Ayotzinapa, casa blanca, Chapo…
Félix Fuentes
La nación está atrapada en la algarabía y en los golpes bajos e intensos. Las noticias son Ayotzinapa, la fuga del Chapo, la casa blanca, la residencia de Malinalco, contratos con las empresas Higa y OHL, los homicidios de Narvarte…
El chismerío cotidiano harta, apabulla. No se habla de programas de inversión en el campo o en las pequeñas y medianas industrias para mejorar la producción e impedir que mucho de lo que comemos y vestimos venga del extranjero.
Otras “noticias” han sido el descarrilamiento del tren a Querétaro, el ferrocarrilito de Cuajimalpa a Toluca o los onerosos estudios del Aeropuerto Internacional, del cual no se sabe cuándo comenzarán los trabajos formales o si se repetirá la historia de Vicente Fox, de dejarlo colgado.
Los “ajustes” del gabinete presidencial fueron alharaca de unos días y algunos creyeron que con ello quedó estructurada la próxima sucesión presidencial. Los cambios reclamados no sucedieron.
Continúan a flor de labios las reformas, sin reconocer que la educativa y la energética reflejan fracasos. La primera padece el plantón eterno en el Monumento a la Revolución y las marchas de la CNTE y, la segunda, es ignorada por las poderosas petroleras yanquis.
Los discursos y discursillos siguen. Se insiste en bajos índices de criminalidad, pero las organizaciones civiles revelan altas cifras de secuestros, homicidios culposos y chantajes cometidos por los poderosos cárteles.
En el México de estos días, expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos destruyeron la “verdad histórica” de Murillo Karam y echaron en cara al sistema de seguridad nacional que en el basurero de Cocula ni fueron muertos ni incinerados los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Debieran avergonzarse, si son capaces de ello, los funcionarios de Gobernación, del Cisen y la PGR ante el deseo del presidente Enrique Peña Nieto, de ser el primero en saber lo sucedido en Iguala.
O sea, los “investigadores” de elevados sueldos y excelentes privilegios no han informado, ni ofrecido indicios al primer mandatario sobre lo sucedido a los normalistas, a casi un año de la desaparición forzada.
Hoy llegan expertos de organismos internacionales a decir a los inútiles policías de aquí cómo se hace una investigación.
Además, denuncia la CIDH que en los sucesos de Iguala hubo un quinto autobús, al parecer cargado de drogas, y de eso no informó nada la PGR ni tampoco ha dicho dónde está ese vehículo. ¿O también fue incinerado?
Y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, otro organismo bueno para nada, añadió a su expediente el peritaje de dicha comisión interamericana. Además clamó porque “la ciencia hable” en el asunto de los normalistas. Vaya descaro.
Así deambula la nación, de lado a lado, sin rumbo. Pero qué buenos son nuestros gobernantes y sus críticos para los chismes.
De una compra como la ya famosa casa blanca son escritas telenovelas interminables y la Secretaría de la Función Pública se limitó a cumplir con la orden superior. ¿O qué esperaban los críticos de Virgilio Andrade Martínez?
Bajo esa estridencia que aturde, mucha gente pregunta a los funcionarios: “¿se decidirán a trabajar y a hablar menos algún día?”
