Porfirio Díaz
Nuestras controversias parecerán
raras en edades futuras,
como las del pasado nos han parecido a nosotros.
Rousseau
José Fonseca
Al cumplirse el centenario del fallecimiento de don Porfirio Díaz (2 de julio de 1915) se reavivó la vieja controversia sobre la figura de quien gobernó México durante tres décadas.
Con inesperada intensidad para un tema que deberíamos haber superado, la opinión ilustrada dio rienda suelta a sus prejuicios ideológicos.
Por supuesto que la figura del general Díaz es motivo de polémica, pero a un siglo de su fallecimiento bien podría ser juzgado con objetividad.
Uno se explica que en Oaxaca, singular por la exaltación de sus figuras históricas, surja un movimiento para que los restos del general Díaz sean traslados del parisiense cementerio de Montparnasse para ser reinhumados en la iglesia de la Soledad, en la capital oaxaqueña.
Una paradoja, sin embargo, que un grupo de historiadores, considerados por sí mismos como revisionistas, se ha dedicado a la tarea de exaltar la tarea modernizadora y pacificadora de don Porfirio Díaz.
Quizás es tiempo de juzgar a los mexicanos del pasado como hombres de su tiempo, en el contexto y circunstancias en que les tocó vivir.
A esa actitud madura poco contribuye que un sector de la clase ilustrada aprovecha, primero, a los historiadores revisionistas, y luego a los seudohistoriadores que viven de vender novelas y escándalos, para promover la polémica.
Han contado con el respaldo de los espacios con que cuentan en los medios de comunicación para presuntamente reivindicar la figura del general Díaz, pero en realidad intentan rechazar la Revolución Mexicana, para así deslegitimar el uso que de ella hicieron los gobiernos priistas del siglo pasado.
Una discusión válida en el actual contexto plural, pero tramposa, porque llegan al extremo de afirmar que en realidad no era necesaria la Revolución Mexicana.
Y uno se pregunta si los revisionistas revisaron las razones de los levantamientos de Chihuahua, consecuencia de un régimen porfirista que pretendía despojarlos de tierras que se les entregaron para que pelearan contra los apaches.
En fin, es el riesgo cuando por prejuicios ideológicos algunas de nuestras clases ilustradas no revisan nuestra historia, la falsifican.
jfonseca@cafepolitico.com