Entrevista a Gerardo Maldonado/Profesor e investigador del CIDE
Nora Rodríguez Aceves
En opinión de Gerardo Maldonado, profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica, estas elecciones intermedias de 2015 son relativamente lo más parecido a las de 2009, aunque con una magnitud mayor, donde lo que hay son dos cosas, por un lado las amenazas y los asesinatos de algunos de los candidatos que se están presentando, que es muy claro que pueden tener una consecuencia, y por otro, que el propio ambiente de violencia tenga aún consecuencias en el propio comportamiento electoral de la sociedad.
Esto es, “puede ocurrir —como lo hemos visto en algún estudio— que en algunas situaciones, en algunos casos, sobre todo en algún tipo de municipios, la gente deja de ir a votar si se presenta este panorama, pero en otros municipios también hace la gente se moviliza y va a votar. No solamente es si la gente participa o no, sino además por qué partidos lo hace. Normalmente lo que ocurre es que los partidos que están en el gobierno, en municipios muy violentos, la gente deja de votar por el partido que está gobernando prescindiendo de si es, PRI, PRD u otro, más bien puede ganar algún partido de la oposición”.
Elección compleja
Siendo Maldonado, junto con Carlos Bravo Regidor y Marc Grau Vidiella, autor del estudio Las balas y los votos: Efectos de la violencia en el comportamiento y actitudes de los ciudadanos en México, expresa a Siempre! su opinión sobre la información publicada en el diario Milenio sobre la existencia de 12 mil secciones electorales en riesgo por la inseguridad y la violencia producto del crimen organizado. “El asunto es que la magnitud del problema es mucho mayor a la de 2009 y además ya hay información precisamente con base en hace seis años sobre cuáles pueden ser las consecuencias particulares del asunto de violencia, entonces el propio instituto está mucho más consciente de cuáles pueden ser los problemas, más claro de dónde son los lugares problemáticos”.
Información que significa que ésta es “una elección bastante compleja en términos no sólo de violencia sino también de que todavía hay algunos rezagos producto de las últimas crisis económicas, por lo tanto lo que ocurre es que en municipios que tienen un desarrollo bajo suele bajar la participación ante esa situación, pero en municipios donde el desarrollo ha sido alto y sobre todo si fue un desarrollo que creció en los últimos años, este tipo de condición moviliza a la gente y la gente sale a votar de manera más marcada que en elecciones anteriores; entonces la combinación de ambas cosas puede hacer un resultado distinto al anterior, aunque no creo que lleguemos a tener una tasa de participación como una elección presidencial pero posiblemente sea mayor que las anteriores sobre todo en algunos estados donde además son concurrentes con las elecciones a los propios gobiernos estatales”.
A pesar del ambiente de inseguridad que se viva “porque la violencia no produce en todos los casos menos participación sino hay condiciones en donde produce más participación”, dice Maldonado.
Sin embargo, en estados como Guerrero, Michoacán o Oaxaca donde la disidencia magisterial amenaza con un boicot electoral cambia la situación, “en esos casos como suelen ser municipios menos desarrollados sí es predecible que haya menos participación”.