No avanzamos como se requiere

 

 

Julio A. Millán B.

En la celebración por el Día del Maestro, el presidente Peña Nieto señaló que toda vez que se ha avanzado en el reto de superar el analfabetismo, y lograr que la educación básica llegara a toda la geografía nacional, el nuevo reto es elevar sustancialmente la calidad de la enseñanza. Meta a la que con objetividad no hemos avanzado ni al ritmo ni a la profundidad que se requiere.

El atraso y rezago educativo ha sido evidenciado y cuantificado en un número de estudios, informes e índices. Uno de los más recientes es el Reporte de Capital Humano del Foro Económico Mundial, que ubicó la educación primaria en México como una de las de menos calidad en el mundo.

La reforma educativa promulgada constitucionalmente en febrero de 2013 tiene el objetivo de buscar el mejoramiento constante y el máximo logro educativo de los estudiantes, y plantea que es el Estado quien garantizará los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de docentes y directivos para el cumplimiento de tales objetivos.

En este contexto, los principales aportes de la reforma son la creación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa, coordinado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, encargado de evaluar la calidad, el desempeño y los resultados del sistema educativo nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior.

Además, mediante la Ley General del Servicio Profesional Docente, se modificaron las reglas de ingreso y la promoción a funciones directivas o de supervisión en la educación básica y media superior, estableciendo que éstas sean mediante concursos de oposición.

La reforma actual es un eslabón dentro del proceso transformador de la educación. Es entendible que se le califique de reforma laboral, empero la selección, formación y evaluación de la planta docente es sólo el primer paso, será necesario mejorar y elevar los contenidos, programas y métodos, pero también la infraestructura.

El conocimiento, que se manifiesta en talento, inventiva, creatividad y capacidades, y que sólo se adquiere a través de un sistema educativo bien integrado y de calidad, es el elemento que dará cohesión e integralidad a la cadena educación-innovación-competitividad-progreso.

En este sentido, la educación básica es la semilla del proceso de formación de conocimiento que debe transitar hacia la generación de innovación productiva con aplicaciones en el mercado y que permiten reducir la necesidad de importar tecnología, y crea las opciones viables para canalizar el potencial innovador de muchos mexicanos, labor que en México encabeza el Conacyt a través de los distintos programas y fondos de estímulos a la innovación.

Tengamos visión de futuro y celebremos el día de la educación, una conmemoración que tiene el potencial para unificarnos como nación.

 

Presidente de Consultores Internacionales.