MÉXICO EN EL MUNDO
Estado de guerra permanente
Gonzalo Sánchez de Tagle
Tras la restauración Meiji en el año de 1867, el imperio de Japón liberalizado y abierto al mundo por primera vez llevó a cabo una política imperial expansionista, que tuvo efectos directos e inmediatos sobre China, en la primera guerra sino-japonesa (1894-95) y la dominación de Corea.
Liberada de la influencia china, la península de Corea fue ocupada y declarada protectorado japonés mediante el tratado de Eulsa de 1905 y anexada en 1910, a través del Tratado de Anexión de Japón y Corea. Formalmente una colonia japonesa, los coreanos iniciaron movimientos de resistencia desde la República de China (1912-1949) y establecieron un Gobierno Provisional, pero no fue sino hasta el 15 de agosto de 1945, con la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, que Corea logró su independencia.
Como sucedió con la partición de Alemania (Federal y Democrática), una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas armadas de Estados Unidos y de la Unión Soviética se estacionaron en el sur y el norte de la península, respectivamente, tomando como línea divisoria el paralelo 38, con lo que se creó, de una unidad, una división.
El 25 de junio de 1950 Corea del Norte invadió la parte suriana de la península, dando inicio a una guerra fratricida, que de facto culminó con el cese al fuego en 1953 y el restablecimiento de las fronteras en el paralelo 38. Aun así, el armisticio firmado sigue vigente, por lo que el estatus jurídico sigue siendo de beligerancia, 63 años después. Es decir, el armisticio no ha sido sustituido por un acuerdo de paz, dejando la península coreana técnicamente en estado de guerra. Tras el armisticio, bajo el mando de las Naciones Unidas, se estableció una Zona Desmilitarizada en la frontera.
Corea del Sur ha logrado revertir en pocos años la condición de retraso que produjeron las sucesivas intervenciones y la guerra civil de 1950, sobre todo a través de inversión de gasto público en educación, ciencia y tecnología, lo que la ha llevado a posicionarse como la décimo tercera economía del mundo. Seúl es una ciudad moderna, con centros universitarios de altísimo nivel y se ha convertido en uno de los puntos económicos y financieros más relevantes del Pacífico.
Aun así, Corea del Sur sigue formalmente en guerra. De camino al norte, rumbo a la Zona Desmilitarizada (la frontera con Corea del Norte), el Río Han es bardeado por alambres de púas y existen puentes sin ningún otro objetivo que ser dinamitados ante la eventualidad de un ataque del norte.
El último evento tuvo lugar a principios del mes de agosto, cuando militares del norte colocaron minas antipersonales en la parte sur de la frontera, cuya explosión ocasionó que dos soldados quedaran gravemente heridos. Ese mismo día, Corea del Sur restableció la difusión de propaganda a través de la frontera, por medio de altavoces que critican las políticas de Pyongyang, estrategia suspendida desde 2004 como parte de los esfuerzos de reconciliación.
Parte fundamental de la política exterior de Corea del Sur, respaldada por Estados Unidos, se asienta en la reunificación de la península y en el programa nuclear de Corea del Norte, presumiblemente apoyado por China.
La división de las Coreas, como en su momento lo fue la de Alemania, es un resultado de estrategias políticas globales que trascienden y van más allá de los intereses de la propia península. China, Japón, Estados Unidos y Rusia, de manera expresa o velada, tienen interés en la preservación del statu quo; de lo contrario, no se entiende cómo un régimen como el de Kim Jong-Un subsiste en el siglo XXI.
Willy Brandt dijo ante la reunificación alemana: “lo que siempre ha sido lo mismo, ahora se reencuentra”. Nos tocará escuchar lo mismo sobre las Coreas. La interrogante es cuándo.
@gstagle
Coordinador general del Centro de
Estudios Internacionales Gilberto
Bosques del Senado de la República.


