A 70 años de la bomba atómica
Oguer Reyes Guido*
El 6 de agosto de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, un bombardero estadounidense B29 lanzó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima la primera bomba atómica de la historia. Con ello la humanidad entraba a una nueva era de armas de alta tecnología y poder de destrucción masivo. Ochenta mil víctimas mortales instantáneas fue el efecto de la bomba; algo que no tenía, hasta ese momento, parangón en la historia de la guerra.
En la actualidad, las armas nucleares condicionan en gran medida las estrategias militares de los países hegemónicos en el planeta. Los arsenales nucleares son importantísimos instrumentos de disuasión y como tales representan la más importante barrera de defensa de dichas naciones.
En el marco de esas estrategias que implican un eventual uso de la fuerza nuclear está el Escudo Antimisiles que los Estados Unidos están empeñados en desarrollar en Europa; mismo que, en opinión del Director de la Academia de Asuntos Geopolíticos de Rusia, Konstantín Sivkov, tiene como objetivo a Rusia y no a Irán, tal y como lo han declarado los norteamericanos.
Sivkov, considera que, como reacción, Rusia se verá obligada a montar un sistema para destruir este escudo por medio del desarrollo de misiles cada vez más potentes.
Resulta evidente que, en el mundo actual, el poderío nuclear es uno de los principales retos a los que se enfrenta la humanidad. Su proliferación no se ha podido contener ni reducir. Existe en el mundo un arsenal nuclear ya tan vasto que puede provocar destrucción a una escala que amenazaría la subsistencia de la especie humana. Conscientes de este peligro, el 1 de julio de 1968, Londres, Moscú y Washington signaron un Tratado para la No Proliferación de Armas Nucleares, TNP.
A pesar de los ingentes esfuerzos que desde su entrada en vigor se han realizado, el TNP no ha podido ser eficaz a la hora de reducir el número de naciones que cuentan con armas nucleares en sus arsenales. También las Naciones Unidas se han involucrado de lleno con el asunto del desarme sin conseguir, hasta ahora, el éxito que pretenden.
Del 27 de abril al 22 de mayo de 2015 se llevó a cabo la conferencia quinquenal denominada Conferencia de las Partes del TNP. Se buscaba, en una ambiciosa agenda, trabajar sobre el estatus de universalidad del TNP, revisar prácticas concretas sobre no proliferación, revisar la aplicación de la Resolución de 1995 sobre Medio Oriente, fomentar la educación para el desarme así como el uso de la energía nuclear con fines pacíficos.
Desafortunadamente, la Conferencia resultó un fracaso debido a que los Estados Unidos, Reino Unido y Canadá bloquearon la propuesta de Egipto en el sentido de crear un foro para eliminar armas nucleares con o sin la presencia de Israel.
Israel representa un importante obstáculo para lograr los objetivos de la resolución de 1995 sobre Oriente Medio; los cuales pretenden el establecimiento de una zona libre de armamento nuclear, el acceso de todos los estados al TNP y revelar todas las instalaciones nucleares ante la Agencia Internacional de Energía Atómica, AIEA. Israel pone como condición para el desarme nuclear la consecución de la paz israelí-arabe, algo muy improbable que suceda en un futuro a mediano plazo.
En otras latitudes como Europa, por ejemplo, es necesario reexaminar el tema de la OTAN ya que esta institución nació en el contexto de la guerra fría y debe evolucionar para adaptarse a las nuevas realidades. Existen organizaciones civiles como la War Resisters’ International, del Reino Unido, que se pronuncian a favor de medidas más efectivas para el control y reducción de armas. En teoría, las armas nucleares con que cuenta la OTAN son las de los Estados Unidos y las del Reino Unido. Sin embargo, aunque Francia es miembro de la OTAN sus armas nucleares son independientes. Por otro lado, Alemania y Noruega presionan para que se revise la política de control de armas entre estados europeos que posean armamento nuclear.
Es evidente que el desarme, el control y la no proliferación de armamento nuclear son extremadamente complicados de alcanzar dadas las actuales circunstancias.
Tal y como lo expresó Nasser Hadian, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Teherán, durante la Conferencia dedicada a la no proliferación y la destrucción de armas de nucleares que organizó el Centro de Energía y seguridad de Rusia, en Moscú, en 2014, las alianzas estratégicas entre potencias obstaculiza los esfuerzos de control y reducción de arsenales. En el caso concreto de Israel, gracias al apoyo que recibe de los Estados Unidos no se le presiona para el desarme nuclear.
Según reportes de la Organización Independiente Arms Control Association, de los Estados Unidos, los cinco principales países poseedores de armas nucleares son: China, con 250 ojivas, Francia, con 290 ojivas; Rusia, con 1,582 ojivas desplegadas, 2,000 ojivas tácticas además de 3,700 ojivas en espera de su destrucción. Por su parte el Reino Unido cuenta con 225 ojivas y los Estados Unidos 4,800 ojivas.
Es imprescindible multiplicar los esfuerzos para lograr el control y la no proliferación de armas nucleares, así como buscar despertar la voluntad política de los países hegemónicos. Sólo de este modo se podrían dar pasos hacia adelante en el tema del desarme.
*Analista geoestratégico, www.economias.jimdo.com


