Entrevista a Zoé Robledo | Senador | Exclusiva para Siempre!

Santiago I. Soriano Condado

Tras la crisis que actualmente atraviesa el PRD, acentuada por los últimos resultados obtenidos en las elecciones del pasado 7 de junio donde perdió el control del que era su gran bastión electoral y económico, el Distrito Federal, Carlos Navarrete puso a disposición del Consejo Ejecutivo Nacional del partido el cargo como presidente del mismo.

Los aspirantes no se hicieron esperar y fueron varios los que alzaron la mano para encabezar un nuevo proyecto que encamine al perredismo hacia nuevos rumbos, tal fue el caso de Fernando Belaunzarán, diputado federal, la excandidata a la gubernatura de Guerrero, Beatriz Mojica, el senador Armando Ríos Piter, así como el también legislador por Chiapas, Zoé Robledo quien platicó con Siempre! sobre el presente de su partido y cuáles son las urgencias que identifica en éste para poder aspirar a recuperar su esencia original.

Es una crisis de partidos

 

Sabemos lo que ocurre en el interior del PRD, ¿cuál es su diagnóstico de este momento que atraviesa el partido?

Yo me iría un paso atrás; los partidos tradicionales, el PAN, el PRI y el PRD, en estricto orden de registro, han hecho enormes contribuciones a la alternancia partidista y a la transición democrática. Sin embargo la pregunta hoy es, de estos tres partidos, ¿pueden ser los partidos que conduzca la democracia y desplieguen los mecanismos que necesita nuestro país? ¿A qué me refiero? En la elección del pasado 7 de junio hubo un dato que ha sido poco difundido: solamente el 65% de la población votó por alguno de estos tres partidos. Es la suma más baja que entre ellos han acumulado en la historia desde, por lo menos, 1997.

¿Qué es lo que tienen en frente los electores? Tienen a candidatos independientes, otros partidos políticos emergentes, la nulidad activa que también ha tenido momentos importantes, y tienen obviamente el abstencionismo.

Entonces, los tres partidos tradicionales están crisis. Hay que empezar por ahí. Ya cada quien lo está resolviendo a su manera; ahora, vamos a la del PRD.

Sin duda el PRD tiene una crisis, pero a la vez es una enorme oportunidad. Yo quiero dejarlo muy claro, es una oportunidad que se abre a partir de una actitud muy madura de Carlos Navarrete quien pone a disposición su cargo para decir que una nueva dirigencia transforme esta institución y sea una nueva dirigencia, preferentemente de cambio generacional y de jóvenes.

Yo en ese sentido, antes de decir “estoy listo” o levantar la mano, que sin duda me interesa, me interesa más que primero definamos qué izquierda le vamos a ofrecer al país, porque yo creo que queda claro para todos que México necesita una izquierda distinta a la que hoy tiene en el espectro de los partidos.

Segundo: ¿cuáles son las transformaciones que hará el PRD hacia dentro para ser esa izquierda? Ya la tercera pregunta sería quién puede encabezarla y quién debe ser su dirigente.

En ese sentido yo creo hay un proceso fundamental, al que yo le quisiera llamar “la anticampaña”. ¿A qué me refiero? Lo que creo que deberíamos hacer todos los que hemos sido mencionados es salir juntos a preguntarle a una serie de personas qué izquierda queremos para el país.

¿A qué personas? Primero, a todos los fundadores, a los fundadores que andan rondando los 70 años y que se fueron del partido. ¿A qué PRD regresaría Cuauhtémoc Cárdenas? ¿A qué PRD regresaría Porfirio Muñoz Ledo? ¿En qué PRD querría seguir militando la maestra Ifigenia Martínez?

También pongo a otro sector que hoy no es protagónico en el PRD: a todos aquéllos que nacieron después de 1980, a los jóvenes. Por una razón muy simple: todo el partido se va a enfrentar a un desafío gigantesco… ¿cómo vamos a emocionar y convencer al 50% del electorado, del padrón electoral que en 2018 va a ser menor a los 30 años? Es decir que el 18, la mitad de los que van a votar tendrán menos de 30 y después de esa fecha, el electorado va a empezar a desarrollarse en nuestro país. Entonces, los jóvenes van a determinar al próximo presidente de la república y a las cámaras en ese año.

