Ya no hay pretexto de que es ilegal

 

 

Felicidades, revista Siempre!

por este 62 aniversario.

 

Carlos Alberto Pérez Cuevas

La educación es la base de cualquier proceso de desarrollo personal, social económico y cultural, en el cual debe pretenderse que las nuevas generaciones de niños adquieran conocimientos, herramientas y habilidades que les permitan crecer su intelecto, su capacidad de relacionarse, comprender y asimilar lo aprendido y llevarlo a la buena practica. En cualquier parte del mundo las evaluaciones de profesores es lo común, porque si hay un buen profesor habrá la posibilidad de un buen alumno; en México es al revés, evaluar está resultando lo extraordinario, querer profesores capacitados, actualizados y con buenas herramientas de enseñanza genera bloqueos, disturbios y exigencias desorbitadas de mentores que ven perder muchos privilegios.

Nuestro país requiere una revolución educativa que transforme de fondo a los estudiantes, que los haga competitivos y productivos internamente y en el exterior. Hoy, los países más avanzados son los que han decidido apostar en serio por la educación: Finlandia, Estados Unidos, Alemania y Canadá más algunas naciones asiáticas como Japón están dentro de las 10 naciones con mayor educación de sus habitantes y ello genera que tengan un mejor ingreso económico y una calidad de vida muy buena, estos ejemplos debemos de tomarlos en cuenta y apostarle a la educación.

Hace tiempo el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, explicaba que un patrón de desarrollo educativo en las grandes naciones pasaba por la selección y recompensa de los buenos profesores, la creación de un ambiente que fomente la innovación en las escuelas y la utilización de los recursos de una manera equitativa, entre los colegios más y menos avanzados, son sólo una parte de las tareas por realizar en el sistema educativo de nuestro país.

Por fortuna, los avances en México empiezan a verse, uno de ellos, es que los ministros de la Suprema Corte de Justicia la Nación tomaron la decisión unánime de declarar constitucional el sistema de evaluación obligatorio para el ingreso, permanencia y promoción de los maestros al servicio del Estado; determinaron la validez de los cuatro artículos de la Ley General del Servicio Profesional Docente, con lo cual, los argumentos de la CNTE se vinieron abajo, es decir, ya no hay pretexto de ilegalidad en la reforma.

La evaluación va y tiene que ser un proceso permanente que acabe con las viejas prácticas anquilosadas del SNTE y de la CNTE de venta de plazas y privilegios para unos cuantos a costa de la mala educación de niños y jóvenes.

Gobierno, padres de familia y ciudadanos tenemos que asumir la responsabilidad de que la única manera de salir adelante es con educación de calidad que forme y prepare a las próximas generaciones.

 

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