Maestros
Marco Antonio Aguilar Cortés
El problema educativo de México no se llama Emilio Chuayffet Chemor; ni se denomina así la solución a tan delicado conflicto.
Con Emilio, sin Emilio, y aun en contra de Emilio, los mexicanos tenemos que resolver cada uno de los peligros actuales que padece nuestro sistema educativo.
También, es absurdo reducir la reforma educativa a una evaluación de maestros, aun siendo el evaluar un eficaz instrumento para justipreciar infinidad de cosas. Si alguien ha hecho a nuestros profesores es el gobierno, por ello Sor Juana redundaría: quererlos cual los hacéis y hacedlos cual los buscáis.
Pero si ahora los quieren formar de otra manera, la táctica para instrumentarlo no fue la mejor, y la gigantesca creatura ineducada ha puesto en jaque a su propio creador, exigiendo que antes se evalúe a todas las autoridades educativas, requiriendo participar en toda evaluación, y reclamando más poder y prestaciones mayores.
Además acusan: “El gobierno pretende privatizar la educación”. Y ésta, por su naturaleza, debe ser laica, pública y gratuita. Todo humano debe tener acceso a la educación, y quien lo obstaculice, sea quien sea, viola un importante derecho humano garantido.
Así transgreden estos derechos los funcionarios públicos que intenten privatizar la educación para entregarla en manos particulares. También atropellan estos derechos los líderes sindicales que manipulan y suspenden las labores educativas oficiales a su antojo, llevando a sus propios hijos a colegios particulares, mientras que las familias comunes son orilladas a soportar que sus descendencias no tengan clases, o a hacer esfuerzos inauditos y heroicos para pagar los altos costos de la limitada educación particular.
Mientras se gastan, según el Presupuesto de Egresos de la Federación 2015, centenares de miles de millones de pesos no en la educación sino a pretexto de la educación.
Siendo esas enormes erogaciones exclusivamente para el sistema escolar, cuando la mayor influencia que el ser humano recibe proviene de lo no escolarizado.
Todos los medios masivos de comunicación que, no para bien en estos tiempos, tienen mayor influencia educativa en la población deben participar, sin cobro, con una responsable, amplia, eficiente, científica y filosófica, información y formación, dirigida a todos los sectores sociales, bajo la rectoría del Estado mexicano y la participación activa de las instituciones superiores de educación en nuestro país.
Ese proyecto sería parte de una auténtica reforma educativa, en donde se seleccionará a los mejores maestros en las diferentes materias que integraran el plan de estudios en los diversos grados escolares, a efecto de que cada escuela con maestros y alumnos se inserte activa y obligatoriamente por horas, cibernética y electrónicamente, en las clases científicas y atractivas que al respecto se expongan.
Una reforma, así, es necesaria y posible.
