Entrevista a Nicolás Loza Otero | Investigador de la FLACSO México | Exclusiva para Siempre!

Santiago I. Soriano Condado

En los próximos días, el presidente Enrique Peña Nieto estará entregándole al Congreso de la Unión su Tercer Informe de Gobierno. La primera mitad del mandato de seis años que comenzó el pasado 1 de diciembre de 2012 podría darse por clausurada en el calendario de los tiempos políticos, sobre todo cuando el pasado jueves 27 de agosto presentó 10 cambios en su gabinete.

Modificaciones en la SEP, Sedesol, Sedatu, Relaciones Exteriores, Semarnat, Sagarpa, Turismo y otras dependencias de la administración pública federal marcaron la pauta de lo que será la segunda mitad de un sexenio que ha sido complicado para Peña Nieto y todos sus colaboradores. Especialmente el tercer año.

Durante el periodo 2014-2015, han sido varios los sucesos que han enmarcado la presidencia del atlacomulquense. Desde la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala, Guerrero, pasando por los, aún sin esclarecer, casos de Tlatlaya, la comunidad de Ostula y más localidades donde el Ejército ha quedado bajo la estela de presuntamente haber violado los derechos humanos.

La casa blanca de Lomas de Chapultepec y la casa en Malinalco del secretario Luis Videgaray colocaron bajo los reflectores el término “conflicto de intereses”. Estos hechos desembocaron en el encargo del propio presidente hacia Virgilio Andrade, titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP).

Pero si un infortunio fue icónico e, inevitablemente, lo será hasta el fin del mandato peñista, fue lo ocurrido la noche del sábado 11 de julio, cuando el presidente y todo su gabinete volaba hacia Francia para una visita de Estado… la segunda (y aún difícil de explicar) fuga de Joaquín Chapo Guzmán del penal de alta seguridad del Altiplano en el Estado de México.

La reforma educativa, por su parte, alteró los ánimos en los estados disidentes del magisterio nacional: Oaxaca, sobre todo, con la CNTE, Guerrero con la CETEG y demás organizaciones que han desafiado de frente al Estado en sus intentos por implementar esta nueva legislación. En este sentido, pese a que se camina, aún hay cuestionamientos importantes.

En los últimos meses, tanto la materia económica interna como externa ha cobrado relevancia entre los mexicanos, sobre todo ante los niveles que el dólar ha alcanzado (rebasando la barrera de los $17.50), aunado con la falta de certeza respecto a la inflación, la caída en los precios del petróleo y más situaciones financieras que preocupan.

Éste es el marco del primer corte de caja del sexenio de Enrique Peña Nieto: incertidumbre, desconcierto, inconformidad y, en síntesis, muchas dudas de lo que será este informe y, sobre todo, el resto de un sexenio que, para consideración del Dr. Nicolás Loza Otero, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales México, ha sido mediocre, al igual que los dos anteriores y otros más.

En entrevista exclusiva para Siempre! el también doctor por El Colegio de México nos contó cuáles son los puntos por considerar de este tercer informe de gobierno.

 

Difícil hacer un balance sobre un año

¿Cuál es el balance del próximo informe de gobierno por parte del presidente Peña Nieto?

 

Siendo la mitad del sexenio, no sólo será relevante lo que el presidente diga en relación con su tercer año de gestión, sino lo que pueda decir sobre esta primera mitad de su mandato y lo que será la segunda mitad del mismo.

Es muy difícil hacer un balance sólo sobre un año de gobierno, aunque haya que hacerlo; creo que por las circunstancias sí hay una expectativa por el curso que seguirán las cosas y no sólo por lo que ha sucedido.

En primer lugar destacaría esto, es decir, que se trata de un informe a mitad de sexenio, que tendríamos que esperar una evaluación de una primera mitad y una perspectiva de la segunda. Luego, hay dos o tres asuntos que son especialmente relevantes.

De orden interno y externo, en materia económica y no sólo de este ámbito. En materia interna las cuestiones que tienen que ver con corrupción y derechos humanos, son las más relevantes. Son las que representan problemas para inversión privada, para la sustentabilidad del crecimiento, para la gobernación del país, que no lo afectan de forma inmediata.

Es decir, aunque pudiera parecer más amenazante para nuestra economía la devaluación, que los problemas de corrupción o de derechos humanos, están en el centro de los problemas que un inversor cualquiera podría ver en el país.

