Norma Salazar

 Escribir acerca de la obra poética de Óscar Oliva me obliga primero mencionar un libro fundamental que no debemos dejar de lado, me refiero a La espiga amotinada publicado en el año de 1960 que florece en el panorama de la literatura mexicana agrupada por Juan Bañuelos, Óscar Oliva, Jaime Augusto Shelley, Eraclio Zepeda y Jaime Labastida. Como eje de partida este libro colectivo tiene su temática referente a las luchas sociales y otros temas.

Con este brevísimo antecedente literario, hoy en nuestro año en curso, nos congratulamos de que su poesía este reunida en dos tomos titulada Iniciamiento por la editorial aldvs con los apoyos de conaculta, coneculta, Gobierno del Estado de Chiapas, Universidad Autónoma de Chiapas, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y la compilación de Mario Nandayapa que le rinden un merecido homenaje al poeta chiapaneco Óscar Oliva.

Iniciamiento es su esencia, esta poesía constituye el amplio quehacer literario las relaciones que construye la palabra recobran una sensibilidad que parece más propia del canto, esa voz que vibra como lo transmite en: La voz desbocada, Óscar Oliva (Octubre, 1957). “Hemos entrado en guerra con nosotros mismos, y hemos buscado la palabra, como en una cacería despiadada. Estamos en la búsqueda de nuestra propia realización. Y hemos visto muchas cosas por primera vez sobre la tierra: los poetas ven siempre toda cosa por primera vez. Y hemos creído en el hombre”.

Ya en su sentido formativo y sobre todo de estudio del pensamiento que rige y produce su poética más aun recurriendo a la estructura plenamente contenida en sus reflexiones por el sentido de ser. “Este encargo social, a mi entender, son la necesidad y la obligación que tiene el artista de expresar todas las emociones, tragedias, alegrías, esperanzas y luchas de la sociedad en que vive”.

Ahora podemos pasar a discutir el logro de la “poesía”, precisar el carácter trascendental mediante la palabra y en la palabra que cumple una función para ciertas clases sociales.

El lenguaje es determinante, queda establecido en una unidad esencial íntima entre el lector y el poeta. En los años subsiguientes Oliva va a insistir hasta la saciedad en tal función por el “nombrar” o constatar el suceso como acontecimiento, como leemos un breve fragmento del poema “Manifestación”: “Ha llegado el día en que el silencio/ es más elocuente que las palabras/ que ayer acallaron las bayonetas”.

En este contexto encontramos el mismo propósito de ratificar el uso de sus palabras pero de otro pasaje otro retorno etéreo en su poesía y claro ejemplo del poema “Canto empinado”.

“Mi propósito es dejar la carga de mis palabras en las palabras

                       de otro hombre.

Para que en ese momento nazca un hombre que será el tercero

                       entre yo y el otro.

Y así llegar a las palabras de los demás.

No quiero ofrecer a nadie palabras de nada”.

Para muchos poetas, la poesía es una forma de conocimiento donde podemos concebir distintas interpretaciones y tratando de responder a las preguntas acerca de lo que conocemos y cómo lo conocemos. Óscar Oliva a través de sus conocimientos nos muestra la realidad y en ese sentido de impacto cognoscitivo nosotros vemos la otra comprensión del mundo.

Iniciamiento puede considerarse como una incorporación de nuevas escrituras de edificar el poema en prosa o la prosa poética del mismo modo la fusión entre lo narrativo, lo lírico y el ritmo acentuado rasgo determinante en nuestro autor, muestra es el poema “Dieciocho”: “nadie da una canción/ la canción es de nadie/ el espacio la contiene/ la vuelve flor de nadie/ la canción es de nada/ y va a la nada sin flor/ nadie da una canción”.

A través de las diferentes etapas de su escritura, nuestro poeta Óscar Oliva ha convivido y llevado una conversación íntima que sostiene consigo mismo y lo escribe muy adentro de cada poema, del libro Lienzos transparentes: “Nomás estos pulmones bajo la edad primera. Nomás esta edad mítica/ en el desorden inicial donde estoy expuesto, sin envejecer,/ compartiendo la dura piel que no va a cambiar de oficio,/ delatado por esos diálogos que me hacen vomitar./ He aprendido, en esta parábola que no tiene orden ni desorden, lo primordial,/ que es la agónica certidumbre, la que no tiene futuro,/ porque es frágil, porque apenas es reverberación,/ la que me ha expuesto en la necesidad de otros exilios,/ con otras materias./ Así, no podré desclavar ventanas”.

El ritmo del habla, en otras palabras sustenta el ritmo de la construcción poética asimismo la condensación de imágenes y un fuerte componente emotivo.

La concepción poética de Oliva, entonces se encuentra permeada como una realidad dual en la que la creación y la técnica se articulan y se hacen visibles en la obra misma. Iniciamiento se exhibe como un recorrido, pues es la cúspide importante del camino avanzado, volvemos así, a la idea de entender la poética del poeta como una obra del cumplimiento ante una producción que no cesa de hacerse como un ejercicio del espíritu en el que siempre está de por medio una búsqueda por la perfección.