Se han escuchado varias historias sobre Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo”; una de ellas es la del capo benevolente, ese capo que ayuda a la gente más necesitada, con regalos, medicinas para los pobres, envíos de agua potable a poblados afectados por tormentas y más.

Sin embargo, el Diario de Torreón, cuenta otra versión sobre el narcotraficante y ésta proviene de la pequeña ciudad en las montañas, Badiraguato, Sinaloa, que forma parte de la mitología de Guzmán tras haber alcanzado la riqueza por medio del crimen organizado, pero ninguna de las dos decenas de personas entrevistadas puede constatar alguna evidencia de su generosidad.

De acuerdo con las declaraciones del alcalde de dicho municipio, Mario Valenzuela, declara que es un mito que han creado que algún narcotraficante haya invertido en Badiraguato.

Expresó que “no veo un edificio que está produciendo empleo, yo no veo una obra pública, una casa de salud o un hospital, que ustedes puedan decir que fue construido con dinero del narcotráfico o con recursos de ellos”.

Señaló que si Guzmán o su cártel hubieran invertido en las comunidades, tendrían otra cara, tendrían otro pavimento, drenajes, pero no se tiene y no se tiene porqué ya que es un mito sobre su supuesto apoyo social.

El gran escape del “Chapo” del penal del Altiplano ha puesto en el ojo del huracán a Badiraguato, generando una gran atención en la cabecera de un municipio que incluye una aldea de La Tuna, donde aún vive la madre del capo.

Los caminos que llevan a La Tuna siguen siendo de tierra y el mismo Badiraguato, carece de señales de dinero, como los concesionarios de automóviles de lujo, los mausoleos palaciegos, los conjuntos cerrados de viviendas nuevas de acceso restringido o decenas de cambistas callejeros con dólares baratos, y que son tan comunes en Culiacán.

De acuerdo con la nota de dicho diario, lo único que se aprecía o los grandes cambios del municipio son un nuevo balcón para el palacio municipal que a la tranquila plaza dominada por una iglesia del siglo XIX, en las que los habitantes buscan resguardarse del sol de Sinaloa.

Badiraguato sigue sumido en la pobreza, aunque el mismo munícipe reconoce que los habitantes se ganan la vida, cultivando marihuana y amapola.

En algunas estados de México, la noticia de que Guzmán se escapó, fue recibida más con admiración que con miedo para los que lo ven como un héroe popular.

Exista o no la evidencia de sus regalos del capo, para muchos él es un Robin Hood de quien se dice comparte su riqueza con los pobres y tiene cuidado de no afectar a inocentes cuando efectúa sus ajustes de cuentas.

Valenzuela asegura que el narcotraficante no es violento, pues no enfrenta al gobierno a balazos, pues es un hombre inteligente en sus negocios.

El Cártel de Sinaloa, es muy distinto al Cártel Nueva Generación, el cual opera más al sur, pues presuntamente derribó una helicóptero militar el pasado primero de mayo con un misil impulsado por un cohete.

Aunque Baridaguato no es inmune a actos de violencia, el municipio de 30 mil habitantes, suele reportar una tasa de homicidios al menos de cinco veces superior a la del promedio nacional; Sinaloa se encuentra entre los cinco o seis estados con más asesinatos.

Los homicidios que hay en Sinaloa rebasa los homicidios que hay en Michoacán o Tamaulipas, aunque se presume que la violencia que existe en dicho estado esta más dirigida a ciertos blancos.

La mitología que se desencadena alrededor del capo de capos, aquel que logro escapar dos veces de un penal de alta seguridad, es más una versión al estilo Hollywood, un mafioso de la vieja escuela, un capo implacable, pero al mismo tiempo honorable que se hizo de una fortuna tras crecer como un hijo de un agricultor.

A pesar de sus raíces humildes, el “Chapo” no es querido entre las familias de agricultores pobres, a las que su cártel ha obligado a desplazarse. Durante los últimos cinco años cientos de familias han huido de su municipio montañoso de Sinaloa, impulsados por el miedo y amenazas del Cártel de Sinaloa, presionados para que plantaran amapola con el fin de contrarrestar la caída de los precios de la marihuana.

Los habitantes que no querían ceder o cultivar los narcóticos se enfrentaban a secuestros o incluso la muerte.