El pasado 4 de julio se llenaron de colores los escenarios norteamericanos al festejar el 239 aniversario de la proclamación de su independencia.

En este aniversario, la Casa Blanca eligió dar un especial reconocimiento a las fuerzas armadas de Estados Unidos: “Queremos rendir honores a todas las personas que a través de la historia de los Estados Unidos, han luchado y se han sacrificado para hacer de su tierra un país mejor, desde nuestro Padres Fundadores hasta los hombres y mujeres uniformados que sirven en casa y en el mundo (…) Estamos muy agradecidos por su servicio y por su sacrificio”, dijo el presidente Obama en un mensaje a la nación.

Como cada año, los festejos fueron espectaculares en todo el territorio norteamericano y en la Casa Blanca hubo un megaconcierto con artistas nacionales y latinos además de que diversas personalidades de la opinión pública así como familiares de los militares fueron invitados al festejo a los jardines de la Casa Blanca.

¿Qué le resta por hacer al presidente Obama?

Siempre muy preocupado por la cuestiones de paz, se diría que una de las características de la administración Obama es la negociación y la tendencia al diálogo.

Prueba de ello es que una de las primeras acciones de su gobierno fue la de retirar las tropas norteamericanas de Afganistán, el acercamiento con los migrantes, su reforma de salud (Obamacare) y, lo que muchos analistas consideran como el gran legado de esta administración, el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba.

La reforma al sistema de salud “Obamacare”

Una propuesta pendiente en las pasadas administraciones que busca darle “un seguro popular” a millones de personas sin acceso al sistema de salud, especialmente a los latinos y otros inmigrantes.

Por ejemplo, tan sólo en Texas, uno de los estados más poblados de la Unión Americana con casi 27 millones de ciudadanos, se estima que 5 millones de personas no tienen acceso al sistema de salud. Se prevé que la cifra vaya aumentando gradualmente cada año, ya que muchos jóvenes están amparados por el sistema de salud de sus padres hasta la edad de 26 años.

Otros 6 millones de texanos pagan un seguro médico privado, y otros 5 millones han tenido acceso al sistema de salud al ser diagnosticados como pacientes con algún tipo de tratamiento de salud mental o bien, que están dentro algún plan del gobierno federal.

En Texas igualmente se tiene la cifra que casi 11 millones de personas sin acceso al sistema de salud, lo han utilizado en ocasiones anteriores por cuestiones de urgencia y que de alguna manera, no se les podría negar el acceso al servicio nuevamente.

El caso de Texas es un ejemplo ilustrativo de la situación que se vive en el resto de los estados de la Unión Americana en donde el sistema de salud ha sido una prioridad en las administraciones del Partido Demócrata y que en el caso del presidente Obama, ha recibido un apoyo considerable.

La acción ejecutiva para los inmigrantes

“Les ofrezco el siguiente acuerdo: a todos los que ya viven en nuestro país desde hace más de 5 años, que tengan hijos reconocidos como ciudadanos norteamericanos o sean de residentes legales, que no tengan antecedentes penales y quieran contribuir con sus plenas responsabilidades como pagar impuestos, podrán permanecer temporalmente en nuestro país sin miedo a ser deportados. Ya pueden salir de las sombras, ya pueden legalizar su condición,” dijo el presidente Obama en un mensaje a la nación el 24 de noviembre del año pasado, levantando euforia en las calles norteamericanas.

La acción ejecutiva del presidente Obama en materia de migración denota una clara voluntad política por avanzar en la reforma del sistema migratorio en los Estados Unidos, una agenda cada vez más necesitada de soluciones ya que el flujo migratorio a ese país crece año con año considerablemente.

Además, de que 11 de los 35 millones de migrantes indocumentados que se estiman hay en Norteamérica, son de origen latino. Gran parte de la economía de servicios depende de esta mano de obra.

La acción ejecutiva del presidente Obama pensaba otorgarle ciertos derechos a cerca de 6 millones de indocumentados que ya trabajan y viven en Estados Unidos, los famosos “dreamers” por la ley de 2013 “Dream Act” aprobada por el senado norteamericano, pero congelada por los diputados.

El legado de La Habana

Desde el 2013, el presidente Obama se ostenta como uno de los más populares en la historia de los presidentes norteamericanos, y según la encuestadora Gallup, uno de los temas más vistosos es el del acercamiento con la isla caribeña.

El 23 de septiembre del año pasado, el Papa Francisco visitó la Casa Blanca por primera vez en la historia del Vaticano. En enero 1 de este año, se dio el anuncio de la famosa “apertura de embajadas”, un día que desde 1961, las relaciones diplomáticas habían quedado congeladas por el entonces presidente Eisenhower, decretando uno de los bloqueos comerciales más feroces en Latinoamérica.

En abril de este año, con motivo de la VI Cumbre de las Américas, el presidente Obama y el mandatario cubano, Raúl Castro, estrecharon sus manos en un cordial saludo y acercamiento. El 21 de mayo se sentaron a negociar el tema de las embajadas y hoy en día, tenemos una fecha: 20 de julio de 2015.

El primer vuelo comercial de Washington a La Habana ya es una realidad aunque la cuestión del levantamiento del embargo no corre con la misma suerte.

Cabe mencionar que todas estas resoluciones –migración, Cuba y salud– están pendientes en el congreso norteamericano, que en las pasadas elecciones intermedias, fue secuestrado por la mayoría republicana. La política del presidente Obama ha dejado menos sinsabores y ha logrado posicionar a su gobierno como uno del verdadero cambio en la forma de actuar; en sus propias palabras “Tenemos 100 años haciendo las cosas de la misma manera y no logramos nada, tenemos que cambiar la forma de hacer política”.

Hasta aquí, el presidente Obama deja un claro mensaje político a su sucesor: reformarse o morir.

Con información de www.thewhitehouse.com