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Manuel Nava

 POR LOS CAMINOS DEL SUR

 

Le cayó de sorpresa lo del IEEPO

Acapulco.- La desaparición del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca no solo tomó por sorpresa al magisterio guerrerense sino que el caso de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) la noticia llega en el momento en que aún no resuelve la división interna y su estrategia de oposición divaga entre la demanda de presentación de los 43 normalistas desaparecidos hace diez meses y los efectos de la reforma educativa en el estado.

Lo ocurrido en Oaxaca fue en realidad un golpe a la fuente de financiamiento de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, lo que implicaría que el momento social antisistémico que se desbordó después de los hechos de Iguala en septiembre de 2014, tenderá a disminuir.

La CETEG ha sido desde siempre uno de los bastiones de la disidencia del magisterio, anterior, incluso, a los movimientos de inconformidad que se dieron a finales de los 70 a nivel nacional.

Desde 1950, los maestros de Guerrero buscaron formas para organizarse y defender sus derechos, en torno a tres ejes: democratizar el sindicato, defender los derechos de los maestros y democratizar la educación.

Estuvo marcado por dos componentes de su origen social que son la Normal Rural de Ayotzinapa y los pueblos originarios. Es decir, el vector indígena y campesino y participó en guerrillas, partidos políticos, movimientos indígenas y organizaciones campesinas. En especial destaca la creación del Consejo Regional de la Montaña del Estado de Guerrero.

Huelga decir la importancia de la participación del magisterio en el movimiento revolucionario del magisterio que inició el guerrerense Othón Salazar, quien a la postre llegó a ser alcalde de Alcozauca por el Partido Comunista Mexicano.

Desde 2013, cuando la reforma educativa aún era iniciativa, la CETEG ya había iniciado movilizaciones que se fueron radicalizando hasta tomar los visos de una acción autojusticiera. Cuando la reforma se aprobó, contingentes de la CETEG destrozaron las instalaciones del Congreso del Estado y de los partidos políticos en Chilpancingo, como un castigo por lo que consideraron un atentado contra la educación laica, libre y gratuita y en contra de los derechos laborales del magisterio.

La CETEG es el eje de las plataformas que aglutinan la mayor parte de las organizaciones sociales radicales ya sea bajo la Asamblea Popular de Pueblos de Guerrero, el Movimiento Popular Guerrerense, la Asamblea Nacional de Pueblos, recientemente convertida en Convención Nacional Popular.

El ataque y la desaparición de los 43 normalistas sumó una causa más a sus movilizaciones y mantuvo la batuta en los movimientos que han efectuado los padres de los 43 normalistas e incluso se han vinculado a organizaciones de transportistas como la Coordinadora Estatal de Transportistas Independientes de Guerrero, la cual protagonizó un choque violento con la Coalición de Servidores del Transporte Estado de Guerrero en días recientes, aparentemente por rutas y permisos

Pero desde mayo de este año, el movimiento sufre un desgaste muy fuerte y perdió cierta capacidad para convencer al resto de la población.

De hecho su estrategia está empobrecida. Convirtió la movilización en una forma de presionar al estado para obtener concesiones y defender los derechos laborales, pero sin mayor trascendencia.

Previo a la elección del 7 de junio, el movimiento aflojó la presión que hasta ese entonces había ejercido sobre todo el andamiaje institucional. Particularmente su postura de impedir la realización de los comicios se vio debilitada y un sector decidió apoyar a Beatriz Mojica, candidato del PRD al gobierno del estado, otros más aceptaron posiciones de postulación en regidurías. Su consigna de crear consejos populares poco a poco se fue quedando en el olvido.

En el seno de la CETEG, desde abril, afloró una fisura que se profundiza cada vez más. Un grupo de sus integrantes decidió romper con Ramos Reyes Guerrero, secretario general de dicha agrupación debido a que “un grupo de delegados de La Montaña traicionó e invalidó los resolutivos del congreso de su propia región, que eran producto de la decisión de las bases, para que llegara a su cargo el secretario general Reyes Guerrero”.

Los desacuerdos entre la militancia de la CETEG comenzaron en 2013, cuando en un congreso regional La región Montaña Alta propuso al profesor Ulises Flores Santiago como secretario general y no al actual representante del magisterio disidente, Reyes Guerrero, quien presuntamente cabildeó de manera ilegal su elección en el congreso estatal de diciembre de ese año.

En un documento, el Colectivo Magisterial Claudio Castillo Peña asegura que en el congreso regional de la Montaña Alta el 8 y 9 de diciembre de 2013, surgieron dos propuestas para la dirigencia de la CETEG, las cuales fueron conformar un comité encabezado por un secretario general, “es decir, un esquema similar al charrismo”, y establecer una dirección colectiva con representantes de las ocho regiones.

Tras un largo debate, los delegados eligieron por mayoría que la CETEG fuese dirigida por un secretario general y después se nombraron a dos profesores para el cargo, Reyes Guerrero y Flores Santiago.

El comunicado explica que dentro del Comité Ejecutivo Seccional Democrático de la CETEG, hay dos posiciones antagónicas “que sólo la base y la historia van a resolver”.

Una concibe al secretario general Reyes Guerrero como la máxima autoridad del magisterio disidente, seguido del secretario de Finanzas, Barón Venancio, a quien también se reconoce como vocero de la CETEG y por último a la comisión de gestoría laboral, “una imitación vulgar de la estructura del charrismo sindical”.

La otra “se desarrolla ante la marginación y golpeteo del otro grupo”, plantea respetar la dirección colectiva, a la Comisión Política de la CETEG y a los principios de la organización y ésta la promueven las regiones Centro, Acapulco, Costa Grande, Tierra Caliente y Norte.

Es probable que el interés común vuelva a cohesionar a la CETEG ante decisiones de gobierno como en Oaxaca, pero también esa fisura puede ocasionar estragos en la agrupación magisterial.