MÉXICO EN EL MUNDO
ONEL ORTIZ FRAGOSO
A partir del hecho de que una política exterior exitosa sólo se basa en una política interior fuerte y consistente, México debe tener una política exterior de 360 grados. Esto significa contar con una estrategia definida para cada región del Mundo: Norteamérica, América Latina y el Caribe, Europa, Asia-Pacífico, Medio Oriente y África. Además, un plan para potenciar el papel de México en sus representaciones en organismos internacionales e incrementar sus relaciones con los organismos internacionales no gubernamentales.
Trescientos sesenta grados de diplomacia y buena política, que utilice inteligentemente las ventajas de los llamados “tiempos modernos”. Decir que el mundo está unido ha dejado de ser un eufemismo. El desarrollo exponencial de las comunicaciones e Internet, la conformación de grupos económicos regionales y subregionales, los flujos migratorios, las fluctuaciones económicas, los conflictos bélicos y la acción global del crimen organizado son factores que obligan a los Estados a multiplicar y diferenciar sus relaciones internacionales. Nuestro país tiene que hacer eso: desplegar acciones en todo el mundo, aprovechando las ventajas que ofrece la globalización de la información y la economía.
¿Cuáles serían los ejes de esta acción integral?
Incluye la revisión de las relaciones con Estados Unidos y Canadá. Dos décadas de libre comercio son tiempo suficiente para valorar los aspectos más significativos de este tratado. El intercambio comercial ha favorecido a algunos ramos de la economía, pero temas sustanciales para México han quedado pendientes, particularmente el relativo al acuerdo migratorio. Por cierto, el presidente estadounidense Barack Obama ya nominó a la próxima embajadora en nuestro país, mientras que México aún no designa al sustito de Eduardo Medina Mora, que ahora ocupa un lugar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La región de América Latina y el Caribe tiene un papel estratégico para las relaciones exteriores del Estado mexicano. Se trata de una región unida por la historia, el idioma y la cultura. Su carácter estratégico deriva de la posibilidad de desplegar iniciativas conjuntas para la atención de los problemas sociales como la pobreza, la desigualdad y el respeto a los derechos humanos. Con Brasil, Argentina y Chile sería fundamental trascender la lógica de un bloque sudamericano para avanzar hacia una estrategia conjunta con otras regiones del mundo.
La relación de México con Europa es muy amplia y variada, pero aún no ha dado los resultados esperados. Debemos acercar el euro al peso. Los temas con Europa están relacionados con los intercambios comerciales, con el desarrollo de nuevas fuentes de energía, con innovaciones e intercambios en educación. Las relaciones deben fortalecerse no sólo con España, Francia, Inglaterra o Alemania, sino lanzar nuevas iniciativas con naciones como Finlandia, Suecia, Holanda y Bélgica.
Asia-Pacífico es un área de grandes oportunidades para México. La relación clave no es sólo con Japón y China, sino también con Corea y con las naciones árabes. África parece un continente muy distante para México, pero no es así. Las naciones africanas en las distintas regiones de ese gran continente, tienen aspectos interesantes que merecen analizarse.
También deben fortalecerse las representaciones mexicanas en los organismos internacionales. La política exterior mexicana debe distinguirse por su activismo en la construcción de puentes de entendimiento entre las naciones. Sólo así, por derecho propio, México fortalecerá su posición en la comunidad internacional. La Secretaría de Relaciones Exteriores tiene mucho trabajo por delante.
Coordinador asesores presidencia mesa directiva Senado de la República
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