Entrevista a Jorge J. Romero/Profesor investigador de la UAM-Xochimilco

 

 

Nora Rodríguez Aceves

 

El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) pone en la ciudad de México una cabeza de playa rumbo a la elección de 2018 para volver a postular a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República. Sin embargo, si se analizan sus resultados nacionales ahí ya no tiene tan buenos resultados, su presencia es bastante pequeña, es casi irrelevante, en Campeche obtuvo el 19% de la votación pero ese estado tiene 400 mil electores, es un estado muy pequeño, fuera de eso en todo el resto del país su votación es ínfima.

Morena sin duda alguna tuvo una votación muy importante en el Distrito Federal, gana cinco delegaciones y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) gana seis, por una y empatan, pero en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) sí le gana al perredismo, pues se lleva 18 distritos mientras que el PRD se queda sólo con 14 distritos, afirma Jorge Javier Romero Vadillo, profesor investigador del Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Xochimilco (UAM-Xochimilco).

El pasado 9 de junio el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) concluyó el cómputo oficial de las 16 jefaturas delegacionales y de las 40 diputaciones para la Asamblea Legislativa del Distrito Federal que se eligieron el pasado domingo 7 de junio, en donde el gran derrotado fue sin duda el PRD y Morena obtuvo una muy buena votación para ser su primera elección como partido oficial con registro, ya sin ir acompañado de ninguna otra fuerza política debido a que por ley esto no estaba permitido.

Jorge Romero comparte con Siempre! su análisis sobre el proceso electoral en el Distrito Federal en donde las miradas estaban puestas en dos de las principales fuerzas de “izquierda”: PRD y Morena, que se enfrentarían por primera vez por el control de la ciudad. “El gran derrotado de esta elección es el PRD, el cual no solo se dividió, incapaz de mantener su unidad, sino que además fue castigado incluso en el margen de voto que le podía quedar después de la división, éste es el mayor fracaso que ha tenido la izquierda desde 1991. En ese año, el recién nacido PRD no pudo sacar más que el 8% de la votación cuando en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas había llegado al 31% en una elección que además había sido turbia”.

El Sol Azteca nació con una fuerte caída en sus expectativas de voto, desde entonces, a pesar de que ha tenido altibajos, nunca había tenido un descalabro como el que tiene ahora, realmente estamos ante una profunda crisis de la mayor expresión partidista de la izquierda que ha existido en México, por eso sin duda alguna el principal saldo de esta elección es la crisis en la que entra la izquierda dividida y castigada además por sus propios errores de gobierno en Guerrero y aquí mismo en la Ciudad de México.

La división abrió el paso para otros partidos

Romero Vadillo apunta que aquí un dato importante es que “la división de la izquierda es la que le abrió paso al PAN en dos delegaciones —bueno, una al menos: Miguel Hidalgo, porque Benito Juárez es un bastión panista histórico— y por supuesto al PRI en tres delegaciones: Cuajimalpa, Magdalena Contreras y Milpa Alta, es decir, la división de la izquierda no sólo tiene efectos en dividir el voto entre dos partidos y hacer que unas las gane Morena y otras el PRD sino también le abrió paso a otros partidos y se perdió una hegemonía que tenía la izquierda en la Ciudad de México, eso es muy importante”.

El investigador retoma el tema de Morena y explica que el exjefe de gobierno de la capital fue uno de los factores principales que influyeron para que esta organización política ganara estos espacios políticos de representación popular. “Sin duda alguna López Obrador es el actor principal de Morena, este partido no se explica sin él, es un partido en torno a un caudillo, no es democrático, moderno sino es un partido en torno a un caudillo y, por supuesto, la campaña la hicieron con él, todos los candidatos aparecían en su propaganda con Andrés Manuel, entonces a esto debemos el avance tan significativo que tiene Morena en el DF, sin duda alguna; como ya dije, López Obrador es el ancla electoral de Morena para bien o para mal”.

Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma Metropolitana, de maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, y de doctorado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Jorge Romero explica que la forma en que gobernará Morena, el tipo de izquierda que representará el partido del tabasqueño en el Congreso de la Unión, en las delegaciones políticas y en la Asamblea será muy parecido a lo que ha ocurrido anteriormente porque “los personajes que llegan a estos cargos de delegados o diputados estaban antes en el PRD y este partido ha gobernado la ciudad de México, y ése es uno de sus grandes problemas en el ámbito concreto de las delegaciones a partir del clientelismo tradicional de la política mexicana”.

En la Asamblea Legislativa, ¿qué hará Morena? Oponerse a Mancera, al jefe de Gobierno, para diferenciarse, para fortalecer sus posiciones rumbo a la elección de 2018. Mancera tendrá muchas dificultades para gobernar no sólo por las delegaciones que perdió sino también por la Asamblea que no controlará ya.

Mientras que en la Cámara de Diputados —ya lo adelantó con toda claridad Martí Batres— serán una bancada con “una posición de oposición intransigente, esto es, simplemente se opondrá a todo, ahora sí habrá oposición, no será una izquierda propositiva, no lo es, es una izquierda, si es que se le puede llamar izquierda, porque además es bastante conservador Morena en sus posiciones morales y López Obrador siempre fue reticente para que en la Ciudad de México se aprobara el matrimonio igualitario y la interrupción voluntaria del embarazo; esto se pudo lograr cuando Andrés Manuel dejó el gobierno del DF, entonces no es de ninguna manera una izquierda propositiva pero sí una izquierda extremadamente opositora porque el PRD lo que hizo fue claudicar frente a Peña Nieto. Por lo tanto, lo que hará ya lo conocemos en el estilo del PRD cuando éste estaba dominado por López Obrador: plantones, toma de tribuna, exhibición de cartelones, ser histriónicos y exagerados; ése es el estilo que podemos esperar de los diputados federales y locales de Morena”.

Morena, izquierda caudillista

En opinión de Jorge Romero, quien no considera que la izquierda que representa AMLO sea autoritaria sino más bien “caudillista en torno a López Obrador y con un radicalismo sin programa, explica las causas por las que el electorado vota por Morena en esta elección intermedia: se debe a que hay una escisión en el PRD, pues buena parte del voto duro, del voto de clientelas, estos grupos que intercambian su voto por beneficios y por empleo, se fue con Morena. Otra causa es que hay un voto de castigo, el gobierno de Miguel Ángel Mancera es un gobierno desarticulado que también se desdibujó completamente, y que a pesar de que ha tratado de poner temas nacionales como la cuestión del salario mínimo, ha sido un gobierno muy ineficaz como gobierno de la ciudad; en su proyecto de movilidad para la ciudad ha sido un fracaso total; la crisis del metro no sólo le pegó a Marcelo Ebrard, le pega también a Mancera; la ciudad está sucia, llena de baches no hay gobierno eficaz, entonces hay un voto clientelista que se va y un voto de castigo”.

En tercer lugar, “hay una parte de la votación adicional del PRD que se identifica con esta oposición radical, ése es un voto más ciudadano, tal vez, más reflexionado, pero que se siente muy atraído por la personalidad carismática de López Obrador, y López Obrador es ancla para Morena tanto en el sentido positivo, que le dio estabilidad y le permitió tener un éxito electoral significativo en la Ciudad de México, como en el sentido de lastre, pues el tabasqueño es uno de los políticos que tiene más imagen negativa, y eso también puede significar un techo para Morena”.

Frente a este escenario y a pesar de los resultados negativos que obtuvo en DF y apenas superando el 11% de la elección nacional, Carlos Navarrete, líder nacional del PRD, niega que haya sido un fracaso para su partido esta elección intermedia y afirma que “no renunciaré a la presidencia del PRD”. En todo el mundo, cuando “un partido tiene un descalabro de esta magnitud, los dirigentes se van, hay una renuncia que es lo que permite impulsar la autocrítica y la renovación, aquí no tenemos esa tradición y Carlos Navarrete está aferrado, cerrado, y es muy probable que esta negación a abrir un proceso de reconstrucción del PRD con un cambio generacional lo que lleva es a que el PRD siga esta ruta de crisis y sigamos viendo este éxodo de cuadros perredistas hacia otros espacios”.

