Entrevista a Rodrigo Salazar/Profesor investigador de la Universidad La Salle

 

 

Santiago I. Soriano Condado

Con la partida de César Camacho Quiroz, aún líder del PRI, hacia la Cámara de Diputados, el tricolor busca quién será el encargado de manejar el timón rumbo a la próxima parada: la retención de la Presidencia en 2018.

Nombres, se han barajado muchos. Desde Miguel Ángel Osorio Chong, hasta el jefe de la Oficina de Presidencia, Aurelio Nuño. Sin embargo, cada perfil reúne distintas características que deben ponderarse al momento de analizar quién será el elegido para tomar las riendas priistas y que tendrá, entre otros retos, el desafío de guiar el seno del partido sin contratiempos ni pugnas internas.

Para platicar al respecto, Siempre! entrevistó al profesor en Derecho Rodrigo Salazar, de la Universidad La Salle, y también investigador de la Universidad Anáhuac. Esto fue lo que nos contó.

 

Osorio y Manlio, cartas fuertes

¿El próximo dirigente del PRI tiene que ser gente de confianza del presidente?

 

Hay distintas posturas dentro del partido, directamente están señalando a Osorio Chong. ¿Por qué razón? Porque el dirigente todavía tiene un nexo muy ligado a Enrique Peña Nieto.

Por ahora, para mí los más próximos son Miguel Ángel Osorio Chong y Manlio Fabio Beltrones. Por varias razones; en primer lugar, ambos han ocupado, además de curules en las Cámaras de Diputados y Senadores, ambos han sido gobernadores. Además, han ocupado puestos clave dentro del PRI. Si nos fijamos, ambos son las personalidades más trascendentales que podrían dirigir este Revolucionario Institucional que está previo a encaminarse a las elecciones de 2018.

Es muy importante precisar que ambos son en este momento los que se perfilan; uno representa el lado institucional (Beltrones) y el otro a la cercanía al presidente (Osorio Chong).

Si apuestan por una continuidad de la dirigencia del PRI que esté muy metida con la silla presidencial, el candidato natural para ocupar ese puesto es Miguel Ángel Osorio; pero si la dirigencia opta por una mirada más institucional o neutral que abarque distintas posturas dentro del partido, definitivamente se irían con Manlio.

 

De ser un cercano a Peña Nieto, ésta sería una muestra más de que el presidencialismo imperial sigue vigente, ¿no? El jefe del Ejecutivo parte y reparte en el partido.

 

Evidentemente; hace poco analicé las entrevistas que ha concedido a distintos medios César Camacho Quiroz donde ha mencionado que el próximo dirigente debería continuar con el proyecto de nación que encabeza Peña Nieto y que debe, además, ser una extensión de esta administración.

 

¿Con qué perfil debe cumplir en el supuesto y, a su vez, en la realidad el sucesor de Camacho Quiroz?

 

Aquí mencionaré a los otros candidatos que surgen para dirigir el PRI. Por ejemplo, el diario El Universal destapó a tres del gabinete de Enrique Peña. El primero es, obviamente, Osorio Chong, el segundo es Enrique Martínez y Martínez, secretario de Agricultura, y en tercer sitio a Alfonso Navarrete Prida, titular de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS).

Si revisamos el perfil de cada uno de estos tres personajes que pertenecen al PRI, el que tiene más peso, no solamente por el puesto tan clave que desempeña, como la Secretaría de Gobernación (Segob), sino por los puestos clave que ha ocupado dentro del partido.

Si realizamos un comparativo entre estas tres opciones, en primer lugar tenemos que entre Martínez y Martínez y Alfonso Navarrete hay una diferencia. Martínez, además de haber sido legislador, también fue gobernador de Coahuila. En cambio Navarrete solamente ha sido diputado, lo que hace que no tenga tanta fuerza curricular, sin embargo ninguno de los dos ha tenido un puesto clave dentro del PRI, como Osorio Chong sí.

Ahora, comparando a Martínez con Osorio, además de haber sido diputado y gobernador, el titular de Segob ya fue senador, por tanto esto le da mucha más consolidación a su carrera política; también ocupó puestos elementales dentro del partido como secretarías administrativas, ha pertenecido al Comité Ejecutivo Nacional, entre otros. Esto haría que tuviéramos que descartar las otras dos opciones.

Lo natural sería que eligieran un candidato que cumpla con los cánones priistas y que también pertenezca a una cúpula dentro del partido.

