Desde la mitología griega, Talos moldeaba cobre con el fin de defender la isla de Creta de los invasores; después, en la leyenda medieval judía del Golem el rabino Loew, del gueto de Praga, le da vida a una figura que representa a un humano hecha de barro a la que llama Golem, que realiza tareas domésticas, como barrer la sinagoga, además de que debía proteger a los habitantes del gueto.

Siglos más tarde, en 1984, Hollywood crea Terminator: la lucha del humano frente a una máquina asesina. Así, la idea de representaciones humanas que protegen a los humanos no es nueva.

En la actualidad, algunos gobiernos estudian cómo volver realidad esas historias y leyendas, aunque ya no con bronce o barro, sino con algoritmos para lograr la más sofisticada inteligencia artificial armamentista.

Sin embargo, los científicos han expresado su preocupación a través de una carta que firmaron para prohibir los robots al considerar que la decisión sobre la vida o la muerte ya no queda a cargo de los humanos sino de máquinas.

La presencia de las armas autónomas no está muy lejos del futuro, señala el jefe del Grupo de Estudios Éticos en la Universidad Tecnológica de Yale, Wendell Wallach. “De alguna manera, las armas autónomas podrían ser desplegadas inmediatamente, pero la pregunta es cuán inteligentes serán. (…)Ya tenemos armas autónomas ‘tontas’. La preocupación es sobre los sistemas cada vez más inteligentes que decidirán del objetivo y podrían matar a humanos. Estos todavía no fueron desplegados pero hay una gran probabilidad que estén disponibles en el futuro cercano”.

Un ejemplo de arma autónoma tonta, a la que refiere el experto, son las minas antipersonales que al estar colocadas se activan automáticamente cuando algo o alguien las pisa y pese a que fueron prohibidas por el Tratado de Ottawa de 1997 siguen siendo usadas alrededor del mundo.

Wallach asegura que otro tipo de arsenal autónomo ya está siendo utilizado, “ya existen algunos tipos de robots autónomos. La mayoría son de defensa, como los sistemas de protección en algunos barcos que de manera automática interceptan y destruyen los misiles antes de que éstos lleguen a la embarcación, incluso antes de que cualquier humano se dé cuenta de que un misil está en camino. Hay otros sistemas similares pero son todos defensivos, por el momento no hay ninguno diseñado para atacar a humanos”.

En suelo asiático circula un robot fuertemente armado, se trata del Samsung SGR-1. Este aunque parece un teléfono inteligente no lo es y se encuentra en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas; el Samsung de Corea del Sur, fue diseñado para detectar, apuntar y disparar desde una distancia de más de tres kilómetros a cualquier intruso. Hasta ahora antes de disparar a un humano se requiere aprobar la operación.

Por su parte, la empresa estatal Industrias Aeroespaciales Israelí creó el Harpy, una aeronave no tripulada que porta un gran cargamento de explosivos; este puede detectar, atacar y destruir radares automáticamente. Los críticos dicen que esta arma no tiene los dispositivos de seguridad necesarios para reconocer si el radar está al lado de una escuela, por ejemplo.

Una de las críticas que se han pronunciado contra los robots asesinos es la profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Northeastern, Denise García, quien asegura que los sistemas de reconocimiento automático de un objetivo, como el Harpy, pueden funcionar en un entorno despejado, pero que es poco probable que en un futuro cercano estos sistemas mejoren su proceso de razonamiento para distinguir los detalles.

Además, advierte que algunos gobiernos podrían usar esas máquinas para aterrorizar a sus propios ciudadanos o de países vecinos.

En Estados Unidos, ya está a la venta un rifle computarizado semiautomático que permite al tirador definir un blanco, por ejemplo una manzana, que la computadora interna del rifle identifica.

Aunque sus creadores aseguran que el arma cuenta con una excelente precisión, para la especialista en seguridad informática, Runa Sandvik, tras hackear el sistema logró “hacer que el rifle dispare a un objetivo que no era el que fue determinado por el tirador”.

Según ella, “en el futuro, la tecnología continuará avanzando y si la gente continúa poniendo computadoras en rifles, entonces puede ser que nos encontremos en una situación en la que las armas hagan algo que no era nuestra intención inicial”.

Lo que queda por ahora es determinar en qué momento y en qué lugar aparecerán los robots asesinos, a menos que la campaña en su contra detenga su desarrollo.

Información de Radio Francia Internacional