“Unidos y organizados, ¡venceremos!”, una de sus proclamas

Moisés Castillo

Hace casi un año reportamos en estas páginas que el centro de la ciudad de Oaxaca era una réplica de lo que sucedía en el Monumento a la Revolución de la ciudad de México: plantón indefinido de integrantes de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) contra la reforma educativa. La fotografía sigue intacta.

La reforma estructural más importante del gobierno de Enrique Peña Nieto está en riesgo por una agrupación sindical que se niega a ser evaluada y que ha doblegado a las autoridades federales y locales a través de marchas, bloqueos y chantajes.

En esa ocasión, Rubén Núñez, dirigente de la sección 22, adelantó a la revista Siempre! que ya tenían un acuerdo político con el gobierno federal en el que se aceptaba las plazas automáticas y el derecho a heredarlas. Es decir, la evaluación obligatoria diseñada por Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación no se aplicaría. Núñez es el líder de los maestros oaxaqueños que cobra 100 mil 464 pesos al mes por dos plazas como profesor sin dar clases, pese a que la ley prohíbe cubrir con el erario el sueldo de trabajadores sindicales, según datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Cobrar sin trabajar

El portal web de la SEP detalla que en el primer trimestre del año, el secretario de la sección 22 de la CNTE, Francisco Manuel Villalobos, contaba con dos plazas de tiempo completo como maestro y cobró 124 mil 620 pesos. En tanto, el secretario de Finanzas del magisterio disidente, Aciel Sibaja Mendoza, obtuvo 141 mil 955 pesos por dos plazas de tiempo completo, y Ángel Ernesto Viruel, secretario de Trabajo y Conflictos de Preescolar, 124 mil 812.

Hay que recordar que los sueldos de los dirigentes sindicales son pagados con dinero del erario y asciende a dos millones 358 mil 677 pesos a pesar de que la Ley General del Servicio Profesional Docente lo prohíbe.

En un comunicado fechado el 19 de enero de 2015, la SEP expresó que el pago de salarios y prestaciones a 918 mil 222 servidores públicos que ocupan plazas registradas y conciliadas en el Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo, se ha realizado con estricto apego a la ley.

El director general de Presupuesto y Recursos Financieros de la SEP, Rodolfo Alor Muñoz, aclaró que los gobiernos de los estados, en calidad de patrones de los trabajadores federalizados, son los responsables de atender su nómina y la gestión de personal.

En este sentido, la sección 22 logró el reconocimiento de 90 mil 665 plazas en Oaxaca aun cuando el reporte oficial de enero arrojaba sólo 77 mil 264 puestos reconocidos por la SEP. ¿Cuántos maestros verdaderos hay en Oaxaca y cuántos son aviadores? Un misterio sin resolver.

“El maestro luchando también está enseñando”

Esa es la frase célebre de la CNTE, organización de maestros que surgió en 1980 y que cuenta con aproximadamente 100 mil integrantes. Desde sus inicios se ha caracterizado por exigir a través de marchas, plantones y paros laborales, lo que ellos consideran arbitrariedades a sus derechos constitucionales.

La CNTE nació como una contracorriente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y actualmente se oponen a la reforma educativa, planteada por el Ejecutivo federal y aprobada en el Congreso de la Unión.

En el perfil de su sitio web se autocalifica como “una organización de masas conformada por los trabajadores de la educación democráticos del país, independientemente de la burguesía y su estado, del charrismo sindical y de cualquier organismo político, es decir, no es propiedad de nadie más que de los propios trabajadores de la educación”.

Actualmente, la CNTE tiene su principal influencia en las secciones 22 de Oaxaca, 18 de Michoacán, 9 del Distrito Federal, 14 de Guerrero, 7 y 40 de Chiapas, así como una fuerte presencia en Hidalgo, Morelos, Estado de México y Zacatecas.

Uno de los hechos decisivos en la consolidación del movimiento magisterial disidente oaxaqueño (sin duda la sección 22 es la más influyente y combativa de la CNTE), se registró en 1992 cuando el entonces gobernador Heladio Ramírez López abrió paso a la incorporación de los profesores sindicalizados al aparato administrativo del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca.

El documento fue firmado por el mandatario priista y Erangelio Mendoza González, secretario general de la sección 22, donde se otorga a la CNTE el banco de plazas y el poder para su distribución y asignación.

“El gobierno del estado a través del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca respetará el procedimiento ya instituido en la selección y nombramiento de funcionarios de los distintos niveles educativos de la estructura de la dependencia”.

Además, en esa minuta del 28 de octubre de 1992, se acordó que el gobierno de Oaxaca consultará y dará participación a la sección 22 respecto a la formulación de cualquier iniciativa de ley o disposición general relacionada con el ramo educativo, en sus aspectos laborales, profesionales, social y técnico.

Desde que comenzó el proceso de descentralización iniciado por el expresidente Miguel de la Madrid, la sección 22 manifestó su rechazo por considerarlo una medida de austeridad impuesta a México por el Fondo Monetario Internacional y que llevaría a una mayor desigualdad entre los sistemas educativos estatales.

