Entrevista a Víctor Alarcón Olguín/Profesor investigador de la UAM-Iztapalapa

Moisés Castillo

A pesar de los niveles bajos de aprobación del presidente Enrique Peña Nieto, el PRI prácticamente quedó intacto en la Cámara de Diputados. La alianza PRI-Partido Verde Ecologista de México obtuvo la mayoría en San Lázaro por lo que podrá impulsar las leyes secundarias pendientes de las reformas estructurales. Al partido en el poder no le afectaron los escándalos de conflicto de interés como el caso de la Casa Blanca, el pobre crecimiento económico o la inseguridad. La alianza PRI-PVEM también se benefició de la debilidad del PAN y la división de la izquierda partidista. Un dato que no debemos pasar por alto: ¿por qué 43 millones de ciudadanos se abstuvieron de participar en la “fiesta electoral”?

Según el Programa de Resultados Electorales Preliminares, la conformación de la Cámara baja quedaría de la siguiente manera: PRI, 197 curules (actualmente con 214); PAN, 107 (actualmente con 113); PRD, 56 (actualmente con 99); PVEM, 47 (actualmente con 27); Morena 35 (actualmente con 12); Movimiento Ciudadano, 26 (actualmente con 12); PT, 13 (actualmente con 11); Nueva Alianza, 10 (actualmente con 10); Encuentro Social, 8, y 1 independiente. Los partidos más beneficiados de los comicios fueron el Partido Verde, Movimiento Ciudadano y Morena gracias al efecto Andrés Manuel López Obrador.

Un estudio del Centro de Investigación para el Desarrollo, A. C. (CIDAC) señala que tras los resultados electorales el PRI seguirá siendo capaz de gestionar su agenda legislativa sin cambios significativos.

“La distribución del apoyo electoral a nivel federal exhibe la ausencia de un castigo popular contundente para el partido gobernante. Desde 1997, en todas las elecciones intermedias, el partido en el gobierno ha perdido la mayoría o ha resultado un gobierno dividido. Para el gobierno federal esta señal podría constituir la ratificación popular del proyecto de gobierno. El riesgo de este escenario es que el partido en el poder lo interprete como una ‘ratificación’ que justifique la no reestructuración de la estrategia gubernamental.”

El reto del PRI

Para Víctor Alarcón Olguín, analista político y profesor investigador de la UAM-Iztapalapa, el PRI tendrá el reto de conformar una coalición legislativa para alcanzar el número mágico de 251 votos.

“La composición es muy parecida a la que surgió en 2012. El PRI y sus aliados potenciales como el Partido Verde, Nueva Alianza, tratarán de acercarse al número mágico que es 251. Ahora se empieza a especular sobre el papel que podría tener el partido Encuentro Social para sumarse a esta composición de partidos y tratar de conformar un primer bloque de coalición.”

¿Qué lectura le das a la composición de la Cámara de Diputados tras la elección del 7 de junio?

Veo una oposición muy pulverizada. La alianza PRI-PVEM ganó una cantidad primordial de distritos, esto condiciona a que haya una oposición diseminada. Lo anterior, por un lado, puede facilitar que el PRI y sus aliados puedan ir avanzando aunque tengan condiciones de no mayoría relativa. En su defecto, esto va a generar un esfuerzo interesante de negociaciones entre PAN y PRD, y veremos cuál será la actitud del grupo parlamentario de Morena para asumir si hay condiciones o no para generar acuerdos, sobre todo en la idea de tratar de terminar de concretar el impulso de las leyes secundarias que van derivadas de muchos de los acuerdos que se tomaron en el Pacto por México. Sería la parte medular de lo que le quedaría a Enrique Peña Nieto en la posibilidad de construir políticas de aquí a 2018.

¿El Ejecutivo y su partido tendrán dificultades para formar mayorías a fin de sacar adelante leyes secundarias de reformas estructurales?

Los números no le van a dar para tener una mayoría absoluta a la alianza PRI-PVEM. En este sentido, es un cambio respecto a lo que vimos en los últimos tres años. El no tener el número mágico de 251, ya no les da el control automático de las votaciones, van a tener que trabajar mucho más en los consensos. Conforme el reglamento de la Cámara de Diputados y lo que marca la Constitución, se requiere básicamente el quórum de votación, pero no necesariamente se señala que tiene que ser mayoría absoluta. Normalmente las disposiciones se aprueban con la mayoría de los miembros presentes en el pleno. Lo que sí puede haber como posibilidad es que la oposición tenga ahora más facilidad de romper el quórum y entonces salirse y interrumpir las sesiones. Eso en técnica parlamentaria se llama filibuster, tomando el ejemplo de Estados Unidos. Acá los quórums de votación dicen que con la mayoría de los miembros presentes se pueden aprobar leyes. Las leyes se pueden aprobar con 126 votos, contra 125, pero el asunto es que si no hay disciplina parlamentaria y si el primer grupo no tiene el peso suficiente, entonces el resto de la oposición puede tener la oportunidad de sumarse y bloquear la alianza.

