Esencial ejercicio democrático

Mireille Roccatti

Las próximas elecciones denominadas intermedias porque acaecen a mitad del sexenio en las que se renovarán poco más de mil ayuntamientos, algunos congresos locales, 9 gubernaturas y se renovará en su totalidad la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, son de suyo relevantes y trascendentes. Por lo cual es muy importante que todos participemos, acudiendo a las urnas. La democracia no se agota en las urnas, pero pasa necesariamente por éstas.

La democracia o el ejercicio democrático han adquirido gran importancia en la vida actual de nuestro país, dado que seguimos inmersos en un inacabado proceso de transición democrática. Recién —15 años— después de siete décadas de partido casi único, disfrutamos o padecimos una alternancia de dos sexenios lograda a través de la vía electoral. Y hoy para nuestra incipiente democracia es necesario fortalecer esas prácticas democráticas.

La democracia requiere de adaptación cultural, es decir se requiere educar a la población para vivir en democracia, educación que consiste en lograr que los individuos tengan claro el significado y valor de la democracia para ellos mismos, para sus familias y sus comunidades. La democracia no se agota en un proceso electoral, es una práctica continua de participación de la ciudadanía en el acompañamiento y corresponsabilidad en las tareas de gobierno. Una auténtica democracia va más allá del ejercicio electoral, supone una participación real de los ciudadanos en las grandes decisiones del gobierno.

El ejercicio de un verdadero gobierno democrático se consigue con una mayor participación de todos los sectores de la sociedad en la vida política, cuyo objeto, entre otros, es promover la justicia social, luchar contra la impunidad y la corrupción, así como atacar de raíz las causas de la marginación y la pobreza.

La participación de la sociedad en la toma de decisiones trascendentales lleva a la apropiación del país, a que sintamos en nuestro caso que México nos pertenece, que México no es propiedad de solo unos cuantos políticos y que entre todos somos capaces de transformarlo.

Resulta muy preocupante un posible nivel de abstencionismo de un 70 a 75%. Unos gobernantes y representantes populares electos de esa manera pierden legitimidad y todos perdemos la oportunidad de decidir el rumbo del país en los tres ámbitos de gobierno, de premiar o castigar al partido gobernante en turno y desde luego de participar activamente en la elección de quienes para bien o para mal en el corto y mediano plazo, habrán de ejercer el poder.

Estoy convencida de la necesidad de acudir a las urnas, estimo que es necesario y urgente en esta coyuntura por la que atravesamos, la emisión libre y razonada del voto. Expreso en estas líneas mi escepticismo respecto de la utilidad del voto en blanco o el voto nulo, así como mi respeto tanto por esa decisión como por algunos respetados y respetables luchadores sociales, como el poeta Javier Sicilia o Joel Ortega quienes están promoviendo el abstencionismo o la anulación del voto insertando una leyenda de repudio en la boleta electoral, respeto mucho su decisión pero creo que están equivocados. Lo que sí es condenable y debe repudiarse es la posición de impedir por la fuerza la jornada electoral por grupos minoritarios que amagan principalmente en Oaxaca, Michoacán y Guerrero con impedir este ejercicio ciudadano de quienes legítimamente buscan ejercer este derecho.