Con hastags como #FelipeVeteYa, los afines al chavismo manifestaron su rechazo de la visita del expresidente español Felipe González a Venezuela, para defender a los opositores Antonio Ledezma y Leopoldo López. Pese al rechazo en redes sociales y manifestaciones, hasta considerarlo “persona non grata”, González no ha tenido hasta el momento, ningún problema mayor para salir de Caracas.
Según información de ABC España, la intención de González es asesorar a los abogados de los 26 encarcelados y asistir al juicio contra Leopoldo López, que, en principio, tendría que reanudarse esta semana. Anoche, González logró reunirse con el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, que se encuentra en arresto domiciliario. Aunque en un primer intento se le negó el paso, después logró entrar. González calificó el encuentro de “muy cordial” y constató que lo que hace falta en Venezuela es diálogo.
Por su parte, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, repudió el “intervencionismo” en los asuntos internos del país. En un mensaje en Twitter, publicado bajo la etiqueta #Felipe fuera de aquí, Maduro consideró la llegada de González como una actuación del eje “Bogotá-Madrid-Miami”, que se conduce desesperado y envían a personajes para legitimar su guerra contra Venezuela. Maduro difundió tuits muy críticos a González y publicó otros en los que acusaba al expresidente español de ser cómplice de la derecha golpista.
Por otro lado, Nicolás Maduro, suspendió su visita al Vaticano este fin de semana, para entrevistarse con el Papa Francisco, tras recibir una recomendación médica que le impedía viajar en avión, por una fuerte gripa y otitis por la que pasa el mandatario. Lo que causó rechazo por parte de la oposición venezolana y de los medios democráticos internacionales, ya que consideran Maduro siempre ha gozado de muy buena salud.
Más bien lo atribuyen, según información de varios medios internacionales, a la petición que hicieron los expresidentes José María Aznar, de España, Andrés Pastrana, de Colombia, y Jorge Quiroga de Bolivia, además del Club de Madrid–que reúne a más de un centenar de antiguos jefes de Estado y Gobierno– mediante una carta al Papa, en la que le solicitan, pedir al presidente Nicolás Maduro la liberación de los presos políticos, el respeto a los derechos de participación social y de libertad de expresión y la celebración de elecciones justas y transparentes. En síntesis, Maduro no quiere la intervención del Vaticano.