hay base para pensar que durante su gestión al frente del mismo banco (Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, institución del sector público) el señor Estefan dispuso ilegalmente de fondos para fines inconfesables, y que lo mismo hará el sucesor de este prócer.

Por supuesto, no son los únicos. Otras conversaciones ilegalmente grabadas dan cuenta de transacciones multimillonarias igualmente punibles, pero las autoridades electorales están como sonámbulas, ajenas al mugrero en que se ha convertido este proceso electoral.