En materia de presupuesto público esperaríamos una definición relevante que también toque los temas de corrupción, respecto a cómo se reorganizará la hacienda pública, dada la situación que es inevitable y que se presentará el próximo año; por un lado, menos ingresos externos, por otro lado menos crecimiento interno y más dificultades para recaudar y sostener el gasto. Es inevitable que vengan recortes, saber dónde se harán, cómo se aprovechará la oportunidad para reorganizar el gobierno y el Estado mexicano o si simplemente se dará un recorte relativamente parejo a distintas áreas por cuestiones políticas y no de administración estratégica.

Es materia de política interna lo que tiene que ver con los casos de corrupción y la elección de junio pasado; sobre esto, le toca al presidente sacar alguna conclusión sobre los cambios en el sistema de partidos, sobre la aparición de los candidatos independientes y sobre los pendientes en materia de gobernación electoral que deberían resolverse de aquí al próximo año para llegar con una maquinaria mejor engrasada para la elección de 2018.

La economía, oportunidad de cambio

La previsión a futuro en materia económica, ¿cuánta prioridad tendrá esta parte en el informe de gobierno?

 

Sin duda es un asunto central, pero creo paradójicamente que muchos de los problemas de la economía mexicana tienen que ver con cuestiones políticas. Es decir, los efectos que vamos a presenciar sobre el presupuesto público, de la caída de los precios del petróleo, de la previsible de la desaceleración de una parte de la economía mundial y el poco impulso que la economía norteamericana le dará a la mexicana… pasa inevitablemente por ajustes presupuestales que a su vez implican la cuestión de la calidad de la administración pública.

Estamos ante una oportunidad de cortar algunos de esos hilos, si no es que todos, y de modificar también y profesionalizar nuestra administración pública.

Muchos problemas económicos —es a donde quiero llegar— son una faceta política que si no se tocan, no se resolverán.

También hay otras cuestiones. La fijación que tenemos con el tipo de cambio no corresponde al efecto que éste tiene sobre nuestra economía; es decir, atendemos más a estas cuestiones, independientemente del efecto que tienen.

Prácticamente todas las economías del mundo están moviendo sus tipos de cambio; México en ese sentido no es de los países que están en peor situación. Por ejemplo, en Colombia, ésta ha sido del 50%; hace unos días el presidente de Ecuador anunciaba que tenía que hacer un ajuste en su tipo de cambio, ahí está el caso de Chile y otras naciones porque se ha apreciado el dólar.

El desarrollo social; hay más pobres, el ingreso de las familias es igual al de 1992. ¿Qué cuentas tendrán que entregarnos en ese sentido?

Definitivamente no son buenas. Quizá en algunas aspectos no sean tan malas y en muy pocos sean más bien buenas, pero en general el balance es de un sexenio que, en el mejor de los casos, ha sido mediocre, y en eso no se distingue mucho de uno o dos sexenios anteriores. Es decir, llevamos muchos años con un crecimiento económico que, dado el aumento de la población, es prácticamente igual a cero, llevamos años con los mismos niveles de desigualdad, pobreza, salario mínimo.

Un ejemplo: revisando datos de Uruguay, Chile y México, en 1990 teníamos un producto interno per cápita más alto que ellos, y hace cuatro años ambos ya están por encima de nosotros.

El problema de un país que no se mueve en estos indicadores de crecimiento, de equidad, abatimiento de la pobreza, no sólo es delicado cuando el resto del mundo se mueve, sino que humanamente son desastrosos por su obvia implicación de personas que viven en condiciones de miseria.

quote El episodio de los calcetines habría sido hasta gracioso, pero en la situación actual es más bien tocar una nota fuera de partitura”

El Chapo debe dar pie a propuestas

El Chapo; el sistema penitenciario quedó evidenciado y la corrupción mostró su nivel de filtración. ¿Qué tanto golpea en la credibilidad a la hora de rendir cuentas?

 

Yo no creo que el presidente toque el tema en su informe, al menos de manera oral. Porque sí, es un gran revés, pero podría atenderlo de forma propositiva. Tal vez hablando de medidas que atajen los niveles de corrupción en el sistema penitenciario, la vulnerabilidad de todo el personal que se encuentra involucrado ante las amenazas y los amagos de los delincuentes.

La única forma en que el presidente podría tocar este tema, sería con propuestas. Pero una explicación en sí misma de cómo se escapó Joaquín Guzmán, no lo creo, no hay forma de eludir el hecho de que hay niveles de omisión graves que deberían haber costado [sic] de algunos altos funcionarios.

