El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza a través de su cuenta de Twitter desde Tanzania, pidió a todos sus connacionales “mantener la calma”. Asegura que la situación está bajo control y que el orden constitucional será salvaguardado.
Así lo señaló, luego de que en el avión en el que viajaba no pudo descender en el aeropuerto de Buyumbara, tras haber sido cerrado por los militares golpistas al igual que los pasos fronterizos.
Sin embargo, este jueves Burundi amaneció con enfrentamientos en la capital entre militares golpistas y partidarios de Nkurunziza, en particular por el control del edificio de la rediotelevisión nacional RTNB, según información de medios locales, mientras que la presidencia ha desmentido en varias ocasiones el éxito del golpe de Estado. Ambos bandos se adjudican el control del poder.
La intervención mediática del mandatario –quien permanece en Tanzania por participar en una reunión de los líderes de la comunidad Económica de África del Este- quedó interrumpida por un ataque de los rebeldes a los estudios de la emisora, que se sitúa en la capital, Buyumbura. Poco después, la radio estatal emitió un comunicado en el que asegura que la emisora sigue en manos de las fuerzas leales al presidente.
Paralelamente, a última hora de ayer, el Jefe de Estado Mayor del Ejército, Prime Niyongabo, aseveró en un discurso radial, que el golpe había sido frustrado, y pidió a los rebeldes que depusieran las armas.
Tras conocerse ayer el anuncio de la destitución del presidente a pesar de que se encuentra en Tanzania, cientos de burundeses salieron a la calle para celebrarlo, aunque hoy, según la agencia EFE, los ciudadanos optaron por permanecer en sus casas al suscitarse los enfrentamientos.
Por otro lado, el general Godefroid Niyombare fue destituido del servicio secreto por Nkurunziza en febrero último, después de que criticara la intención del presidente de presentarse a un tercer mandato en las elecciones del 26 de junio próximo, pese a que la Constitución lo prohíbe.
La decisión de Nkurunziza desató protestas masivas en el país que derivaron en hechos violentos en las últimas dos semanas, en que activistas de derechos humanos denunciaron que más de 20 personas murieron por la represión oficial.