Después de las elecciones

 

Julio A. Millán B.

Las elecciones intermedias de 2015 terminaron, la Cámara de Diputados será renovada a partir de septiembre, también la totalidad de la Asamblea Legislativa y las jefaturas delegacionales del Distrito Federal. Los resultados de las votaciones han sido significativos, en particular destaca la recomposición del espectro político en la capital del país con el surgimiento del bipartidismo entre partidos de izquierda.

Después de casi 20 años de hegemonía en el Distrito Federal, el único partido representante de la izquierda que contaba con verdaderas posibilidades de triunfos electorales, el PRD, ha perdido la mayoría en el Asamblea Legislativa y más de la mitad de las jefaturas delegacionales que ostentaba. Lo paradójico es que ha perdido ante una escisión del mismo, el partido Morena, formado por otrora miembros del PRD.

Ahora bien, este nuevo mapa político marcará la tendencia de un posible estilo de gobierno en la ciudad; tanto Morena como el PRD buscarán desde ya hacerse de la jefatura de gobierno. Así, los capitalinos estamos ante la oportunidad de salir beneficiados o de ser rehenes de la división que se espera.

En efecto, los habitantes de la Ciudad de México nos podemos ver beneficiados si los partidos contendientes optan por ganarse los votos mediante gobiernos delegacionales ejemplares, honrados, transparentes, con acciones que realmente beneficien a la colectividad, lo que les representaría votos de alta calidad por ser reconocimiento de un buen gobierno.

Por el contrario, si deciden recurrir a las viejas prácticas populistas buscando ganarse votos mediante dádivas o subsidios y prebendas a grupos que se movilizan o que representan un número de votos asegurados por líderes sin escrúpulos, los capitalinos seríamos rehenes de prácticas populistas que nos lleven a gastos improductivos y obras inútiles o mal planeadas.

En este contexto, es de destacar la importancia de los recursos económicos con que cada partido contará. Por un lado, los provenientes de la asignación que las autoridades electorales otorgan, pero por otro los que emanan de las partidas, muchas veces no fiscalizadas a cabalidad, de los grupos y comisiones en la Asamblea Legislativa y de los presupuestos que cada delegación maneja.

Eficiencia y mejoría contra uso populista de recursos y posible estancamiento en el progreso son las aparentes opciones que tenemos los capitalinos. ¿Quién ganará la contienda por mayores méritos ante la ciudadanía? Si los votantes decidimos por una nueva composición política en el Distrito Federal, debemos tomar la iniciativa y marcar la pauta del gobierno que queremos para los próximos años; ya en 2018 evaluaremos y volveremos a decidir por la mejor opción.

 

Presidente de Consultores Internacionales.