 

Los pendientes

El vocero de la Presidencia ya presumió que gracias a la reforma electoral hubo candidatos independientes…

Quedan pendientes la reforma anticorrupción y la de transparencia. Temas como ley de víctimas, atención a derechos humanos, la situación de las telecomunicaciones, aspectos de la reforma energética, pero en realidad diría que esto no se puede generar si el Ejecutivo no tiene elementos de consenso a su alcance, habrá un proceso inercial: el Congreso aprobará temas marginales, ya no de alto impacto. Como se dice coloquialmente la vida parlamentaria “nadará de a muertito”. No se esperarían reformas de gran calado como las que logró Peña Nieto en la primera mitad de su mandato. Lamentablemente los resultados no dan para que Morena, el PAN o el PRD hagan un contrapeso de fondo, a menos de que hubiera un tipo de acuerdo político. No creo que haya condiciones para reeditar el famoso G-4 de 1997, que es cuando el PRI por primera vez pierde la mayoría en San Lázaro y entonces la sumatoria de todos los partidos de oposición logra, efectivamente, un contrapeso efectivo.

 

La falta de un experimentado Manlio Fabio Beltrones, ¿afectará al PRI en el momento de las negociaciones?

No puedo decir nada en este momento, pero desde luego se atribuye a Beltrones el éxito que tuvo el PRI en varios estados, muy particularmente en Sonora, con Claudia Pavlovich. No creo que esta elección le haya dado más o quitado peso significativo a la presencia política del sonorense. En todo caso, creo que puede ser un elemento importante por considerar. Algunos de los presidenciales cumplieron su cometido de llegar a un punto donde pueden desarrollar una plataforma. El escenario inmediato es que buscará la presidencia del PRI, si ese cometido no se logra, pues estará en una condición limitada para promoverse rumbo al 2018.

El salto de César Camacho

¿La relación del Ejecutivo federal con la Cámara de Diputados cambiará o seguirá igual?

Lo importante es que no creo que la relación per se cambie en cuanto al liderazgo. Hay que tomar en cuenta que quienes llegan a la Cámara de Diputados son César Camacho y José Carlos Ramírez Marín, hombres de la confianza de Peña Nieto.

¿Son buenos negociadores?

José Carlos Ramírez, sin lugar a dudas, tuvo una presencia importante hace dos legislaturas, incluso con un buen papel en la construcción de acuerdos. Esto le permitió ganar espacio con Peña Nieto para ser titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu). César Camacho termina como presidente del PRI, y es un salto natural. De alguna manera Peña Nieto lo coloca como el coordinador de la bancada. Esto va a generar un paso natural donde el Ejecutivo coloca a alguien de su confianza y esto le permitirá una línea de comunicación directa. Quizá los resultados que tuvo Camacho en el Pacto por México acreditan su papel como buen negociador y entonces creo que ahí por lo menos Peña Nieto trata de mandar sus mejores cartas. Vamos a ver cómo se da la disciplina en el grupo parlamentario luego de la coordinación de Beltrones, y cómo se coordinará con Emilio Gamboa en el Senado.

¿Qué tan relevantes son estos tres años en la Cámara de Diputados en la segunda parte del sexenio, porque muchos actores políticos ven cerca 2018?

Las segundas partes de mandatos presidenciales generalmente son mandatos que, desgraciadamente y con resultados adversos —como se acaban de observar en el PRI con una disminución real de su influencia en la Cámara baja—, hacen escenarios más tirados hacia lo intrascendente, acuerdos marginales y resultados bastante pobres. Creo que la Cámara va a tomar un papel relevante en temas como la asignación del presupuesto, es donde realmente hay un interés y será el primer debate significativo que vamos a observar de aquí a diciembre. El PRI tendrá que hacer un esfuerzo notable para presuponer que puede avanzar en una legislación sustancial con números adversos. Puede ser también una ventana de oportunidad para que alguien de los que llegan a la bancada vean si pueden ser presidenciables. La Cámara puede ser usada como un espacio de proyección hacia otro tipo de ejercicio político. A Vicente Fox y Felipe Calderón en las segundas mitades de sexenio no les fue nada bien, precisamente porque no pudieron construir mayorías sólidas derivadas del resultado de la elección.

¿Qué temas podría impulsar el Ejecutivo?

Hay que tomar en cuenta que la elección replegó mucho, no sólo por asunto de ley, sino que fue un proceso electoral de mucha beligerancia después de lo de Ayotzinapa y las presiones de la CNTE. Vamos a ver si la posición de Peña Nieto es la de avanzar en las reformas estructurales que se aprobaron, como la educativa, aun con el costo de confrontar abiertamente a los sindicatos. Cuando se tienen limitaciones forzadas de que primero tengo que pactar con el partido para sacar reformas constitucionales, o no tengo la mayoría absoluta para poder sacar legislación ordinaria, o voy a tener que hacer uso de mi mayoría relativa para aprovechar las condiciones de división de la oposición, esto reduce las posibilidades legislativas.