Quitar las tribus del estatuto

En el interior del PRD han ocurrido una serie de intercambios de puntos de vista, hay diferencias que durante muchos años han destruido las bases del partido… ¿cómo conciliar, cómo encaminar esto hacia el mismo rumbo de reconstruir?

 

Es una pregunta muy importante por lo siguiente, yo creo de las condiciones que tendríamos todos de ponernos de acuerdo con mucha madurez y mucha voluntad, sin simulación es el ponerle fin a los proyectos personales. Las corrientes internas que se conocen como tribus, que están en el estatuto del PRD, en el capítulo tercero, ahí están diseñadas y ahí operan.

Es momento de que el congreso, porque tiene esa facultad, modifique ese estatuto y dé fin a las tribus. Y así, en ese sentido, de orden ideológico cuando se hizo un partido que acunaba lo mismo a comunistas, a socialistas, a trotskistas, a gente del nacionalismo revolucionario que venía del PRI, por eso había una lógica de que existieran varias corrientes de opinión en el partido.

Hoy las corrientes ideológicas representan más o menos lo mismo; lo que representan en realidad son votos de corte corporativo, territorios, fuerza, músculo electoral, cosas que son importantes para ganar una elección, pero que no las van a poner en condiciones de ser una alternativa de gobierno.

Entonces, ¿cómo resolver las disputas internas, los enfrentamientos? Pues en un PRD mucho más homogéneo y universal, que no abandone la pluralidad, porque eso es bien de la izquierda, en el PRD no hay cargada, no hay dedazo, no hay línea, no hay “el que se mueve no sale en la foto”, hay pluralidad y es lo que caracteriza a un partido de izquierda.

Hacer que los fundadores vuelvan

 

Menciona que hay que acercarse a los fundadores, aquéllos que fundaron el PRD junto con el ingeniero Cárdenas. Siempre! platicó con uno de esos fundadores, quien nos dijo que el partido para él está en donde hoy se encuentra precisamente por las disputas internas, en su diagnóstico ya no hay remedio para el perredismo, además de que quien sea que asuma la dirigencia sólo será la continuación de los que actualmente lo dirigen. ¿Qué opina al respecto?

 

Tiene razón. Hoy tenemos un riesgo enorme; yo no me voy a cansar de defender algo, que Carlos Navarrete demostró que no tenía una lógica patrimonialista del poder y del partido y eso abre una enorme oportunidad. Esa oportunidad la podemos aprovechar si se hace un cambio en la dirigencia pero que sea un cambio de simulación o solamente accesorio, poner a un joven al frente, pero que todo el esqueleto, la estructura siga igual, pues me parece que ahí habremos perdido esa oportunidad, y don Telésforo estará totalmente en lo correcto.

Yo quisiera un PRD que lo sorprenda, que de repente él diga: “ése es un partido al que yo quisiera volver porque está más cerca de lo que nosotros soñamos e imaginamos al crearlo”. Pero para eso, sin duda, se requiere mucha valentía y un sentido de urgencia. Es más, se requiere incluso de un instinto de supervivencia porque si no hacemos esas transformaciones realmente podemos correr el riesgo de que el país se quede sin esa izquierda distinta y además de que en 2018 no podamos ser más que testimoniales.

Acudir a todas las izquierdas

 

Algo que a todos nos llama la atención en este proyecto que aspira un nuevo PRD, ¿se busca conciliar a toda la izquierda que al parecer está dividida?

 

Por supuesto que sí. Yo estoy convencido de algo: la transición democrática en México no concluyó en el año 2000 con la alternancia de partidos, la transición democrática tiene que ver con que la izquierda llegue al poder, que los ciudadanos vean cuál es la diferencia entre ser gobernados por el PRI, ser gobernados por el PAN y ser gobernados por un partido de izquierda y por un programa de izquierda.

Debemos pensar en un PRD que tenga esa vocación de poder. Para lograrlo no se va a poder de otra forma más que la unidad. Pero no es la unidad nada más de los partidos, es la unidad de la izquierda no partidista que existe en todo el territorio nacional.

