Carmen Galindo
Aunque fue una promesa de la campaña presidencial, causó sorpresa, por decir lo menos, que en medio de los recortes presupuestales, se anunciará en el mensaje del Tercer Informe, que se propondrá una iniciativa de ley para la creación de la Secretaría de Cultura.
Antecedentes, con todo y fechas
Justo Sierra (Méndez) es el último Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del Pofiriato. Antes, ya había sido Subsecretario de Justicia e Instrucción Pública y en 1905 dirige la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes. Es, sin embargo, Vasconcelos, el primer titular de la Secretaría de Educación Pública emanada de la Revolución Mexicana y con carácter federal. Inicia sus actividades el 12 de octubre de 1921 durante el régimen de Álvaro Obregón. La promoción del muralismo mexicano, las misiones culturales y la colección de clásicos son, hasta la fecha, sus cartas de presentación. Aunque contaba ya esta Secretaría con un Departamento de Bellas Artes fue hasta 1946 cuando surge el Instituto Nacional de Bellas Artes, el INBA; precedido en 1939 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el INAH. Estos dos organismos, asegura Rafael Tovar y de Teresa permanecerán con la nueva secretaría.
Como ya se había vivido la Reforma, la educación nacional, laica y gratuita había sido postulada por Justo Sierra. La actual reforma educativa con el fortalecimiento de las escuelas en manos de la Iglesia, en nivel superior baste mencionar la Universidad Anáhuac (de los Legionarios de Cristo), la Universidad Panamericana (del Opus Dei) o la Universidad Iberoamericana (de los jesuitas).
Nacimiento del Conaculta
Fue el 7 de diciembre de 1988, durante el régimen de Carlos Salinas, cuando a propuesta de Octavio Paz se desapareció la Subsecretaría de Cultura, para dar paso al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Se presentó como un proyecto modernizador, “a semejanza de las fundaciones americanas” y su primer titular fue Víctor Flores Olea, mismo que sería removido de ese cargo a petición del propio Octavio Paz.
Mecenazgo empresarial
Tal vez valga la pena explorar de qué se trata. Las “fundaciones” podrían definirse como sociedades u organismos cuyos integrantes se dedican a hacer obras sociales, culturales o humanitarias sin finalidad lucrativa. Se considera sinónimo de patronato, que equivale a junta que dirige o vigila los asuntos de un organismo social o cultural para que cumpla sus fines. Se acerca peligrosamente a palabras afines como patrón, patronal e incluso patronazgo, que a su vez recuerda a un viejo conocido el mecenazgo: protección o ayuda económica que ejerce una institución o persona a una actividad artística o intelectual. A estas alturas, cualquiera se pregunta ¿modernizador, el mecenazgo que caracterizó al Renacimiento? Y sobre todo, ¿por qué revivirlo en 1988?
Hay que recordar que en ese momento se trataba de “adelgazar al Estado”, de quitarle, en medio de la crisis, gastos. ¿Se pensó que la inversión en cultura podría pasarse a los empresarios? De ninguna manera, la iniciativa privada iba a invertir en cultura, pero lo que “donara” sin fines de lucro, se deduciría de los impuestos. En otras palabras, los empresarios controlarían a dónde iban a parar sus impuestos y pronto nos mostrarían que la cultura es el gran negocio, desde la especulación con arte hasta la administración de museos.
Detrás de este planteamiento estaba el modelo actual, como los empresarios, reitero en medio de la crisis, no encuentran campos de inversión, hay que hacerlos socios de Teléfonos de México, de la industria eléctrica, de Pemex y, por supuesto, de la salud y del arte. Por eso estorbaba la Subsecretaría de Cultura dependiente de la Secretaría de Educación Pública y debía nacer Conaculta para que los patronatos pudieran dirigir los museos y otras actividades culturales, siempre a medias con el gobierno. A pesar de esto, Paz y su grupo argumentaban se buscaba independizar al artista del gobierno, acabar con la subordinación (¿cuál?) que había caracterizado al muralismo mexicano, a la escuela mexicana de pintura y al nacionalismo en su conjunto. Se proponía, pues, independizarse del Estado para depender de la iniciativa privada.
Conaculta nació y ahora murió en la indefinición jurídica, porque muchos se preguntaban si era un organismo paralelo del INBA o del INAH, sin advertir que era la Subsecretaría de Cultura disfrazada de “moderna fundación” y, por lo tanto, estas instituciones dependían de ella. Esta indefinición lleva a Tovar y de Teresa a proponer que una de las acciones de la nueva Secretaría será suprimir las duplicidades. Me temo que surgirá la Secretaría de Cultura, pero como en Pemex, se seguirá el modelo mixto, parte para el Estado, parte para la iniciativa privada.
Ya quedó establecido que el Presidente del Conaculta diseñará la nueva Secretaría para la iniciativa que la administración de Peña Nieto presentará al Congreso. Por cierto en la inauguración de la exposición del Grupo Milenio en el Museo del Carmen, que dirige Alfredo Marín, Mancera comentó que a causa de las lluvias iba a cambiar su título de Jefe de Gobierno por el de Capitán de Puerto y aprovechó que estaba en uso de la palabra para llamar a Rafael Tovar y de Teresa preSecretario. Nadie comentó, pero tal vez algunos estaban pensando en eso, que el supuesto o real enfrentamiento entre Emilio Chuayffet y Tovar y de Teresa se había resuelto a favor de este último, por más que el knock out provino de la Coordinadora.