Primera prueba de la nueva dirigencia
José Luis Camacho
Actualmente los partidos políticos son las instituciones que menor aceptación tienen entre el grueso de la ciudadanía, diversas encuestas los colocan en los últimos sitios de aceptación y confianza ciudadana, aunque esta crisis de desconfianza es casi generalizada, solamente las fuerzas armadas son las mejor calificadas, pero aun así han bajado en la calificación.
A casi tres meses de las elecciones intermedias, después de que se analizaran a detalle y a conciencia los resultados, sale a la luz una de las mayores preocupaciones de todos los partidos políticos y sus integrantes: el hartazgo de la ciudadanía ante ellos va en franco aumento.
Las consecuencias: algunos candidatos independientes tuvieron resultados que sorprendieron a más de uno el pasado 7 de junio, lo mismo ocurrió con Morena, quien fue el gran ganador en el Distrito Federal arrebatándole importantes posiciones y bastiones al PRD en la capital del país.
Otra de las preocupaciones de los partidos políticos es el aumento del populismo, que es una tendencia política que dice defender los intereses y aspiraciones del pueblo, sin embargo realiza en muchas ocasiones promesas que en la práctica son imposibles de llevar a cabo, además de que puede destruir la posibilidad del disenso político y del crecimiento económico por vías privadas.
Ante estas amenazas los partidos políticos buscan generar estrategias para enfrentarlas; el primer paso para las todavía tres grandes fuerzas políticas, es decir el PRI, PAN y PRD es el cambio de dirigencias. Éste debe darse con el cuidado de no generar mayores fracturas, ya que es precisamente la división en el interior lo que tanto daño les ha causado a los dos últimos.
En lo que se refiere al blanquiazul, como resultado de la elección interna Ricardo Anaya Cortés resultó ganador con más del 81 por ciento de los votos en la elección interna del partido, y la verdad es que con una victoria tan abrumadora, su oponente, el beligerante Javier Corral, no tuvo otra opción que reconocer su derrota y guardarse sus amenazas de impugnar las elecciones.
Ante esto, el joven maravilla queretano, a modo de estrategia, le ha solicitado permanecer unidos hoy más que nunca, claro todo esto por el bien del partido, todo parece indicar que probablemente así sea, puesto que Javier Corral ya se prepara para regresar a su curul, sin mayor preámbulo, pues como él mismo ha reconocido su derrota fue más adversa de lo que esperaba.
En sus múltiples entrevistas después de su victoria, Anaya Cortés se ha pronunciado en contra del populismo, al igual que lo hiciera el presidente Enrique Peña Nieto en su discurso en la reunión máxima de priistas, queda claro que al igual que para el PRI, para el PAN el enemigo a vencer son los líderes populistas, quienes cobran fuerza y ganan confianza entre la ciudadanía, derivado del prestigio que arrastran los partidos políticos.
Pero, viene la prueba de fuego para el nuevo presidente del PAN, quien durante el tiempo que duró su campaña se autoproclamó independiente, libre de compromisos y con total libertad de acción de, digamos, Gustavo Madero, presidente saliente del partido.
Ricardo Anaya deberá demostrar en los próximos días que hablaba en serio, cuando deba nombrar al coordinador de la fracción panista en la Cámara de Diputados, atribución que le corresponde por estatutos. Si nombra a Madero sabremos que el discurso de la independencia era una falacia, si por el contrario nombra a otro perfil, entonces el nuevo presidente estará comenzando con el pie derecho.
El joven de 34 años tiene por delante un gran reto rumbo al 2018: levantar la imagen de su partido, que obtuvo el pasado 7 de junio sus peores resultados en décadas, si quieren recuperar la confianza de la militancia y la ciudadanía, necesita honrar sus promesas de campaña.


