María Cristina Rosas*
Sin acaparar los reflectores, el organismo internacional más longevo del mundo, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), celebró su 150° aniversario. Con sede en Ginebra, Suiza, la UIT nació el 17 de mayo de 1865 con otro nombre: la Unión Telegráfica Internacional, cuando el telégrafo era, para las comunicaciones, lo que hoy es la internet. Tras su incorporación a la recién nacida Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1947, la UIT se convirtió en un organismo especializado, entre cuyos objetivos figuran la radiocomunicación –de manera que el espectro de las radio-frecuencias internacionales y los recursos de las órbitas de los satélites, sean administrados en beneficio de las naciones del mundo-; la estandarización, que fue la razón que le dio origen a la UIT, ello para garantizar que las emisiones telegráficas fueran recibidas correctamente por los destinatarios, -en la actualidad lo mismo aplica a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación-; y el desarrollo, para hacer más accesibles las telecomunicaciones a las sociedades.
La membresía en la UIT es muy interesante: cuenta con 193 Estados que pertenecen a ella, pero también está representado el sector privado con unas 700 empresas responsables de servicios tan diversos como las telecomunicaciones, la tecnología, la investigación y el desarrollo, la manufactura de equipo, etcétera. Ello refleja en buena medida la composición del sector de las telecomunicaciones en el mundo de hoy, donde se observa una confluencia de intereses públicos y privados, no siempre tersa y que a menudo deriva en tensiones.
Así por ejemplo, la UIT al lado de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), fue organizadora de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, que en 2003 y 2005 celebró sendas reuniones en Ginebra y Túnez, respectivamente. Estas reuniones estuvieron encaminadas a debatir la gobernabilidad en el ciberespacio, el cual es muy dominado por intereses privados.
La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, nuevamente puso en evidencia que si bien el objetivo último de gobiernos y empresas privadas es el desarrollo de las redes de comunicación, la forma en que dicho desarrollo debe llevarse a cabo es motivo de inacabados debates, con los Estados, por una parte, intentando establecer regulaciones que gobiernen el ciberespeacio, y las empresas, por la otra, pugnando por mantener la interoperatividad con el menor número de reglas e interferencias gubernamentales posibles.
Por supuesto que en el fondo hay una consideración insoslayable: el fin de los Estados es gobernar la internet para que contribuya al desarrollo nacional, en tanto las empresas están más preocupadas por incrementar sus clientes e ingresos.
Ciertamente que las necesidades de unos y otros actores tienen puntos de convergencia porque ambos se necesitan, y es a partir de esa confluencia que se podría aspirar a un desarrollo más óptimo del ciberespacio, que sea socialmente incluyente y que coadyuve al desarrollo de las naciones. La UIT, en este sentido, estaría llamada a ser un árbitro con gran experiencia para dirimir este tipo de controversias.
*Premio en Investigación Económica “Maestro Jesús Silva Herzog” y profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.