Serán despedidos de inmediato documentados que detecte en su firma, aseguró el aspirante presidencial republicano, Donald Trump. Sin embargo, dijo que no puede garantizar que todos sus trabajadores estén en condiciones legales.

“Nos desharíamos de ellos inmediatamente”, dijo el magnate de bienes raíces en entrevista con la cadena CNN, en referencia a un reporte del diario The Washington Post, que documentó que hay trabajadores hispanos, algunos indocumentados, en una obra de su propiedad.

Con el fin de poder tomar acciones prontas, Trump pidió al diario que no publicara los nombres de los migrantes que trabajan en la obra de un hotel de lujo que el empresario lleva a cabo con una inversión de 200 millones de dólares en la capital estadounidense.

Trump, que tiene una fortuna personal calculada en cuatro mil 200 millones de dólares, dijo que “no puede garantizarse” que todos sus empleados tengan un estatus migratorio legal porque hay 11 millones de indocumentados en la país y “están en todos lados”.

Al ser cuestionado de que si no es hipócrita decir que la inmigración indocumentada está “matando a Estados Unidos mientras emplea trabajadores migrantes”, admitió su responsabilidad: “Absolutamente, nos hemos salido del camino para asegurarnos que todo mundo en ese edificio sea legal”.

Un claro ejemplo de su doble discurso es que la joya de su imperio, The Trump Tower, en la Fifth Avenue, Manhattan, fue construida por quien parece detestar: el inmenso edificio comenzó a ser levantada por un grupo de inmigrantes indocumentados polacos, hace 35 años.

Cerca de 200 trabajadores de demolición, que integraban la llamada Brigada Polaca debido a su origen, trabajaban en turnos de 12 horas, siete días a la semana, para derrumbar el viejo edificio de Bonwit Teller y levantar allí el gran complejo, según testimonios que iniciaron un juicio civil en una corte federal, ya que los trabajadores aseguraron que recibían una paga de 5 dólares la hora o menos, si es que lograban obtener un pago.

Trump ha demostrado ya desde antes su coraje contra los inmigrantes. En 2011 escribió un libro titulado Time to Get Tough: Making America #1 Again (Hora de ser rudos: convertir a EU en el Nº 1 otra vez), en el escribe que “la inmigración es una bola de demolición que apunta contra los contribuyentes norteamericanos”.

Lo que parece que Trump desconoce es que la población hispana de California superó ya a la de anglosajones, con lo que se convierten en el mayor grupo étnico de la entidad.

El Estado tenía cerca de 14.99 millones de latinos comparados con los 14.92 millones de blancos no hispanos para el 1 de julio de 2012, la información más reciente disponible indica que ambos grupos representan casi 80% de la población.

California se une a Nuevo México como el segundo estado con mayoría latina; Hawai, con su gran población asiática, es el tercer estado en donde los blancos no son el grupo étnico mayoritario.

Los despectivos comentarios sobre los inmigrantes mexicanos, a quienes calificó de violadores y narcotraficantes, le han costado caro a Trump: ha perdido múltiples contratos con importantes firmas, lo que supone una preocupante merma de dólares para sus negocios.

La cadena Univisión, NBC y Televisa, la tienda departamental Macys´y Serta, así como el chef hispano estadounidense, José Andres, han suspendido diversos negocios con Trump.