La descentralización educativa provocó conflictos en varios estados y la CNTE aprovechó que varios estados del sur como Oaxaca, Guerrero y Chiapas carecían de un sistema educativo local para acumular poder e influir en los planes educativos.

A raíz de las concesiones firmadas hace casi 13 años, la sección 22 ha negociado con éxito, con las distintas administraciones estatales, incrementos a prestaciones laborales, al margen del contrato colectivo que ampara el Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal (FAEB). Esto implica que una parte significativa del presupuesto estatal se destine a cubrir compromisos adquiridos desde el mandato de Heladio Ramírez López, pasando por las administraciones de Diódoro Carrasco (1992-1998), José Murat (1998-2004), Ulises Ruiz (2004-2010) y la actual Gabino Cué (2010-2016).

En su conjunto, las prestaciones adicionales que el magisterio oaxaqueño ha obtenido ascienden a 4 mil 211 millones de pesos anuales. Asimismo es un enigma el manejo de los recursos federales que cada año recibe Oaxaca vía FAEB por 14 mil millones de pesos (2013) para el pago de la nómina magisterial.

Así, la CNTE ha realizado movilizaciones y suspensión de clases por los motivos más disímbolos. Al principio, la motivación propiamente laboral era central, pero con el paso del tiempo se fue convirtiendo en el mecanismo de posicionamiento político frente al gobierno federal, estatal y a la dirigencia nacional del SNTE.

El 12 de marzo de 2014 venció el plazo para la armonización de las leyes locales con los cambios al artículo 3 constitucional y las nuevas leyes generales; sin embargo, en el balance del cumplimiento de los estados, Oaxaca —aún sin ley— es la entidad con la falla más grave. Ocho controversias constitucionales fueron impuestas por el Ejecutivo para los estados en falta, sin que esto fuese suficiente para que el gobierno de Oaxaca adecuara su ley. Sin ley, la CNTE manda y el IEEPO obedece.

quoteTiene su principal influencia en las secciones 22 de Oaxaca, 18 de Michoacán, 9 del Distrito Federal, 14 de Guerrero, 7 y 40 de Chiapas.

Contra el nuevo colonialismo

El fin superior de la CNTE no es cancelar la evaluación educativa ni rechazar las nuevas reglas para la asignación de plazas como lo establece la reforma educativa aprobada por el Congreso de la Unión en septiembre de 2013. Lo que realmente le interesa es evitar un “apocalipsis neoliberal”. Así lo han expresado sus principales líderes desde hace varios años y que ratifican en un documento titulado “Pliego petitorio CNTE-2015”, dirigido a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación; a las secretarías de Estado del gobierno federal; al Congreso de la Unión y al Poder Judicial.

“Con la digna lucha de los trabajadores de la educación de la CNTE, nos disponemos a ser parte de una amplia unidad en defensa de la patria, la soberanía y la democracia… por el respeto a los derechos humanos y sociales del pueblo y por un proceso cultural contra el nuevo colonialismo, que recupere la cosmovisión y la cultura de nuestros pueblos originarios”.

La lógica de lucha de la CNTE se renueva cada día para seguir defiendo al pueblo contra las empresas privadas monopólicas y denunciará una y otra vez que “la crisis económica internacional está conduciendo a los bloques imperialistas a desatar una carrera armamentista, generando condiciones para una nueva guerra mundial hacia un nuevo reparto geopolítico del mundo”.

Ante este análisis “profundo” de la realidad nacional y mundial, la CNTE justifica siempre su razón de ser y su modus operandi: el fin superior justifica los medios. No importa el cierre de escuelas, no dar clases, la toma de casetas, de autopistas, o plantones en espacios públicos; lo único trascendente es acabar con el capitalismo salvaje. “Unidos y organizados, ¡venceremos!”, dice la CNTE.

Los paros y las manifestaciones permanentes son el ADN de la CNTE. El exsecretario general de la sección 22, Azael Santiago Chepi (ahora candidato a diputado federal por Morena), le dijo en 2010 al periodista Carlos Puig que “este movimiento vive por y para movilizarse. Sin movilización se debilita. Si se deja de movilizar, si se deja de actuar, se va diluyendo, eso es más allá de lo que haga o no haga el gobierno”.

Benjamin T. Smith, profesor de historia de México de la Universidad de Warwick, Reino Unido, describe a la sección 22 de la CNTE como “autoritaria y jerárquica, un pesado y enorme Frankenstein neopopulista y una reliquia fosilizada del PRI echeverrista”. (Nexos, septiembre 2013).

La falta de rendición de cuentas y la discrecionalidad con la que maneja los recursos públicos asignados, convierte a la sección 22 en una verdadera caja fuerte de máxima seguridad. Pero los maestros disidentes luchan incansablemente en defensa de la tierra, el agua, el aire y los recursos energéticos de la nación.

El historiador Smith lanza una pregunta sensata: “¿cuántos mexicanos pueden tomar en serio la proposición de los maestros que hablan por el pueblo, que el neoliberalismo es el enemigo, o que el gobierno va a eliminar sus derechos?”.