La responsabilidad de la actual crisis económica y política de Brasil no es de la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, aseguró el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, además de que las dificultades financieras comenzaron “en el corazón de Estados Unidos”.
En medio de un acto publico celebrado en Brasilia el pasado martes por la noche el ex jefe de Estado insistió: “Hay quien culpa a Dilma, diciendo que ella tiene la culpa, pero esas personas que se presentan como si tuvieran la solución para los problemas del mundo olvidan que, cuando llegué a la presidencia, este país estaba destruido, dependía del Fondo Monetario Internacional”.
Lula da Silva, que gobernó entre 2003 y 2011, es considerado el “padre” de los programas sociales que han beneficiado a más de 30 millones de personas en Brasil durante la última década; su nombre fue coreado por cientos de seguidores al unísono: “Lula, guerrero del pueblo brasileño”. En algunos sectores lo ven como el único político capaz de dirigir Brasil en la actual crisis política y económica.
El expresidente ya fue referido en varias ocasiones por sus compañeros como el candidato del Partido de los Trabajadores a la elección presidencial de 2018, y por lo pronto se rumora su regreso al gobierno al frente de un ministerio, sin embargo, el inicio de una reciente investigación judicial de Lula por tráfico de influencias lo pone en la cuerda floja.
Rousseff propuso a Lula al frente de un ministerio con el fin de recuperar y establecer nuevas alianzas políticas, así como para posicionarse de nuevo como figura pública, en un panorama en el que el rechazo al Gobierno de Dilma alcanza el 71%, una cifra histórica al ser la mayor que alcanza un mandatario.
Muestra de ello es que el próximo domingo 16 de agosto, Brasil llevará a cabo su tercera manifestación a nivel nacional, desde que Rousseff fue reelegida, para pedir su renuncia (su “impeachment) a través del poder legislativo; en este acto por primera vez participará la oposición política, que hasta tiempo antes se había mantenido distanciado.
“No hay nadie que pueda amenazar el proceso de formación democrática”, advirtió Lula respecto al triunfo de Rousseff en las elecciones presidenciales de octubre pasado.
Días antes, el fundador del Partido de los Trabajadores crítico duramente a su “ahijada” política (Dilma Rousseff) y a su propio partido al decir que el índice de aprobación de la mandataria, del PT y el suyo están en el “volumen muerto”, en referencia a la crisis.
“Dilma está en el volumen muerto, el PT está por debajo del volumen muerto y yo estoy en el volumen muerto. Todos estamos en una situación muy mala. Y miren que el PT todavía es el mejor partido. Estamos perdiendo contra nosotros mismos”, lamentó Lula en un evento organizado frente a líderes religiosos.
Además, también se pronunció contra la forma de gobernar de Rousseff, que en su opinión no deja que hablen sus ministros, “parece un gobierno de mudos”, expresó y que es “un sacrificio” convencerla de que salga de su despacho en Brasilia para recorrer el país y que hable con la población.
Información de El Universal, La Jornada y Folha de Sau Paulo