Lo que aprovechara el Movimiento de Regeneración Nacional rumbo a la carrera electoral de 201, en donde López Obrador y Ricardo Monreal ya están apuntados, uno para la elección presidencial y el otro para la jefatura del DF, respectivamente. “AMLO está preparado para el 2018 desde el día siguiente de la elecciones de 2012. López Obrador el único objetivo que tiene es tratar de repetir el arrastre de 2006, pero no se renueva a sí mismo tampoco, no es Luiz Inácio LuLa da Silva, el expresidente de Brasil, que aprendió de sus derrotas, cambió su lenguaje, supo construir nuevas alianzas; no, López Obrador es un mesiánico que solamente piensa en su justa ruta y lo único que es capaz de decir es que él es honrado y que lo que se necesita es alguien honrado para acabar con la corrupción, es decir, pura solución mágica típica de una personalidad como la de él, que es una personalidad mesiánica, no es un político racional, es un político emocional, y eso son los demagogos, ¿no?, pues López Obrador no ha pensado en otra cosa desde que terminó la elección de 2012 y toda la estrategia de construir Morena es para hacer un partido que sea un partido de leales a él, es un partido construido en torno a él y a su candidatura.”

Monreal, una escisión del PRI

De Ricardo Monreal, el académico de la UAM-Xochimilco señala: “después de su éxito en la delegación Cuauhtémoc se siente también ya aupado para buscar la candidatura en la Ciudad de México, lo cual tampoco es ninguna buena noticia, Monreal es un personaje, una excresencia de la política tradicional mexicana, de la época clásica del régimen del PRI, él no es otra cosa que una escisión del PRI.

Jorge Romero advierte que, en efecto, es muy importante el triunfo de Morena en el Distrito Federal, pero “no se puede perder de vista que finalmente lo que ellos tienen es un 8% nacional apretado, su éxito es en la Ciudad de México, no existe en el resto del país, y si no se dan cuenta de eso, lo que evidentemente volverá a pasar será lo de siempre: empezarán a sentir que están al borde de obtener la Presidencia de la República y volverán a fracasar”.

Frente a este panorama, una alianza electoral entre Morena y el PRD la verdad es que “lo dudo mucho, esto es como los divorcios, los divorcios en los que los exconyuges acaban odiándose profundamente, éste es un típico pleito de familia en el que las facciones están claramente definidas y en el que cada grupo se construye su identidad precisamente por la negación del otro. Al contrario, Morena será una oposición férrea a Mancera en la Ciudad de México, lo obstaculizará, ya a partir de ahora Mancera será lo que se diría en inglés un lameduck, un pato cojo, un pato inválido”.

Jorge Romero va más allá y apunta, ““la izquierda que tiene México hoy es anticuada, sin ideas, muy poco democrática, que no es capaz de desarrollar un programa para la reforma institucional del país. La izquierda que representa Morena es caudillista, tremendamente dependiente de la figura mesiánica de Andrés Manuel López Obrador. La izquierda que representa el PRD es también anquilosada, no le dice nada a los nuevos votantes, ya no es capaz de atraer a los jóvenes con una dirigencia envejecida, entonces no es la izquierda que necesita México, el país necesita una izquierda muy propositiva que sea capaz construir acuerdos nacionales para lograr esas reformas; no basta con tener muchos votos hay que después utilizar esos votos para construir las alianzas que le permitan a uno sacar adelante ese programa, y eso es lo que el PRD no pudo hacer nunca y yo creo que el PRD está en una etapa terminal, y Morena —que está emergiendo— es de todas maneras una izquierda que mira al pasado y no al futuro”.

Necesitamos un proyecto “más del tono de la social democracia renovada, una izquierda más ilustrada, ésta es muy poco educada, necesitamos que tenga más capacidad técnica, esta es una izquierda muy torpe, con muchos vicios a sus formas de hacer política, muy poco democrática, que no delibera; entonces, por supuesto que no es la izquierda que necesitamos, es la que tenemos”.