 

 

quoteEs muy importante precisar que ambos son en este momento los que se perfilan; uno representa el lado institucional (Beltrones) y el otro a la cercanía al presidente (Osorio Chong).

 

 

La unidad debe garantizarse

 

¿Cree que se tenga contemplada a gente del grupo Atlacomulco-Hidalgo para llevar el timón del partido rumbo a 2018?

 

Tampoco hay que perder de vista que no es únicamente el tema de la dirigencia, sino que lo que se va a buscar es que el PRI retenga la silla dentro en 2018. Se ha hablado de otros posibles candidatos como el exgobernador de Durango, Ismael Hernández, e incluso se ventiló a César Duarte, gobernador de Chihuahua y más. Pero si analizamos a todos los posibles sucesores en la dirigencia, los que realmente cuentan con un perfil de unidad hacia el interior del partido, solamente cumplen con éste Miguel Ángel Osorio Chong y Manlio Fabio Beltrones. Nada más.

Es justamente lo que el PRI necesita para continuar con este dominio que mostró en las pasadas elecciones. Unidad.

 

Frente a otros dirigentes o futuros líderes como Carlos Navarrete en el PRD o Ricardo Anaya y Javier Corral en el PAN, ¿cuál es el gran reto en el resto del sexenio para quien llegue al CEN priista?

 

El principal reto es mantener, como mencioné, la unidad. Al analizar lo que ha sucedido en otros partidos, por ejemplo la izquierda, vemos cómo ha resultado imposible unirla. Suponiendo que en el PRI esta unidad no sea posible pero al menos la vende hacia fuera y que se utilice como una estrategia de campaña para 2018, eso podría garantizar la continuidad en la administración pública priista.

 

Menciona la unidad, ¿la ambición para 2018 de Manlio Fabio Beltrones no podría romper con ésta en un futuro?

 

Sí, desde luego. Y no tan a futuro; creo que si son inteligentes, como han demostrado serlo en últimos años, el posible conflicto que exista entre Osorio Chong y Beltrones, si se llega a negociar correctamente, no acabaría mal.

Pondré un ejemplo que, me parece, es lo que sucederá en 2018 dentro del PRI. Supongamos que Osorio y Manlio son los dos precandidatos a la Presidencia; si se logra que al definir que Miguel Ángel sea el candidato definitivo, se sentarán con Beltrones y le ofrecerán algún cargo, una senaduría o algún puesto que lo mantenga activo, podría quedar saldada la deuda política para con ésta y así no se comprometa la situación unitaria en el seno tricolor.

 

Habría dos escenarios

 

¿Es esta decisión el primer paso para posteriormente entrar de lleno en la carrera presidencial que al parecer ya dio inicio?

 

Sí, así es. Hay que tratar de leer entre líneas lo que acabe pasando en la designación del partido. Podrían ocurrir dos cosas.

Primera, darle la dirigencia a Manlio Fabio, con lo cual Osorio Chong seguiría presente dentro de la agenda pública, en los medios y se le sigue manteniendo en un puesto clave que en el priismo, como la Segob, es una especia de “pre-precandidatura” a la Presidencia. Así Beltrones y Miguel Ángel siguen creciendo, creciendo hasta que llegue el momento de la definición y que se dé esa lucha interna de forma mediatizada para mantener a la gente muy acostumbrada tanto a un personaje como al otro.

Segunda. Sería sacar a Osorio del gabinete para incrustarlo en la dirigencia y que me parece ser más lógica, pues tras todos los escándalos que ha vivido el gobierno de Enrique Peña Nieto, las trabas políticas y demás que le hacen ser una administración manchada, hacen al secretario de Gobernación una persona dentro del foco mediático como líder del PRI y así proyectarlo como el principal presidenciable dentro del partido. ¿Por qué me parece lo más factible? Por la situación que atraviesa el país: inestabilidades políticas, sociales y económicas demasiado fuertes que hacen que no sepamos a dónde va este barco. La mejor manera de colocar a Osorio rumbo a la Presidencia, es sacarlo del gobierno actual.

 

Ahora ocurre todo lo contrario a cuando se pensaba que formar parte del gobierno federal era un trampolín que aseguraba en buena medida la aspiración presidencial…

 

Sí, moverlo del gabinete para mantenerlo dentro de los medios y darle cierta “independencia” (o que al menos así lo perciban los votantes), de la última administración. Para que no se note esa continuidad, no tanto de la extracción partidista, pero sí del proyecto peñista que ha estado bastante inestable en últimos años.