“No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos.”
Proverbio holandés
Juan Pablo Aguirre Quezada
Ámsterdam es la capital económica del Reino de los Países Bajos, una ciudad de 813 mil habitantes que en conjunto con su área metropolitana tiene una población de 2.1 millones. Esta conurbación tiene una antigüedad de 850 años y es un fuerte polo de atracción turísticas, tanto por sus museos (Rijksmuseum, Van Gogh o la casa de Ana Frank), paisajes con molinos de viento, como por una serie de actividades como giros rojos, cervecerias o consumo de drogas que están toleradas y reguladas.
En ciertas regiones de los Países Bajos es posible consumir en cafeterías pequeñas dosis de drogas como la mariguana (hasta 5 gramos al día), con un pago de impuesto de 21% reflejado en el costo final al usuario, con precio desde 5 hasta 50 euros. Si bien es una situación tolerada, la política sobre drogas en Holanda prohíbe producir, poseer, vender, importar y exportar drogas. Pese a esta medida y debido al consumo el gobierno optó por reducir la demanda, distribución y posibles daños a la población, al permitir la venta en mínimas cantidades (hasta cinco gramos de cannabis por persona al día) en los denominados coffee shops. Entre las medidas que rigen a estos establecimientos destacan la prohibición de publicitar las drogas y que los menores de 18 años puedan ingresar a estos comercios, además de impedir su adquisición. Pese a la legalización del consumo de este tipo de drogas en los Países Bajos, esta nación tiene la menor tasa de muertes relacionadas con el enervante en toda Europa, con 2.4 decesos por cada millón de habitantes.
El impacto de esa decisión se refleja en los gastos de salud pública, la cual es financiada por el elevado impuesto, sin embargo, el gasto en salud corresponde a cerca de 13% del Producto Interno Bruto (PIB). Cabe destacar que en los Países Bajos únicamente 1.8% de la fuerza laboral se dedica a la agricultura (pese a ser uno de los principales exportadores de flores en toda Europa), y 81.2% se ocupa en los servicios. Los ingresos por impuestos aportan cerca de la mitad (47%) del PIB, que en su totalidad fue de 866.4 mil millones de dólares en 2014. En contraste con el elevado recurso destinado a la salud, el gasto militar fue de tan sólo 1.2% del PIB en 2013, cifra menor desde 2010 y que en los últimos tres años descendió de forma constante.
Otra actividad que es tolerada en ciertas regiones de Holanda es la prostitución. Ciudades como Ámsterdam cuentan con su barrio rojo donde las mujeres –en su mayor parte extranjeras- se dedican a esta ocupación. Cabe destacar que dichas trabajadoras pagan impuestos y reciben servicio médico mediante el Sistema Público de Salud. El origen de esta tradición se remonta a que Ámsterdam fue un puerto donde diferentes tipos de viajeros como hombres de negocios y marineros buscaban este tipo de servicios. La prostitución es legal en el Reino de los Países Bajos desde 1911 y es regulada por la Ley.
Algunas voces refieren que en Ámsterdam se puede hacer lo que uno quiera, en realidad no es así, ya que si bien existen ciertas actividades toleradas en determinados lugares, el marco legal establece bajo qué condiciones se pueden hacer. Ejemplo de ello es que la droga que se vende en los coffee shops es de la denominada blanda, es decir, no tiene componentes químicos o es intravenosa. Asimismo, el consumo de cervezas en la población es alto debido a que económicamente es más accesible que el agua. Cabe destacar que gran parte del territorio holandés se encuentra bajo el nivel del mar, por lo que el tratamiento del agua potable tiene un costo.
Un gran reto en el Reino de los Países Bajos es el relacionado al cambio climático; debido a su geografía constituida por tierras bajas protegidas del mar por diques, un eventual deshielo de los casquetes polares podría ser una grave amenaza de protección civil y fuertes pérdidas económicas. En ese sentido, el Gobierno de los Países bajos ha fomentado un esquema de movilidad urbana en que gran parte de la población transita en bicicletas, además de contar con una importante infraestructura de ferrocarriles. Asimismo es un líder continental en la puesta en marcha de vehículos eléctricos, entre ellos los novedosos taxis de corriente Tesla. Si bien la adaptación de tecnología implica costos, también pueden contribuir a la disminución de los gastos en los rubros de salud y medio ambiente, además de prevenir un alto riesgo a fin de prevenir inundaciones. Anteriormente los molinos hacían esa función, existían alrededor de 30 mil, hoy sólo quedan menos de mil. Por tanto, los holandeses están acostumbrados al uso de la tecnología en su lucha de adaptación a las tierras bajas.
Los Países Bajos poseen estas características especiales. A lo largo de su historia han gozado de un alto nivel de vida, buena cobertura educativa o población adelantada económicamente, lo que le da un lugar especial dentro de la Unión Europea.
*Profesor del ITESM (Tec de Monterrey)