Hablando de corrupción o “conflicto de intereses”. El caso de la casa blanca y la resolución final por parte de la Función Pública, ¿será utilizado para hablar de transparencia?

Ahí sí tienen algo mejor que informar. Le diré porqué. En sí mismo el episodio de la casa blanca y la manera en que desde el Ejecutivo se afrontó ha sido muy mala, lamentable, precaria… no creo que diga nada sobre eso en realidad. Incluido por supuesto el desenlace con el informe de Virgilio Andrade, el cual carece de credibilidad y autoridad, además de que no deja de ser algo que realmente no resuelve el problema de fondo, sino que lo agrava en términos de comunicación e imagen.

Puede, en cambio, enfrentar ese tema que está presente en la cabeza de la gente, incluso más que muchos otros tópicos haciendo alusión a la aprobación del sistema nacional anticorrupción, que en realidad es una modificación legislativa de la que tendrían que adjudicarse más mérito los legisladores que el presidente.

El presidente esto lo tocará como un logro, pues no tiene más opciones. Si habla de la casa blanca, no hay forma de que saque algo bueno. El tema de principio a fin ha sido pérdida para el presidente y en buena medida porque él mismo lo ha manejado muy mal.

Reforma educativa, de lo rescatable

 

La reforma educativa y todos los conflictos que han surgido alrededor de ella. La CNTE en Oaxaca, la CETEG en Guerrero, grupos disidentes en varios estados de la república… ¿qué tiene que decirnos el presidente en materia de educación?

 

En este tema yo creo que sí habrá una buena concentración. Seguramente el presidente va a referirse en gran medida a este punto, porque aquí la presidencia, aunque haya sido de forma errática o lenta, ha ido avanzando de acuerdo con el mandato de la reforma legal que se hizo al principio del sexenio.

Hecho que ha sido logrado a través de alianzas, por ejemplo, como la que se logró con el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, que en un principio se resistía a implementar la reforma; el gobierno ha reconocido los problemas de calidad educativa y ha planteado que es necesario mejorarla.

Éste es uno de los temas que entre la población es bien recibido, es de las pocas reformas que del Pacto por México siguen siendo bien evaluadas.

 

Todo puede empeorar

 

Llegamos a la mitad del sexenio, especialmente difícil en el tercer año. ¿Qué esperar de aquí a la segunda mitad? ¿Alguna proyección hacia 2018? ¿Mejoran las cosas, empeoran?

 

Yo creo que en general tendemos a subestimar el hecho de que las cosas empeoren. Y las cosas lamentablemente sí pueden empeorar; tenemos serios problemas de derechos humanos, de corrupción y más.

Y sí, como dijo el presidente, hay países que están en situaciones peores que México, pero eso no es ningún consuelo. Sí estamos ante el dilema, sobre todo el gobierno federal de Peña Nieto, de cómo enfrentar con éxito estos problemas tanto económicos, de política interna, gobernabilidad, etcétera.

Dos presidentes en tres años

 

¿El principio de estos cambios fue la llegada de Manlio al PRI?

 

No creo que esto sea tema propiamente del informe, pero nos deja ver que durante el sexenio ha habido dos presidentes.

El primero, un Peña Nieto capaz de poner de acuerdo a los principales partidos de oposición con su partido, el PRI, para generar las reformas del Pacto del México. El mismo que fue capaz de reconocer los recursos políticos de alguien como Beltrones y así insertarlo a la dirigencia nacional, tomando en cuenta que en materia electoral ésa ha sido quizá una de sus debilidades.

Pero hay otro presidente, el que reaccionó con enorme lentitud ante los desaparecidos de Ayotzinapa, el que ha reaccionado con silencio frente a las ejecuciones extrajudiciales por parte de las Fuerzas Armadas, el que ha sido insensible para tratar problemas de desigualdad y de pobreza, el que guarda silencio ante las peticiones de aclaraciones o de resolución de problemas y ese mismo presidente insensible se ha exhibido de forma un tanto grotesca con el episodio de los calcetines, que si fuera un mandatario que atendiera todos los frentes, habría sido hasta gracioso, pero en la situación actual es más bien tocar una nota fuera de partitura, desentonando más una melodía que de por sí lo está.

Sólo queda esperar los próximos tres años de un sexenio que, fuera de toda adjetivación, ha sido irregular…

 

Yo lo llamaría mediocre y eso no lo hace peor, ni mejor que los sexenios anteriores, al menos frente al de Calderón y buena parte del de Fox. Y eso, definitivamente, no es una buena noticia para los mexicanos.