David Boyás
Maravillosa velada pasamos el día 21 de julio en la Fonoteca Nacional. Y es que Pável Granados, Zarco Gómez y Astrid Hadad se unieron para recordar a Joaquín Pardavé en su 60° aniversario luctuoso. El talentoso artista falleció un 20 de julio de 1955 a la edad de 55 años.
La mayoría lo recordamos como actor de la época de oro del cine mexicano en interpretaciones magníficas como la del Baisano Jalil o Don Susanito Peñafiel y Somellera, o en películas junto a Sara García, Cantinflas y Pedro Infante. Pero en la Fonoteca se recordó al también compositor, músico con oído agudo, autor de decenas de canciones y pionero de géneros como el bolero.
“Era seguidor de Guty Cárdenas y Agustín Lara”, aseguró Pável Granados, coordinador del Catálogo de Música Popular de la Fonoteca Nacional. Además fue pintor, productor, director y, en cuanto a géneros musicales, abordó el fox trot, el paso doble, el mambo, el cuplé, el tango, el vals y la canción ranchera. “Un showman” verdadero, a decir de Granados, “toda proporción guardada, una especie de Chaplin mexicano”.
Durante la sesión, se pudieron escuchar grabaciones inéditas de composiciones de Pardavé. La Fonoteca Nacional cuenta con una treintena, pero el investigador y cantante Zarco Gómez se encuentra en la búsqueda y rescate de más piezas que serán un material excelente, con la ayuda de Cecilia y Gustavo, sobrinos del actor, y de Jorge Miranda. Miranda fue un coleccionista que encontró la canción Pénjamo, que lleva el nombre de la ciudad de Guanajuato donde nació Pardavé, y que Astrid Hadad, la cantante que más ha interpretado al autor de Negra consentida, tuvo oportunidad de grabar.
El público se emocionó cuando escuchó patrimonio sonoro de verdadera relevancia histórica, como Varita de nardo, escrita por Pardavé e interpretada por Juan Arvizu, que fue el primer disco que se grabó y vendió en México en 1927. Al oír en voz de Emilio Tuero y Lucha Reyes canciones como Bésame en la boca y La Panchita, nos dimos cuenta de la relevancia y calidad que tuvieron las incursiones de Pardavé en la música.
El actor descendía de una familia que se dedicaba al teatro de carpa y de revista. Él mismo comenzó su carrera en las tablas, por lo que muchas de sus composiciones se perdieron en el tiempo, pues no las grababa, sólo eran para sus funciones en el Teatro Lírico o en giras. Por eso la labor de rescate de Zarco Gómez es fundamental, y ya se prepara un libro para valorar a Joaquín Pardavé como compositor de música popular mexicana.
Como regalo al público, mientras en una pantalla se observaban escenas de sus películas más memorables como Mariquita de mi corazón, Zarco Gómez brindó una interpretación bellísima de Ando picado, canción inédita de Pardavé rescatada y musicalizada por el mismo Gómez. Lo acompañó con la guitarra el maestro Saúl Flores.
Conmovidos, Gómez y Astrid Hadad interpretaron a dúo Ventanita morada, con lo que despidieron una sesión de escucha que fue el deleite de los asistentes, convencidos de la importancia de valorar a una de las figuras más talentosas y enigmáticas del cine y la música de México en el siglo pasado.