Hay una izquierda no partidista en organizaciones, en colectivos, en movimientos sociales que hoy no está cerca de ningún partido político. Hay otra izquierda que está en las universidades, hay otra izquierda que está en la academia, hay otra izquierda que está en los medios de comunicación, con esa izquierda es con la que debemos plantear un gran diálogo nacional, no electoral, en principio.

No ensuciar las cosas con objetivos electorales, sino primero pensar qué es lo que nos une; decía Jorge Luis Borges: “si no nos une el amor, que nos una el espanto”. Bueno, yo creo que eso es lo que debemos hacer. Si nos separan las diferencias, los pleitos, que nos una la posibilidad de que los mexicanos tenga una nueva oportunidad de ser gobernados por la izquierda.

Valorar la militancia y premiarla

 

¿Cómo recuperar la confianza de la militancia, de los cuadros, de las bases de quienes ya están con ustedes y ahora se sienten desilusionados?

 

Valorando su trabajo y sobre todo premiándolo a partir de los méritos. Estoy convencido; yo soy de Chiapas y aquí veo un PRD que hoy, frente a partidos como el Verde, está siendo disminuido y en ese sentido, no hay solamente que valorarlos sino también premiar su lealtad, su ejercicio honesto de ser de izquierda y no darse por vencidos y eso es con una dirigencia que esté cerca y no solamente en términos físicos, que es una cosa muy importante.

Yo creo que el presidente del PRD tiene más cosas que hacer en los estados que en la Ciudad de México, y sobre todo en los estados donde los niveles de votación al PRD rondan los 3, 4 puntos porcentuales. Eso tiene que ver con una forma distinta de comunicarse entre los militantes.

Que los militantes puedan saber todos los días qué está pasando en las decisiones en el Congreso, en el Senado, en algún otro estado y se genere algo que es un principio de izquierda: el colectivismo, la lógica de formar parte de un cuerpo más amplio que uno.

El PRD jamás ha sido un partido de individualismo. No, aquí importa el colectivo, la solidaridad tiene que volver a ser un valor.

 

Sí hay que buscar a AMLO pero…

Inevitablemente se piensa en AMLO. Éste dijo hace tiempo que con el PRD, ni a la esquina. ¿Y el PRD con Morena?

 

Yo plantearía algo; yo estoy completamente de acuerdo en crear una comisión para ir a buscar a Andrés Manuel, pero yo primero haría la transformación y después iría a verlo. No en un ánimo de rogarle absolutamente a nadie; en política uno está en donde quiere estar, no donde puede. Entonces yo creo que lo primero es hacer la transformación y a Andrés Manuel, como a cualquier otro dirigente del partido o cualquier otro gobernante que llegó por esas siglas, pues conminarlo a que dé una opinión.

Yo creo que nadie va a ser tan egoísta como para no querer dar una opinión sobre si el sentido del rumbo del PRD está siendo el correcto o no. Eso, me parece, ya sería de un egoísmo sistemático y sintomático.

Yo digo que transparentemos nuestra negociación, transparentemos nuestra forma de hacer política Y eso también pasa por hacer de manera muy transparente un acercamiento con Andrés Manuel como con cualquier otro líder de la izquierda mexicana para pedirle su opinión.

México merece otra izquierda

 

Volviendo al punto de partida que nos planteó. Estamos ciertos que hoy por hoy los partidos políticos en México viven momentos en los que nadie cree en ellos, donde hay gran decepción, gran desánimo hacia el sistema de partidos… ¿esta transformación del PRD debe ir más allá de lo electoral o simplemente se mueve por los escenarios de comicios tras los últimos resultados obtenidos?

 

Debe ir muchísimo más allá de lo electoral. Yo dije una cosa, el único valor que tiene una presidencia de un joven o una joven en el PRD, es que pueda tener una visión un poco más de largo plazo sobre el futuro del partido, que pueda ver más allá de los próximos tres años.

Por supuesto que es importantísimo lo que viene en términos electorales, pero yo creo que esto es una oportunidad que tiene el PRD que tiene que ver con el país; el país merece tener una izquierda distinta, el país merece una izquierda progresista, moderna, actualizada a lo que está pasando en el mundo.

Al país le conviene tener esa izquierda y el PRD puede serlo, estoy convencidísimo, pero también puede no serlo.